“Los políticos, incluidos los de PODEMOS, más callejeros y a la izquierda, se han puesto a pelear por los sillones”.
[Joaquín Sabina, cantante]
LOS NUEVOS AMOS DEL MUNDO, autor Jean Ziegler, Destino, Barcelona 2013, 350 páginas.
En nuestras manos uno de esos títulos que no te dejan indiferente. Lo peor, ver que, a pesar de los agoreros, aquello que tantas veces habíamos hablado en cenas, encuentros de colegas, etc., en los ya lejanos años en donde un personaje de nuestra historia más inmediata dijo: OTAN, DE ENTRADA NO y fue todo lo contrario, incluso otro personaje, de la misma baraja política, acababa dirigiéndola y, además, realizando los primeros bombardeos sobre suelo europeo desde la ya lejana II Guerra Mundial y el mundo, para algunos, dejó de ser de maravilla, para demostrarnos que, efectivamente, estábamos entre alimañas.
Es un libro denso, no te deja indiferente y sirve, al menos, para ver que no estás solo. Que a pesar de ver la realidad, no eres un extraño, simplemente analizas y sacas unas conclusiones. Lo peor, la inmensidad de la gente que cree que este es un mundo feliz, como aquella célebre obra de autor americano. Y simplemente, les están haciendo la cama.
Es cierto que nos han ido vaciando el pozo y que al final nos dejan “limpios” y empeñados hasta las cejas gracias, precisamente a esa facilidad que tiene el ser humano para dejarse atrapar. Quizá, en mi caso, esa inocencia supina la dejé en el camino gracias a la vida. Me explico, todavía resuena en mi mente el vendedor maravilloso que llegaba al pueblo vendiendo puertas y ventanas de pino; apenas había para comer, pero cada año “alguien” picaba y compraba. Te ofrecía una, por X pesetas, luego comenzaba a darte otras piezas y al final por lo que te costaba una te llevabas cinco o más puertas, ventanas, etc. ¡Puro pino macizo! Los paisanos creyendo hacer un negocio, porque claro, por el mismo precio se llevaban cinco, como mínimo. Después, hecha la transacción, venía la pregunta ¿y para qué quiero estas puertas? Ah, bueno, al menos las compré a buen precio.
Y los amos del mundo se lo han comido varias veces y a nosotros nos han dejado las deudas. Lo peor es que no hay quien los pare y resuena en mi recámara el día de la caída del célebre muro cuando entre los colegas comenté: La hemos cagado, ahora si que se acabó la fiesta. El capitalismo salvaje nos va a triturar y estamos padeciendo todas esas aberraciones gracias, precisamente, a millones de esclavos que no tienen nada que hacer y deambulan de un lugar a otro en busca de nuevos horizontes, como si hubiera un lugar libre de este Apocalipsis que nos empobrece y nos embrutece. Sólo nos faltaban los nuevos inventos tecnológicos y ver que la gran sociedad, mayoritariamente, vive enganchada al telefonino que me devuelve a una charla con mi galeno barcelonés en la que llegaba a la conclusión que en el futuro la gente vendría a este mundo sin dientes: se le da todo tan triturado a la sociedad que se está montando [finales de los setenta] que llegará un día que gracias a la comida líquida, el ser humano, ya no necesitará los dientes para masticar [por aquella época aparecían en el mercado japonés las célebres pastillitas que ingieren los súbditos del imperio del sol naciente, especialmente cuando viajan].
En fin, debemos decir que LOS NUEVOS AMOS DEL MUNDO es una buena obra, debería ser leída y analizada por todos [aunque el autor denota simpatía por el mundo de la izquierda, en realidad no se deja arrastrar por concesiones a los regímenes que en el siglo XX azotaron al mundo, ni mucho menos por los que aún lo hacen pero, evidentemente, trata de narrar el trabajo hacia la esclavitud perfecta, del capitalismo salvaje que nos aboca al peor de los abismos; sobre todo porque se arroga su exclusividad y el resto no signifique nada.
Sólo hay una cosa que no me cuadra, la manía de los autores por utilizar el masculino y femenino de manera simultánea [la gran desgracia cuando la lengua, que tiene sus reglas, se deja arrastrar por modismos o alguien te quiere hacer creer que las palabras o los colores son asesinos. ¡Dios: que estulticia hemos sembrado! Sobran, bajo mi modo de entender, brasileños y brasileñas, ciudadanos y ciudadanas, colaboradores y colaboradoras, obrero y obrera, empleados y empleadas, filipinos y filipinas, hermanos y hermanas, hijos e hijas, hombres y mujeres, muchachos y muchachas, obreros y obreras, todos y todas, un o una, y decenas de combinaciones más. ¿De verdad el doctor suizo empleó en su original ambas versiones o esto es una de tantas liberalidades del traductor?
