BICENTENARIO DEL FALLECIMIENTO DE HAYDN

FRANZ JOSEPH HAYDN KOLLER

(31 de marzo de 1732 en Rohrau an der Leitha-Baja Austria, muy cerca de la frontera húngara, Viena 31 de mayo de 1809); aparece en el facial de 0,85€ del correo Vaticano y en un valor de 300 florines del correo húngaro; su padre, Matías, era carretero y se casó en dos ocasiones, había aprendido a tocar el arpa de manera autodidacta tras finalizar su trabajo, su mujer, Ana María, solía acompañarlo con su voz; el recuerdo de aquellas melodías en el hogar familiar acompañó a Haydn hasta el final de sus días, se le conoce como el “Padre de la Sinfonía”, “Padre del cuarteto de cuerda” o “Padre de la Escuela Clásica de Viena”.Su talento musical despertó a temprana edad, a los seis años se marchó a casa de su primo Matthias Franck, maestro de escuela y cantor de la iglesia en Hainburg (1738). Iniciaba la independencia del hogar de uno de los más grandes compositores de todos los tiempos, ese hecho influyó en su espíritu, tacto y diplomacia toda su vida. Recibió instrucción en lectura, escritura y catecismo junto al canto y diferentes instrumentos de cuerda y viento durante tres años que marcan su futuro. Haydn no dejó de repetir: “Siempre estaré en deuda con aquel hombre, incluso después de muerto, por haberme ofrecido tantas cosas, aunque en el proceso recibiera más palizas que comida”.

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Con ocho años se integra en el coro de la Catedral de San Esteban (la iglesia más importante de la capital austriaca), durante los primeros cinco años fue muy solicitado como solista, el cambio de voz llegó y su puesto lo ocuparía su hermano Miguel, en noviembre de 1749 (contaba 17 años) fue expulsado, solo y sin techo, el frío invierno estaba al acecho, una casualidad le permitirá compartir una buhardilla con un joven matrimonio hasta que se hizo con una exclusiva para él. Su tiempo libre lo empleó como autodidacta y en buscarse la vida, en esa época conoce a Nicola Porpora al que logró convencer para acompañar a sus alumnos.

Sus composiciones comienzan a aparecer en 1756 Missa Brevis en Fa mayor, Regina en Mi mayor, etc., y su vida va cambiando, sobre todo tras el triunfo de sus primeros cuartetos de cuerda. Su primer intento de ópera tuvo mucho éxito: Der Krumme Teufel (El diablo cojuelo). En 1759 consigue su primer empleo como director musical del conde Morzin que disponía de una pequeña orquesta de dieciséis músicos para la que escribió su primera sinfonía conocida como la número 1 de su repertorio; etapa de relativa tranquilidad, de nuevo le sorprende la desgracia, apenas doce meses con empleo fijo, la orquesta tuvo que ser disuelta ante la falta de fondos: la música siempre ha tenido problemas para poder subsistir. En esa etapa compuso numerosas sonatas para teclado, con acompañamiento, cuartetos, sinfonías, obras para la escena o sacras.

En la década siguiente (1760-1770) dos grandes hechos marcan poderosamente su vida: eligió la mujer equivocada para su matrimonio con Maria Anna Keller en 1770; vivió la experiencia como una maldición, aunque no se divorció porque era un ferviente católico; como a tantas féminas, le encantaba “gastar” lo que su marido lograba ganar, llegando a una situación de déficit que le generaría al maestro no pocos problemas [ella murió en Viena en el verano de 1800]; el otro  acontecimiento fue la aparición del príncipe Paul Anton Esterházy (1711-1762), una de las familias más ricas e influyentes de Europa Oriental le contrató como Vice Kapellmeister en Eisestadt.

En 1761 se convirtió en compositor a tiempo completo de la familia Esterházy, período en el que compuso algunos de sus más importantes trabajos, entre ellos, Las últimas siete palabras de Cristo. Ostenta la dirección única, ejecución e interpretación de la orquesta principesca; el contrato de aquel acuerdo muestra la alta valía y la consideración que ya tenía Haydn, la gran personalidad y el patronazgo del príncipe al que le sucedería su hermano Nicolás “el Magnífico” (1714-1790) al que sirvió durante 28 años, cada semana presentaba dos óperas y dos conciertos, al margen de obras especiales para los visitantes destacados; incluso había conciertos diarios de música de cámara en los que el mismo príncipe tocaba la viola de bordón y al que le dedicó más de 170 piezas.

