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Cosmos
PLANETAS
Mercurio
ercurio es el primer planeta en orden de proximidad al Sol, del cual dista una media de 57,9 millones de Km. Su cercanía le imprimen temperaturas en la parte iluminada, que oscilan entre -190 º C. (nocturna) y 420º C. (diurna) durante el periodo de máximo acercamiento al Sol.
De todos los planetas del Sistema Solar es el más pequeño: sólo 4.880 Km. de diámetro ecuatorial; equivale a un volumen de 0,06 del de la Tierra. Su densidad es 5,43 g/c3. Estos valores son muy similares a los terrestres. La fuerza de gravedad es de aproximadamente la tercera parte de la de la Tierra. No posee satélites.
Mercurio, el planeta más cercano al Sol
Resulta difícil observar Mercurio por su proximidad al Sol (sólo hay 28º de separación angular en el caso más favorable), además de reflejar muy mal la luz solar debido a su abrupta superficie. Por ello, la única posibilidad de observación aceptable es tras la puesta o poco antes de salida del Sol, y en posiciones siempre muy cercanas al horizonte. Una característica de Mercurio es el llamado tránsito, consistente en que, visto desde la Tierra, el planeta pasa por delante del disco solar con una periodicidad de 3, 7, 10 y 13 años, repitiéndose la secuencia cada 46 años.
La superficie de Mercurio es muy similar al de la Luna, presentando numerosos impactos por meteoritos, y cráteres que alcanzan los 100 Km. de diámetro; igualmente, presenta grandes cuencas, valles, montañas, cordilleras y acantilados.La mayoría de datos e imágenes de Mercurio han sido obtenidas por la sonda Mariner X entre noviembre de 1973 y marzo de 1975, después de pasar tres veces cerca del planeta. Con los datos obtenidos se ha podido constatar que Mercurio tiene una atmósfera tenue compuesta básicamente de helio. Su estructura presenta un núcleo de metal ferroso, cuyo tamaño (1.800 Km. de radio) supone el 80% de la masa total del planeta, y que se encuentra recubierto por un manto rocoso de unos 600 Km. de espesor. Asimismo, se ha evidenciado un campo magnético a su alrededor de apenas 1% la del campo terrestre, coincidente en orientación con la del eje de rotación.
Un dato no aportado por la sonda Mariner 10 en su momento, fue detectado en 1991 por medio de potentes radiotelescopios, y consistió en revelación de la existencia de grandes extensiones de hielo en las regiones polares.