LA RADIO EN LA LITERATURA: CHE

“La Revolución Cubana tuvo toda la apariencia del triunfo del heroísmo individual“
[Sebastián Balfour]

 

Jon Lee Anderson. Emecé Editores, Barcelona 1997, 704 páginas.

Leer te hace más libre, más realista, más juicioso. Incluso, más feliz. Obras como esta nos hacen creer que los seres humanos estamos hechos de metales variados y sensibilidades prodigiosas. Un trabajo donde, a pesar de la controversia que provoca el personaje, a veces, incluso lo humaniza. Lógico advertirlo, no es una obra no apta para los idolatradores, posiblemente sea la mejor que se hizo nunca sobre el guerrillero argentino.

Se trata de un relato de extraordinaria calidad [no sólo literaria] sino de profundidad en el análisis. Personalmente me alegró mucho más la parte humana, la de los viajes introspectivos, no su agenda guerrillera. Pero eso es algo que en nada tiene que ver con la calidad del trabajo de Anderson. ¡Fabulosa!, y como el tema radial es muy denso, como el mismo libro, vayamos directos a lo que nos concierne en La radio en la literatura.

“Sospechaban que el propietario alemán de un hotel en otra localidad encubría a un grupo de espías nazis que se comunicaban clandestinamente por radio con Berlín, pero debido al fuerte dispositivo de seguridad no pudieron obtener informes precisos”. [39]

Ernesto regresó furtivamente a la pequeña comunidad serrana de La Cumbre, el lugar de recreo preferido por la aristocracia terrateniente cordobesa, donde el grupo de su padre había espiado un hotel fuertemente vigilado donde sospechaban que se hallaba la sede de operaciones nazis en el interior de Argentina, equipada con un transmisor de radio clandestino que utilizaban para comunicarse con Berlín”. [46]

“Además, no estaba solo. Meses antes se había casado con su amante, una joven rubia, actriz de seriales radiofónicos, llamada Eva Duarte. Aunque nadie lo sabía, la huella que dejaría “Evita” en la conciencia popular argentina sería al menos tan profunda como la de su esposo”. [53]

Hay una radio clandestina que incita a la revuelta y los periódicos de oposición también lo hacen, así que no sería extraño que con ayuda de la UF (United Fruit) nos manden una pequeña revolución para no perder la costumbre… Creo que si Estados Unidos no interviene directamente (lo que no es probable por ahora) Guatemala puede aguantar bien una intentona de este tipo, y tiene las espaldas cubiertas porque hay mucha gente en México que simpatiza con el movimiento…” [140]

“Un grupo de militares pidió a Arbenz que echara a los comunistas que ocupaban puestos en el gobierno. El presidente respondió que los temores eran infundados y que los comunistas estaban controlados. Pero muchos oficiales estaban inquietos. El 5 de junio, un jefe retirado de las fuerzas aéreas se rebeló y poco después su voz apareció en las emisiones de radio de la CIA.

La emisora autodenominada La voz de la Liberación, dirigida por el agente de la CIA David Atlee Phillips, exhortaba a los guatemaltecos a apoyar al “Ejército de Liberación” y creaba la impresión de que éste tenía miles de combatientes. Para azuzar los temores de los militares, acusaba a Arbenz de querer disolver las fuerzas armadas y entregar las armas a los sindicatos dirigidos por los comunistas para formar “milicias campesinas”. [143]

El 24 de junio, los invasores tomaron el pueblo de Chiquimula, donde Castillo Armas instaló el cuartel general de su “gobierno provisional”. La Voz de la Liberación hacía sonar los tambores de guerra para crear la impresión en sus oyentes de que el ejército libertador era una fuerza avasalladora, que obtenía victorias a diestro y siniestro mientras los defensores del gobierno caían derrotados”. [146]

“Fidel acusó públicamente al régimen de maquinar su muerte y la de su hermano. El 16 de junio, tras haberle prohibido hablar por radio, la policía clausuró el principal vehículo de expresión que le quedaba, el periódico La Calle”. [166]