Definitivamente: estamos yendo más lejos del inmediato horizonte en un tema que nada nos dice pero que sin embargo nos hace perder el tiempo. Puede que esté bien para un iletrado, pero es ganas de marear la perdiz en la literatura andar con esta constante dualidad, como si el ser humano que tiene un libro en sus manos, de este nivel, no supiera distinguir ya el sentido de las palabras y necesite que se le aclare que el género no es el culpable de las desgracias que nos azotan, sino la estulticia de unos dirigentes dispuestos a hacernos creer lo imposible y ellos poder seguir “trincando” con la necesaria colaboración de la sociedad adormecida que ha asimilado que sólo los otros hacen algo malo, como pasó aquí en Cataluña: nadie lo creía, hasta que finalmente saltaron todas las alarmas. En realidad, a la que te descuidas, el 30% de carestía de vida en el triángulo desde que llegué a mediados de los setenta, siempre ha estado presente; pero seguimos detrás de unos trapos en lugar de exigir que los encierren de por vida. Bueno, el sistema [para eso lo hemos prostituido] se encarga de darnos una realidad edulcorada gracias al trincar y trincar [subvención sí o sí] de todos los medios que han sido canibalizados con el único objetivo de atontar hasta a las moscas [y ahora incluso presumen de pluralidad en la radiotelevisión catalana] ¡Anda ya!
El que quiera darse una vuelta por la realidad del mundo, ahí tiene al Doctor Ziegler que le aclarará quién y cómo nos ha destrozado a nivel planetario. Sólo nos faltaban los vendedores de futuros, la nube y no sé cuántas cosas más que para sus inventores son cosas fabulosas, pero a Juan Español, siempre le pasa lo mismo. Estadísticamente comemos unos cuantos pollos al año, hasta que aparece el paria a reclamar el suyo porque lleva una década sin saborearlo.
Hecha esta introducción o esta reflexión, vayamos a por la radio [poca] y los medios de comunicación audiovisuales [mucho] que hacen que encaje en nuestro particular recorrido de LA RADIO EN LA LITERATURA. ¡Que la disfruten!
El hambre persistente y la desnutrición crónica son obra del ser humano.
[Jean Ziegler]
“La formidable sucesión de revoluciones tecnológicas que, en el curso de las tres décadas precedentes a este viraje. Se produjeron en los dominios de la astrofísica, la informática y la electrónica óptica, proporcionaron el instrumento, a saber, el ciberespacio, capaz de unificar el planeta. Los primeros sistemas de comunicación vía satélite, INTELSAT e INTERSPUTNIK entraron en funcionamiento a mediados de la década de 1960. En la actualidad, las comunicaciones se efectúan recorriendo el mundo en su totalidad a la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo). Las empresas gestionan sus negocios sin mayor demora, segundo a segundo, en la sincronía más absoluta. Las bolsas de valores y, en menor medida, las bolsas de materias primas, son los lugares donde se libran las batallas, es decir, donde tienen lugar la formación de los precios del capital financiero. Estos lugares forman parte integrante de una red planetaria que se halla activa de forma permanente: cuando cierra Tokio, Frankfurt, París, Zúrich y Londres abren; luego Nueva York toma el relevo. La velocidad de la circulación de la información achica el mundo y abole (sic) el vínculo entre el tiempo y el espacio que caracterizaba a las civilizaciones”. [44]
“’Globalización’ es un anglicismo que comenzó a hacer fortuna a fines de la década de 1960 bajo los auspicios del estudioso de los medios de comunicación canadiense Marshall McLuhan y del especialista norteamericano en los “problemas del comunismo” de la Universidad de Columbia, Zhigniew Brzezinski. McLuhan, sacando lecciones de la guerra de Vietnam –la primera guerra en ser vista en directo por la televisión-, pensaba que la ubicuidad y la transparencia catódica harían más difíciles los enfrentamientos armados y colocaría a los países aún no industrializados en la vía del progreso. McLuhan inventó, asimismo, la expresión “aldea global”. Brzezinski vería el advenimiento de la revolución electrónica, la consagración de la superpotencia de los Estados Unidos como “primera sociedad global de la historia”, e introdujo la tesis del “fin de las ideologías”. [45]
“Estados Unidos es de hecho un imperio, cuyas fuerzas armadas –terrestres, navales, aéreas y espaciales-, cuyos sistemas de escucha internacionales, los gigantescos aparatos de espionaje y de información, garantizan la expansión constante del orden oligárquico en el planeta”. [51]
“La prensa escrita, las cadenas de televisión, las radios y los periódicos electrónicos norteamericanos aceptan sin demasiados remilgos y a menudo con entusiasmo la censura impuesta por el mando militar”. [64]
“A principios de la estación invernal de 2001, desembarqué en Niamey. Durante mi estancia, la radio mencionaba, cada semana, un accidente o un drama acaecido en el desierto. Uno de los temas recurrentes sobre este negocio eran los precios exorbitantes que cobraban quienes se dedicaban a pasar gente por las fronteras: 50.000 francos CFA de media por persona (80 euros). La pista, sobre todo cuando se salía de Agadez, estaba constelada de controles, en los cuales los soldados y policías cobraban sus pontazgos al tráfico de los pobres”. [82]