Entre 1770-1779 se produce la gran ruptura estilística del genial compositor; en esta década acontece el gran incendio (1779) que destruye la gran sala de baile y el teatro de la ópera, con el devastador fuego se fueron numerosas partituras, de la mayoría de sus obras no quedó nada y de otras sólo fragmentos, se salvaron aquellas que el maestro tenía en su domicilio. Los primeros años de esta etapa fueron fecundos en la producción de música instrumental y escribió más óperas que en el resto de su vida, sobrevivieron cinco piezas y una de marionetas. La última para el príncipe Nicolás, Armida la realizaría entre 1783-84; un año antes había acabado su Missa Cellensis la única de grandes perspectivas entre la música sacra del período.

Al morir su patrón [el príncipe Nicolás a los 76 años], el heredero no estaba interesado por el mundo de la música y llega la libertad al maestro con una buena recompensa de por vida: un salario mensual de 400 gulden y una pensión anual adicional de 1000 gulden, lo mejor de todo, sin obligaciones y con licencia para poder aceptar o realizar cualquier encargo. Rápidamente abandonó el palacio de la familia Esterházy, la ocasión no fue desperdiciada por el agente Johann Peter Solomon que va a buscarle y se lo lleva a Londres, donde realizó una serie de conciertos que le encumbraron en las islas británicas donde compuso algunas de sus más sobresalientes obras, entre otras las Sinfonías Salomón o Sinfonías de Londres, Sinfonías Militares [Sorpresa (94), Militar (100), El reloj (101), El redoble del tambor (103) o Londres (104)], Cuarteto Reiter o el célebre Rondo gitano para trío con piano.

En la década siguiente (1780-1790) logra la realización de sus sueños, entre ellos, a los 49 años, se enamora perdidamente de Luigia Polzelli, esposa de un anciano violinista y a la que escribiría una encendida carta desde Londres el 4 de agosto de 1791. En 1795 regresaba a Viena en donde continúa produciendo música hasta 1802, sobresalen los oratorios “La Creación” [Der Schopfung] y “Las Estaciones”, seis “Misas” y nueve “Cuartetos de cuerda”; de esta época es también el “Himno al Emperador” (1797) que se convirtió en el himno de Alemania, originalmente era de tres estrofas; actualmente sólo se canta la tercera. El Parlamento alemán decidió suprimir las otras en 1991 por su “exacerbado nacionalismo”, la censura que no cesa, incluso con obras de grandes maestros. Haydn se basó en un texto del poeta Haschka y, en cierta medida, era una réplica al célebre “God save the King”, el célebre y celebrado himno británico. En 1809 fallecía el genial compositor, tenía 77 años, la capital austriaca era atacada por las tropas napoleónicas.

Haydn tenía un alto sentido del humor y en su sinfonía nº 94 (La sorpresa), decidió sorprender a los que acudían a sus conciertos sin excesivo interés, en el segundo movimiento, cuando se da el momento de intensidad piano él incorporó un inesperado fortísimo que despierta a los oyentes dormidos; no será la única pieza en la que su genialidad y su humor se combinan para crear una obra maestra.

A él se le debe el definitivo formato de la sonata, la sinfonía y el cuarteto de cuerda que estuvieron vigentes prácticamente hasta bien entrado el siglo XX. Está considerado, junto con Mozart, el máximo compositor del período clasicista de la música clásica. En el año del bicentenario su país se volcó en homenajes, justo 200 años después de su estreno mundial se interpretaba “La Creación” con los instrumentos originales y también sonó en la Bergkirche (Iglesia de la Montaña), en total Austria le dedicó más de 1500 conciertos al denominado Año Haydn con motivo de los dos siglos de su muerte.

El sello del correo vaticano dedicado al músico austriaco es de 0,85€, la impresión corrió a cargo de la BDT International (Irlanda), se realizó una tirada de 200.000 series completas en minipliegos de diez ejemplares. Como complemento se lanzó -por primera vez- un CD con fragmentos de lo más destacado de cada compositor. Se comercializó -con los tres sellos- al precio de 9,90€, comenzaron a circular el 24 de octubre de 2009, conmemoran el 250 aniversario de Haendel (1685-1759), bicentenario del fallecimiento de Haydn (1732-1809) y el nacimiento de Bartholdy (1809-1847).

El sello que le dedicó el correo húngaro juega con tres colores -rojo, blanco y negro- a modo de teclado de piano que va emitiendo notas, aparece el nombre del compositor y, sobre él, año de nacimiento y muerte. Diseñado por Orsolya Kármán, se imprimió en offset por Állami Nyonda en hojas de 50 sellos, facial de 300 florines húngaros, tuvo una tirada de 300.000 efectos que comenzaron a circular el 2 de abril de 2009. Como peculiaridad de la emisión, los sellos se imprimieron en formato “tete-beche” o sea: impresos formando parejas invertidas.

http://www.vaticanstate.va/
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JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es

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