El clima político cubano se recalentaba. En abril la policía descubrió una conspiración de oficiales del ejército para derrocar a Batista. Una célula del Directorio intentó asaltar una radio de La Habana, y uno de sus miembros resultó muerto a tiros”. [183]

Las noticias del mundo exterior llegaban por radio a través de transistores o, más frecuentemente, por el eficiente “boca a boca” conocido como Radio Bemba!”. [207]

“Los rebeldes escuchaban ansiosamente la radio, pero no difundían noticias sobre las actividades del ejército”. [213]

Fidel, a pesar de lo que aseguraba el gobierno, estaba vivito y coleando. Su aparición en el diario más influyente de Estados Unidos era un triunfo publicitario mayúsculo para el dirigente rebelde.

La batalla periodística continuó con todo vigor durante varios días; los rebeldes la seguían con regocijo por la radio. Alcanzó el clímax el 28 de febrero, cuando el New York Times publicó una foto de Matthews con Fidel, desmintiendo drásticamente la afirmación temeraria del gobierno de que todo era un invento del periodista. Cuando el comandante militar de Oriente se jactó de que era “físicamente imposible acceder al lugar donde se produjo la entrevista imaginaria”, sólo dio mayor credibilidad a la pretensión de Fidel de ser invencible e inalcanzable.

Tras el gran triunfo en los medios de comunicación llegó la mala noticia de que Frank País y Armando Hart estaban en la cárcel. El 13 de marzo, mientras esperaba a los voluntarios rebeldes en casa de Díaz, el Che escuchó los primeros boletines radiofónicos sobre un atentado contra Batista en La Habana. Grupos armados del Directorio Revolucionario encabezados por José Antonio Echevarría, juntamente con miembros del Partido Auténtico de Carlos Prío, habían asaltado temerariamente el Palacio Presidencial a plena luz del día y tomado la emisora Radio Reloj de La Habana, que transmitía durante las veinticuatro horas. Pero los dos asaltos fracasaron y en los tiroteos cayeron más de cuarenta personas. Entre los muertos estaban Echevarría y sus seguidores, cinco guardias del palacio y un turista norteamericano que se encontraba allí por casualidad. Batista, que irónicamente en el momento del atentado estaba leyendo un libro sobre el asesinato de Lincoln Abraham (sic), resultó ileso”. [228/229]

“Hombres y mulas llegaban a diario con provisiones. Llegó la noticia de que los periodistas gringos Robert Taber y Wendell Hoffman, de la cadena CBS, irían a entrevistar a Fidel, acompañados por Celia Sánchez y Haydée Santamaría. Celia no había tardado en conseguir periodistas dispuestos a ir a la sierra, pues los artículos de Herbert Matthews en el New York Times sobre Fidel y la rebelión en Cuba habían despertado el interés de la prensa norteamericana. Taber prepararía un programa para la radio de la CBS, y además iría acompañado por un cámara porque tenía intención de filmar un documental para la televisión”. [235]

“Mientras esperaban el aviso de dónde y cuándo tendría lugar la entrega de armas, la radio difundió la noticia de que la causa rebelde había obtenido una importante victoria simbólica.

La función de intermediario entre le periodista y Fidel le resultaba cada vez más molesta: “He inventado cualquier cosa para disculparle, pero la verdad es que la forma de actuar [de Fidel] es muy chocante; a la hora de la fotografía no se ha movido de la hamaca donde estaba leyendo Bohemia con aire de majestad ofendida y al final ha echado a todos los miembros del Estado Mayor. La entrevista para la radio ya está traducida y solamente falta grabarla; por la noche seguía el mal humor de Fidel, que no ha querido grabarla; lo ha dejado para mañana y se ha negado a comer con nosotros alegando lo mala que era la comida.

