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Cosmos
PLANETAS
Satélites y otros cuerpos planetarios - 3ª parte
Los satélites (continuación)
El satélite terrestre: la Luna (continuación)
Las mareas
as mareas son el movimiento periódico y alternativo de ascenso y descenso de las aguas marinas, debidas a las atracciones combinadas de la Luna y el Sol, aunque es la Luna la que produce los efectos más considerables debido a su proximidad a la Tierra. Estos efectos no son regulares, debido al continuo cambio de posición de la Luna con respecto a la Tierra, así como sus desplazamientos relativos con relación al Sol.
La intensidad de las mareas también varían mucho debido a otros parámetros: declinación de los astros y su distancia a la Tierra, extensión de los mares y océanos, configuración de las costas, etc. Por ese motivo, en zonas como el sudeste asiático se registran dos mareas; dos en las costas de China y una en Tonkín.
En cuanto a su elevación, en Francia, por ejemplo, puede llegar a los 12 metros, mientras que no alcanza los 5,6 metros en Cherburgo. Las mareas con mayor amplitud pueden ser observadas en la bahía de Fundy, en América del Norte, así como en algunas ensenadas de Tierra del Fuego, donde pueden alcanzar los 20 metros.
La Bahía de Fundy es una
de las zonas donde las mareas alcanzan mayor amplitud
Las mareas desplazan con su movimiento una considerable energía, por ello han sido objeto de estudio para su aprovechamiento como fuente energética. Véase el artículo: Centrales maremotrices, en la sección Energías.
Asteroides y cometas
Los asteroides son pequeños cuerpos planetarios, que se cuentan por cientos de miles, y que se encuentran en una zona situada entre Marte y Júpiter. Los más grandes son: Ceres, de 800 Km. de diámetro; Palas, de 600 Km.; Vesta, de 550 Km.; y Juno, de 250 Km.
Imagen del cometa Halley, obtenida por la Sonda Giotto en 1986
Los cometas, del latín stella cometa (estrella con cabellera) son cuerpos celestes constituidos por un núcleo central rodeado de una aureola o cabellera, de la que parte una extensa cola en dirección opuesta al Sol. Estos cuerpos describen en torno al Sol órbitas muy prolongadas, parábolas o elipses muy excéntricas.
Hasta que el astrónomo danés Tycho Brahe confirmó en 1577 que los cometas eran cuerpos celestes, se consideraba su aparición como fenómenos ópticos. En realidad, los cometas siguen las mimas leyes físicas que los planetas, como demostró Isaac Newton en el siglo XVII.
El astrónomo británico Edmund Halley predijo con éxito que un cometa observado en 1682, y que identificó como el mismo cometa visto con anterioridad en 1531 y 1607, aparecería de nuevo en 1759. Existen registros que se remontan al año 240 y 466 a.C. sobre la observación de objetos celestes brillantes, que se identifican ahora con la aparición del cometa Halley.
El cometa Halley visita la Tierra de forma periódica cada 76 años, el cual se ha podido conocer en mayor profundidad gracias a las imágenes obtenidas en 1986 por la sonda espacial Giotto de la Agencia Espacial Europea, y las sondas Vega 1 y 2 de la antigua Unión Soviética; dos astronaves japonesas también pudieron observarlo, aunque a mucha distancia.
En 1949, el astrónomo estadounidense Fred L. Whipple describió el núcleo de los cometas como una "bola de nieve sucia" (de hielo y polvo). Se sabe que está formado por hielo de metano y amoníaco, hierro acuoso y polvo estelar, rodeado de una atmósfera nebulosa llamada coma o cabellera. El núcleo tiene un tamaño de unos 4x15 Km. aproximadamente.