Conservación
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Historia de la conservación - 1ª parte
urante la mayor parte de su historia, la especie humana ha vivido de la caza y la recolección de alimentos silvestres. Los escasos pueblos que todavía hoy tienen una asociación total con la naturaleza sin apenas influencias externas, demuestran que la relación cazador-presa es absolutamente benigna. Es evidente que las personas adquieren y pasan por tradición una cantidad notable de conocimientos acerca de las plantas y animales de quienes dependen.
Muchos avances en medicina moderna, por ejemplo, han venido de la observación de una gran variedad de culturas tribales en los usos terapéuticos de muchas plantas salvajes. De cualquier forma, es sabido que en los tiempos prehistóricos los humanos modificaron su ambiente natural. Muchas áreas de prado por todas partes del mundo, han surgido a causa del fuego que se utilizaba en la ayuda a la caza, o simplemente para adaptar la vegetación a sus necesidades.
La presión sobre el ambiente natural de las civilizaciones urbanas
En los primeros tiempos la caza y recolección silvestre contribuyeron al exterminio de algunas especies vegetales y animales, aunque éstas parecen haber sido más una excepción que una práctica habitual. En general, en su época más temprana, la humanidad vivió en un equilibrio estable con el ambiente natural, por ninguna otra razón más que la propia necesidad; si hubieran causado daños serios no habrían podido sobrevivir.
A lo largo de su evolución, y salvo
excepciones, el hombre ha vivido en
equilibrio con la naturaleza.
La agricultura se ha practicado solo durante los últimos 10.000 - 12.000 años, y la civilización urbana desde los últimos 6.000. Con la vida urbana llegó la presión sobre el ambiente natural y las tierras agrícolas. En zonas asiáticas con agricultura occidental existen evidencias muy extendidas de erosión de la tierra en tiempos antiguos. A la destrucción de la vegetación y el manto cobertor, siguieron los desiertos tras el levantamiento de las primeras civilizaciones en muchas áreas del Medio Este y África del Norte.
La práctica de la conservación en las antiguas civilizaciones
Realmente, la práctica de la conservación se desarrolló en las civilizaciones más tempranas. La religión ha tenido parte de protagonismo. Tabúes religiosos permitieron que determinadas especies animales y vegetales fueran protegidas. Asimismo, las sanciones religiosas previnieron la destrucción de muchos bosques y montañas sagradas. La Biblia está llena de referencias al uso de la tierra, y formas de gobierno de los recursos que tenían funciones de conservación.
El muérdago es un ejemplo de cómo la religión contribuyó a la preservación vegetal. Esta especie era especialmente venerada por los druidas galos.
El uso de fertilizante orgánico para mantener la fertilidad de la tierra, se halla entre la práctica de muchos pueblos primitivos, y ha tenido una larga historia en la agricultura occidental. Civilizaciones tales como los Inca o los Phoenicians desarrollaron sofisticadas técnicas de sostenimiento de tierras en laderas, y de prevención de la erosión, haciendo más eficaz el uso del agua para riego. Las primeras civilizaciones también mostraron evidencias de creación de reservas o parques para proteger la fauna o áreas naturales.
La acumulación de la experiencia humana llevó a un incremento legítimo en la práctica de los usos de la tierra. Evidencias que se hallan recogidos en escritos de la agricultura romana y, más tarde, sobre las técnicas de riego de campos y jardines desarrollados durante la cultura musulmana.