La situación mejoró cuando Fidel por fin se dignó concederle la tan esperada entrevista. Pero el 18 de mayo la radio informó que la película de Taber, La historia de los combatientes de la selva cubana, y la entrevista con Fidel se difundirían al día siguiente en Estados Unidos. Molesto por la noticia, St. George partió sin despedirse”. [237/238]

Los rebeldes partieron hacia el interior de la sierra. Cuando estaban acampados en las montañas, escucharon un informe alarmante por la radio: una expedición rebelde armada había desembarcado en Mayarí, en la costa norte de Oriente, y se había topado con una patrulla militar; se decía que cinco de los veintisiete hombres habían caído presos. Los fidelistas no sabían que era el Corintia, un buque que había zarpado de Miami cinco días antes al mando de Calixto Sánchez, hombre del Partido Auténtico y veterano del ejército de los Estados Unidos”. [239]

El 1 de julio fue un mal día para él (se despertó con asma y pasó el día tendido en la hamaca), pero interesante en cuanto a novedades, ya que la radio informaba sobre acciones de los rebeldes que tenían lugar en toda la isla”. [244]

“Daba mucha importancia a los proyectos periodísticos del Ejército Rebelde, ya que eran el medio para violar la censura impuesta por el gobierno y contrarrestar la desinformación difundida por los militares. Había conseguido una multicopista nueva para imprimir El cubano libre, y uno de sus proyectos más ambiciosos era la instalación de un pequeño transmisor de radio. Radio Rebelde comenzó a emitir en febrero”. [275]

“Querido Chancho: El portador es un periodista amigo que quiere hacer un programa para Radio El Mundo de Buenos Aires. Por favor, trátalo bien, es un buen hombre.” Rojo firmó El Francotirador, el mote que había intercambiado con Guevara durante las correrías por Centroamérica, sin saber que su joven amigo ya se lo había apropiado”. [282]

“Masetti volvió a Argentina con su reportaje exclusivo: había entrevistado a Fidel y al Che, y éste había hablado por primera vez a una audiencia radiofónica internacional. También regresó con un mensaje grabado del Che para su familia. La visita de Masetti fue un hecho excepcional para el clan Guevara, porque durante el año anterior habían recibido pocas cartas de su “Ernesto”. [283]

“La visita de Masetti fue para los Guevara la consagración de la fama de su hijo Escucharon la grabación que les había llevado el admirador más reciente de Ernesto y las entrevistas transmitidas por Radio El Mundo”. [284]

“Cuando la radio anunciara la convocatoria de huelga, los rebeldes iniciarían ataques armados en La Habana y en todo el país. Faustino Pérez, recientemente liberado de la prisión, organizaría la huelga en La Habana. Mientras tanto, Fidel preparaba su ejército en previsión de una insurrección a gran escala”. [286]

Como salvaguarda adicional, Fidel quería consolidar la infraestructura del Ejército Rebelde. Por eso trasladó Radio Rebelde y El cubano libre de La Mesa a su cuartel en La Plata”. [289]

En mayo, Jules Dubois, el corresponsal del Chicago Tribune, aprovechó el nuevo transmisor más potente de Radio Rebelde que le permitía el enlace con el mundo exterior para entrevistar a Fidel desde Caracas. Sus preguntas se centraron en las presuntas relaciones del líder rebelde con el comunismo”. [293]

En medio de la ofensiva del ejército, el Che recibió una carta de su madre desde Buenos Aires. En vísperas de la batalla, había utilizado el nuevo transmisor de radio de Sierra Maestra para llamarla, y ella le escribía para felicitarle en su trigésimo cumpleaños.” [297]

“Enterado de la crisis por la prensa, Fidel replicó con una orden a Raúl transmitida por Radio Rebelde, de liberar a los rehenes. En unas declaraciones públicas muy mesuradas, dijo que la captura de rehenes no era la política del movimiento, pero tales acciones eran comprensibles en vista del envío de cohetes norteamericanos a Batista”. [300]

“Fidel ordenó a uno de sus hombres que se hiciera pasar por soldado de comunicaciones del ejército y transmitiera por radio a las fuerzas aéreas que los rebeldes habían tomado el campamento. El ardid surtió efecto: los aviones bombardearon las fuerzas de Quevedo y sembraron el pánico en sus hombres.

