Las raíces culturales y lingüísticas del pueblo bielorruso tendremos que buscarlas en los días precristianos cuando comenzó a desarrollarse. Los pueblos eslavos que fueron llegando al territorio adoptaron, no destruyeron, la cultura preexistente. La parte escrita aparece con los primeros cristianos que se asentaron en las publicaciones de los conventos y monasterios de la época. Algunos de los máximos exponentes de ese legado fueron Euphrosyne de Plotsk, Kiril de Turov o Chrysostom. Formalmente, el gran florecimiento se da bajo la influencia del gran principado de Lituania (siglo XIII); el bielorruso se convierte en la lengua del estado y se sanciona en el estatuto político del territorio promulgado en 1566.
Fueron numerosos los personajes de Europa Central y Occidental que diseminaron por la región las corrientes del Renacimiento y la Reforma, uno de ellos fue Frantisek Skaryna que entre 1517-1519 imprimió en Praga una veintena de textos bíblicos en bielorruso. Otro de los grandes nombres fue Nikolai Gusovsky que escribió su celebrada “Canción sobre el bisonte” (The song about the bison) que, salvando todas las distancias, aún es posible localizarlo en las profundidades de los bosques polacos en plena libertad. Ese texto fue impreso en Cracovia en 1523 o el de Simon Budyn que escribió en bielorruso, polaco y latín.
Políticamente el territorio sufrió diferentes repartos realizados en 1772, 1793 y 1795, desde entonces la potencia dominante fue el imperio ruso y sus huellas marcaron a fuego su cultura, aunque es un país independiente, tras la gran desintegración de la URSS, es uno de los más pobres de todo el continente. La cultura sin embargo nos legó nombres de la talla de Adam Mitskevich, Stanislav Manyushka, Mikhail Aginsky, Ignaty Dameil, Josef Gashkvich, Ivan Chersky; más reciente serían las obras de Yanka Kupala, Yakub Kolas, Maxim Bogdamovich, Vincent Dunin-Marcinkevich, Zmitrok Byadylya, Kuzma Cherny o el recién filatelizado Ivan Naumenko.
El medio que sirvió para el nacimiento literario bielorruso fue el diario Nasha Niva (Nuestra Tierra), aunque el período de dominación soviética fue una etapa duramente reprimida y los escritores, algunos de los ya citados, tuvieron que replegarse a la dura realidad del momento histórico que les tocó vivir.
Naumenko fue honrado poco antes de morir [en su 80 aniversario] por las máximas autoridades del país, fue académico (Academia Nacional de Ciencias) y uno de los escritores y prosistas más conocido fuera del estricto marco geográfico del idioma bielorruso. Diferentes generaciones de lectores cultivan y miman su legado literario, sobre todo su Pine by the Road, uno de los muchos títulos post-bélicos.
El sello de 800 Rublos apareció en Minsk el 16 de febrero de 2010, nos muestra al escritor, el más popular de la joven república de Bielorrusia, quizás porque cultivó con pasión la historia de la región. Se emitió en hojitas de 5+1 viñeta donde podemos tener varias fotografías, textos y autógrafo junto a los años 1925-2006
El diseño del sello, sobre y matasellos fue obra de Halina Yermalovich, se imprimió en offset y la tirada fue de 10.000 hojitas (50.000 sellos) que homenajean al escritor más popular de Bielorrusia tras conseguir la independencia a finales del XX. Hubo el correspondiente sobre de primer día que va ilustrado con un matasellos donde aparece un libro abierto, un clavel y el 85 que corresponde al aniversario de su nacimiento.
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JUAN FRANCO CRESPO
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