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Refranero popular
ALIMENTACIÓN
El ajo
A quién ajo come y vino bebe, ni la víbora le puede.
A quien come bien el pan, pecado es el ajo que le dan.
Ajo crudo y vino puro, pasan el puerto seguro.
Ajo hervido, ajo perdido.
Ajo que del hornillo salta, al diablo vaya.
Ajo, ¿por qué no fuiste bueno? Porque no me halló San Martín puesto.
Ajo ruin, ¿por qué no naciste? Porque no me sembraste por San Martín.
Ajo, ¿por qué te criaste tan ruin? Porque no me plantaste por San Martín.
Ajo y cebollino, para con vino.
Ajo, cebolla y limón y déjate de inyección.
Ajo, sal y pimiento y lo demás es cuento.
Al que trabaja y anda desnudo, ajo y vino puro.
Cada día que pasa de enero, pierde un ajo el ajero.
Comer ajo y beber vino no es desatino.
Con pan y ajo crudo, se anda seguro.
Dijo la cebolla al ajo: acompáñame siempre, majo.
El ajo de enero llena el mortero.
El ajo entero salta del mortero.
En marzo mulle tu ajo; en abril vuélvelo a mullir; y en mayo no lo toques ni con el sayo.
En tiempo nevado, un ajo vale lo que un caballo.
Los ajos, por Navidad, ni nacidos, ni por sembrar.
No hay campana sin badajo, ni sopa buena sin ajo.
Pan, vino y ajo, crudos, hacen andar al mozo agudo.
Por la Sanmartinada siembra el ajo la casada.
Por San Antón, el ajo picón, por san Martino el ajo fino.
Por San Blas, tus ajos sembrarás.
Por San Blas, planta ajos y comerás.
Por San Blas, ajete mete uno y sacarás siete.
Por San Martín el ajero, siembra ajos con el dedo.
Quítale el ajo y muerto has al aldeano.
Según pasan días de enero, pierde ajos el ajero.
Si quieres salir de ajero, planta los ajos en febrero.
Tan sano es el trabajo como es la sopa de ajo.
Tantos días pasan de enero, tantos ajos pierde el ajero.