“La revolución en la telefonía, en la transmisión de datos en tiempo real, en la digitalización de los textos, de los sonidos y las imágenes, la miniaturización extrema de los ordenadores y la generalización de la informática hacen imposible a efectos prácticos el seguimiento de los movimientos de los capitales (más de 1.000 millones de dólares diarios). Ningún Estado, por poderoso que sea, ninguna ley ni ninguna asamblea de ciudadanos pueden ya aspirar a controlar estos movimientos”. [139]
“Salvador Allende, 179 años después [hace alusión a los miembros del Comité de Salud Pública en 1794 y Saint Just] el día de su muerte, el 11 de septiembre de 1973, se hizo eco de las palabras de Saint Just. Desde el Palacio de la Moneda en llamas, se dirigió por última vez al pueblo chileno:
La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Y vean en ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieran […]. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores yo no voy a renunciar […]. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”. [Y se suicidó]. [283]
“En foros alternativos, estos debates y estos desfiles organizados con ocasión de las cumbres de los señores o de sus secuaces constituyen unas de las armas principales de la nueva sociedad civil. De este modo le confieren su visibilidad. En el curso de estas manifestaciones, los oradores se dirigen al público, explican, reivindican. Las cámaras de televisión, las radios se hallan presentes y difunden sus mensajes al mundo entero.
En las grandes manifestaciones, como las de Seattle, Davos, Génova, Goteborg, Niza, Barcelona, Sevilla, un bosque de pancartas, de banderas, de fotografías ampliadas y de banderolas dominan las comitivas. Cada uno lleva una información, una reivindicación. Y son, asimismo, filmadas, transmitidas por las televisiones, las radios, la prensa escrita a todos los rincones de la Tierra.
Las grandes manifestaciones públicas modifican las correlaciones de fuerza que existen entre los señores del mundo y los manifestantes. Además, toda manifestación de masas contribuye a crear un superego colectivo espontáneo. El foro alternativo realiza por último lo que muchos movimientos, ONG, asociaciones, apenas consiguen, a saber, generar una comunidad intergeneracional”. [303/304]
“El portavoz de Túnicas Blancas es un joven ingeniero de 35 años, Luca Casarini, originario de Padua. Dotado de una brillante inteligencia táctica, utiliza con plena maestría las tecnologías contemporáneas de la comunicación. La página de Internet de las Túnicas Blancas se expresa en ocho idiomas diferentes”. [305]
“En el palacio del gobernador de Belén, la capital de Pará, la invasión de la hacienda Macaxeira, provocó el pánico. Gracias a los militantes del MST [Movimiento de los Sin Tierra, algo así como los de Marinaleda], la invasión había recibido una amplia difusión y publicidad en todo el estado, y el ejemplo de las familias famélicas de Macaxeira podía ser imitado por otros pobres. El gobernador Almir Gabriel convocó a su Estado Mayor y a los principales propietarios del estado. Siguiendo los hábiles consejos de sus “expertos en comunicación” originarios de Sâo Paulo, el gobernador tomó la ofensiva mediática. A través de las ondas de radio prometió a los ocupantes transformar su campamento en un asentamento, en una cooperativa, es decir, concederles títulos de propiedad sobre la tierra que habían ocupado”. [314]
“La cadena de televisión Globo, la más poderosa del país, el ministro para la Reforma agracia, Jungmann, la revista Veja y otros órganos de la gran prensa conservadora hace años que han puesto en marcha una campaña de difamación sistemática. Los jóvenes, hombres y mujeres, del MST son tratados como bandidos, como delincuentes que atacan la propiedad de la buena gente. Y a los desposeídos a los que intentan ayudar, la cadena de televisión Globo los muestra como pordioseros entregados a la cachaza”. [Un tipo de bebida similar al aguardiente] [327/328]
Vaya, que tras finalizar su lectura queda uno con la sensación de que esta obra ha sido utilizada por nuestros jóvenes y algunos soberanistas de último cuño. Como si arreglar todo lo que hemos destrozado fuera factible con solo desearlo. Unas cuantas frases más que me encontré estos días de lectura.
En la mundialización liberal, la hipocresía de los depredadores triunfa y prospera. [Jean Ziegler]
A nuestros representantes políticos lo único que les preocupa es saciar sus ambiciones personales. [Juan Francisco García Casal*]
En la raíz de la mayor parte de las miserias humanas se halla una insuficiente educación. [Lorenso Silva*]
Ni siquiera imbécil podría utilizarse, para no ofender a los millones de imbéciles en que nos estamos convirtiendo todos. [Arturo Pérez Reverte*]
(*) XLSemanal 14.02.2016
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