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Literatura poética
LA POESÍA EN EL SIGLO XVII
Estilos y formas poéticas del siglo XVII - 4ª parte
Clasicismo andaluz y aragonés
n las llamadas "escuelas" aragonesa y andaluza, especialmente de Sevilla, se suele situar la continuación de las formas clásicas renacentistas, cuyo modelo bien puede descansar en fray Luís de León.
Estas formas se caracterizan por una mayor sencillez formal y la estoicidad en el tratamiento de los temas, que no experimentan con los conceptos y las formas tal como era el caso de la poesía gongorina y conceptista que se estaba produciendo.
Los hermanos Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola, junto con Manuel de Villegas (1589-1669) son los principales representantes de la escuela aragonesa.
La polémica anticulterana también alcanzó a la escuela sevillana, que contaba con poetas de gran calidad, y que no se mantuvieron al margen de ella tanto abiertamente en contra como tímidamente a favor, pues a pesar de las fuertes críticas a Góngora también acabaron influenciados por su estilo. Es el caso de Juan de Jáuregui (1584-1641), autor de Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades, donde se observa el influjo gongorino.
Hermanos Lupercio y
Bartolomé Leonardo de Argensola,
principales representantes de la
escuela aragonesa
Poetas sevillanos fueron Francisco de Medrano (1570-1607); Francisco de Rioja (1583-1659), protegido del conde duque de Olivares, erudito de gran elegancia verbal y agudo sentimiento de la naturaleza, que demostró en obras como A la rosa, Al clavel, A la arrebolera; Rodrigo Caro (1573-1647), autor de la Canción a las ruinas de Itálica, obra de gran perfección formal sobre el tema de lo efímero de la gloria humana; y Andrés Fernández de Andrada, de quién se desconocen sus datos biográficos, pero que se le atribuye la autoría de la Epístola moral a Fabio, considerado uno de los mejores poemas en la línea clásico-estoica; entre otros poetas.
El grupo sevillano, de los varios que existieron en diferentes ciudades andaluzas, es considerado el más importante. No obstante, se destacan algunas obras notables en poetas de otras poblaciones, como la de Pedro de espinosa (1578-1650) en Antequera; Luís Carrillo de Sotomayor (1582-1610) en Córdoba; o la de los granadinos Soto de Rojas (1584-1658) y Francisco de Trillo y Figueroa (1618-1680).