Actividades ecológicas
y contacto con la Naturaleza
APROVECHAMIENTOS
Utilización de materias biodegradables - 1ª parte
a biodegradibilidad es una regla básica de la naturaleza. Si los organismos no tuvieran esa capacidad una vez concluida su existencia, la Tierra se llenaría de residuos sin descomponer, los suelos perderían progresivamente la fertilidad, los ciclos del nitrógeno y del carbono se detendrían, y finalmente cualquier forma de vida dejaría de existir ante la falta de realimentación de los procesos biológicos.
La naturaleza ha mantenido desde siempre este perfecto equilibrio, adaptándose a los cambios sufridos a lo largo de su historia, regulando los extremos producidos por exceso o por defecto, descomponiendo las materias en otros elementos más sencillos y "reciclándolos" para devolverlos al ciclo vital. Todo este equilibrio natural se rompió cuando el hombre comenzó a producir toda clase de materiales no biodegradables.
El mantillo o humus es el resultado de un proceso continuado de
degradación o transformación bioquímica de restos animales y vegetales
Qué es y cómo se produce la biodegradación
La biodegradación no es más que la descomposición de un organismo por la acción de otros organismos vivos. Científicamente se define como la ruptura de los enlaces moleculares de una sustancia por la acción enzimática de organismos descomponedores.
Cuando un ser vivo perece la materia de que está hecho es atacada por microorganismos como los hongos y las bacterias. Mientras éstos se alimentan de la materia muerta, se va produciendo la transformación en otras sustancias más simples que pueden ser procesadas por las cadenas tróficas. El mantillo o humus, por ejemplo, es materia orgánica resultado de un proceso continuado de degradación o transformación bioquímica de restos animales y vegetales.
Una materia manufacturada como el papel, depositada en un medio acuoso
tarda entre 3 y 4 semanas en degradarse; para un vaso de vidrio el
tiempo es indefinido
Todos los seres vivos son biodegradables cuando mueren. Dependiendo de la materia de que se trate, de las condiciones biológicas en que se degrade, y de si se encuentra en estado original o ha sido manufacturado, tardará más o menos tiempo en biodegradarse; cuando el tiempo que necesitan para degradarse es extremadamente largo, o superan la capacidad de los organismos descomponedores para procesarlos, se dice que es una materia no biodegradable. Por ejemplo, depositados en un medio acuoso los animales (incluida la especie humana), las plantas, hojas, etc., se degradan en muy pocos días.
Sin embargo, muchos productos que han sufrido un proceso de transformación artificial a partir de una materia original pueden mantenerse inertes en los suelos, y por tanto ausentes de las cadenas tróficas durante periodos muy largos de tiempo. Ejemplo, una hoja de papel ya necesita de 3 a 4 semanas; una cuerda de esparto entre 3 y 14 meses; una puerta barnizada o una madeja de lana un año; un bote de hojalata más de 10 años; un bote de aluminio más de 2 siglos; los plásticos más de 4 siglos; y una botella de vidrio un tiempo indefinido.
Básicamente, las sustancias no biodegradables, también llamadas refractarias, están compuestas por fenoles y compuestos organoclorados. A estas categorías pertenecen por ejemplo los citados plásticos, muchos detergentes, determinados embalajes, y gran cantidad de residuos sanitarios. Los fuertes enlaces moleculares de estas sustancias impiden ser atacados, y por tanto degradados por los microorganismos.