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Antártida
EXPLORACIÓN - HISTORIA
Historia política y reivindicaciones - 1ª parte
os primeros descubrimientos en la Antártida llevaron a controversias, no solo por demandas territoriales, sino también por la nomenclatura geográfica. El forcejeo por la influencia nacional era especialmente tirante en la estrecha tierra peninsular del Mar de Scotia, que llegó a ser, como se sabe, Tierra de O´higgins para los chilenos y Tierra San Martín para los argentinos, ambos nombres referidos a héroes nacionales de esos países que participaron en la consecución de la independencia de España; los ingleses lo reconocen como Tierra de Graham, nombre de un almirante de esa nacionalidad; y los americanos como Península de Pálmer, referido al marino explorador y cazador de focas Nathaniel Palmer. Por un acuerdo internacional su nomenclatura ha quedado como: Península Antártica para toda la región, Tierra de Graham su mitad norte, y Tierra de Pálmer su mitad sur.
Durante la primera mitad del siglo XX se desarrolló el periodo colonial en la historia del continente. Muchas naciones incluida Estados Unidos, Unión Soviética, Japón, Suecia, Bélgica y Alemania, llevaron a cabo exploraciones antárticas sin efectuar demandas territoriales formales, aunque tales demandas hubiesen sido anunciadas por algunos de sus expediciones de exploración. El Gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, nunca asumió las demandas realizadas en 1929 por la expedición de Richard Byrd sobre la Tierra de Marie Byrd, ni tampoco lo hizo sobre la que expuso Lincoln Ellsworth en base a los desembarcos aéreos el 23 de noviembre de 1935 en Tierra Ellsworth (área exigida ahora por Chile), y el 11 de enero de 1939 en la región montañosa al oriente de Amery (zona ahora exigida por Australia). Algunas demandas formales se remontan a 1908, como la efectuada por Gran Bretaña sobre la Península Antártica y el Mar de Weddell; otras que le siguieron fueron Nueva Zelanda en 1923 con respecto a lo que es ahora la Dependencia de Ross; Australia en 1933 sobre la región sur de Australia explorada por Mawson; Francia ya lo había hecho en 1924 sobre la Tierra Adelia; Noruega formalizó su demanda en 1939. Cada una de estas naciones reconocieron las demandas de los otros.
La expedición antártica alemana de 1939 fotografió un extenso segmento de las tierras de Princesa Astrid y Princesa Martha, cerca de la costa occidental de Reina Maud, dejando caer svásticas de metal sobre la región siendo después reclamada por el Gobierno de Hitler (esta zona es ahora exigida por Noruega).
Otras demandas fueron transferidas, tales como la realizada en 1841 por James Ross, quien después de descubrir y nombrar como costa de Ross a la región de mar de Reina Victoria, lo exigió para la corona británica; el área fue más tarde transferida siendo ahora reclamada por Nueva Zelanda.
En realidad, pocas acciones combativas han nublado la historia política de la Antártida. En la Segunda Guerra Mundial únicamente los mares cercanos al continente fueron utilizados por los Nazis invasores del tráfico comercial. La amenaza de aumento de la actividad incitó a buques de guerra británicos a guardar la península Antártica norte bajo vigilancia.
La isla volcánica de Decepción fue protagonista de algunas escaramuzas
militares
En una visita a Isla Decepción en enero de 1943, se detectó que otras visitas de nacionales argentinos habían recalado allí el año anterior, y habían dejado un cartel de latón con un aviso de demanda de la región peninsular. Los británicos borraron las señales argentinas e izaron la Unión Jack anunciándose a su vez como propiedad de la corona, a continuación devolvieron el cartel al Gobierno de Argentina. La reacción fue rápida; en Londres creció el convencimiento de que un Gobierno pro Alemán-argentino podría controlar ambos lados del Paso de Drake, zona de vital importancia que une por mar los océanos Atlántico y Pacífico; Gran Bretaña proyectó entonces una operación militar para establecer una base en Isla Decepción. Cuando los británicos regresaron a la isla en febrero de 1944 hallaron sus señales eliminadas y una bandera Argentina en su lugar. Se apoyó el establecimiento de las demandas británicas sobre la región, las cuales fueron reemplazadas por su propia base y su bandera.
Otros países construyeron igualmente sus propias estaciones, y con la conclusión de la Guerra el Reino Unido decidió mantener una presencia continuada en la Antártida. Argentina y Chile por su parte estimularon el aumento de actividades propias en la zona, en apoyo de sus demandas sobre la Península Antártica como resultado de la ocupación británica. Chile ya había expresado una demanda en 1940, y los argentinos habían mantenido una estación meteorológica permanente en las islas Orcadas del Sur desde 1903; después de 1947 Chile y Argentina construyeron nuevas bases en distintos lugares.