Nuestro paseo de hoy lo haremos por la región de Transilvania que tantas leyendas nos la recuerda. Está rodeada por los Cárpatos, montañas que se formaron en la era terciaria, período neozoico y allí tenemos la mayor zona volcánica de toda Europa.
Transilvania = Terra Ultrasilvana o La tierra detrás de los bosques, es la zona donde se inicia la historia del Estado de los Dacios que instauró el rey Burebista; pasa por ser el período más próspero y exitoso en tiempos de los geto-dacios que alcanzaron un alto grado organizativo y expandieron sus territorios; posteriormente darían lugar al moderno estado rumano; su clima es suave, aunque la altitud rápidamente modifica la sensación térmica y en invierno el paisaje nevado es algo consustancial.
Con el paso del tiempo la región atraería a húngaros, alemanes, szeklers [un pueblo de origen magiar que llegó al norte de Transilvania con Ladisla I, su función era la de guardar las fronteras; según la leyenda de Drácula “Eran unos individuos conquistadores y altivos que contuvieron a ávaros, lombardos o turcos: nunca lograron sus propósito de reducirlos], sajones, armenios, judíos… y, evidentemente, todos dejaron su huella e imprimieron carácter. Hoy su forma de vida y su arquitectura es visible en la zona cuyos edificios ofrecen esa mezcolanza de orígenes culturales y civilizaciones en esta zona del centro del país. Allí abundan los bosques de coníferas; los suelos son ricos para la agricultura y hay recursos salinos y gasísticos; está considerada la cuna de la lengua rumana (sobre todo en la parte oriental) que quedó latinizada gracias a la influencia occidental y, entre otros, al hispano Trajano. Transilvania, en fin, es una tierra de compleja historia que, en determinados momentos, nos puede parecer salvaje y misteriosa.
Una de las muchas cosas que sorprenden al viajero son sus magníficos edificios, especialmente los de origen alemán [los soberanos húngaros fomentaron la colonización con pueblos germanos en el XII-XIII; los sajones dejaron grandes muestras de su arquitectura, son famosas sus iglesias fortificadas –Kirchenbürgen- varias de ellas son Patrimonio de la Humanidad]. Es cierto que durante el período comunista muchos ciudadanos rumanos de origen alemán se vieron impelidos a abandonar el país, sobre todo tras el acuerdo firmado en 1970, su pasado pesa en la historia de estas tierras donde dejaron un legado de orden, independencia y laboriosidad difícil de superar.
El centro cultural y económico de la región se localiza en Cluj Napoca y su casco histórico es uno de esos lugares con encanto que cuesta trabajo olvidar. Como la ciudad logró evitar la sistematización comunista, consiguió modernizarse sin perder su patrimonio que la hacen única, especialmente la rica arquitectura húngara o la de la época de los Habsburgo. Para el visitante, teniendo en cuenta su relativa importancia, lo más interesante prácticamente lo encuentra en la tranquila zona céntrica que invita a la contemplación. Entre esos monumentos o vestigios de gloriosas épocas cabe destacar el legado de Matías Corvino [fue uno de los grandes soberanos húngaros, pero nació en Cluj en 1443], varios museos y coquetos parques hacen de la ciudad una verdadera joya que es posible disfrutarla simplemente y dejándose llevar.
Uno de los edificios más interesantes es la Iglesia de San Miguel de estilo gótico, se levantó “a escote” por sus ciudadanos que dedicaron trece décadas para pagarla y fue finalizada hacia la primera mitad del XIV. Impresionante su coro con sus tres capillas, la torre más alta muestra un estilo neogótico y fue añadida en el XIX; un claro ejemplo del denominado arte gótico transilvano donde predominan unos acabados sumamente armoniosos.
La Iglesia fortificada de VISCRI, a unos 45 kilómetros de Sighisoara –otra población que uno no debe dejar de visitar si anda por la región- es un rincón sajón que no deja de auto regenerarse y sorprende al visitante, muchos de los edificios puestos al día acogen ahora a viajeros de todo el orbe y la magnífica iglesia-fortaleza (levantada en el 1100 es Patrimonio de la Humanidad desde 1999) contempla la ciudad y es una de las más antiguas de cuantas existen en Transilvania.
Otra zona que se está revitalizando es la de Valea Zalanului (Condado de Cosvana) a partir de 2008 cuando el príncipe Carlos de Inglaterra adquirió aquí una propiedad tras quedar cautivado por Transilvania durante su visita de 1998.
Los sellos que hoy nos han llevado a esta zona se emitieron el 15 de marzo de 2013, fueron cuatro faciales de 3.30-3.60-4.30-5 Lei mostrando algunos de los rincones citados más arriba. Fueron realizados por Mihai Vamasescu y se editaron en varios formatos: hojita bloque con los cuatro efectos, minipliegos de 8+1 viñeta central y pliegos de 32 sellos. Aunque pueda parecer excesivo en realidad apenas son algo más de 50.000 ejemplares (sólo 400 hojitas bloque eso sí). En fin, bella serie y bella región. ¡Que la disfruten!
JUAN FRANCO CRESPO
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