El día de la rendición de Quevedo, Radio Rebelde anunció la firma del “Pacto de Caracas”. Firmado previamente por Fidel en nombre del Movimiento 26 de julio, el pacto reunía a ocho grupos de oposición”. [301]

Fidel envió nuevas columnas al llano de Oriente y Camagüey, y dio a Juan Almeida la orden de empezar a rodear la ciudad de Santiago. Asimismo soltó las riendas de los grupos de acción urbana, los que en septiembre habían realizado una serie de acciones espectaculares, entre ellas la destrucción de dos emisoras de radio del gobierno y el incendio de Rancho Boyeros, el aeropuerto más importante del país”. [311]

“En su última hazaña, de la que aún se recuperaba, había asaltado una emisora de radio en Pinar del Río en pleno día con un cartucho de dinamita en una mano y una pistola en la otra. Al encender la mecha, sin saber cómo. Se prendió fuego. Tras quitarse la ropa en llamas, en calzoncillos, y con graves quemaduras en las piernas, salió a la calle en el momento en que estallaba el edificio, y chocó con un agente de policía. Por suerte, éste huyó despavorido. Suárez Gayol corrió por la calle, pistola en mano, y se metió en la casa de una anciana”. [318/319]

“En el centro emisor de radio de la CMQ, hizo detener la marcha; salió al aire para dirigirse a la ciudad y pedir el apoyo civil. Poco después, los bombarderos B-26 y los nuevos cazas británicos Sea Fury fueron a bombardear y ametrallar las afueras de la ciudad en busca de los guerrilleros”. [330]

A primera hora  del día siguiente, Radio Rebelde anunció la toma del tren blindado y desmintió la muerte del Che. “Para tranquilidad de sus parientes en Sudamérica y de la población cubana, les aseguramos que Ernesto Guevara está vivo y en la línea de fuego y… muy pronto tomará la ciudad de Santa Clara”.  [332]

En Buenos Aires, los Guevara celebraban el Año Nuevo cuando oyeron por la radio la noticia de la fuga de Batista. Exactamente dos años después de que una mano misteriosa entregara la carta de “teté” con la confirmación de que estaba vivo, los Guevara tenían nuevos motivos de júbilo: las agencias internacionales informaban de que las columnas rebeldes conducidas por Che Guevara y Camilo Cienfuegos avanzaban hacia La Habana”. [339]

“El periodista Luis Orlando Rodríguez, viejo amigo de Fidel que había ayudado a instalar Radio Rebelde y publicar El Cubano Libre, fue designado ministro del Interior”. [346]

“Un incidente acabó por provocar la crisis. Guevara Lynch fue a casa de un radioaficionado para comunicarse con sus amigos en Buenos Aires. Su “Comité de Apoyo a Cuba” en Argentina había comprado un transmisor de onda corta, pero no habían podido utilizarlo para comunicarse con Radio Rebelde porque la guerra ya estaba demasiado avanzada. Guevara Lynch quería probar el equipo, y pasó la tarde hablando con Buenos Aires. Aquella noche su hijo le regañó. “Viejo, has sido imprudente. Hablaste por onda corta con Buenos Aires desde la casa de un radioaficionado que es un contrarrevolucionario”. Guevara Lynch se disculpó, dijo que su conversación había evitado los temas políticos, y no se volvió a hablar del asunto. Sin embargo, más tarde comentó: “Era evidente que los servicios de información del incipiente gobierno revolucionario [ya] funcionaban”.

“El Che se tomó un breve descanso de sus deberes revolucionarios para llevar a su familia a conocer Santa Clara y sus antiguos refugios en el Escambray, a la familia de Aleida y a los campos de batalla donde había combatido. Pero tuvo que volver a La Habana, de manera que en Pedrero los dejó al cuidado de dos soldados para que los condujeran a caballo a conocer su antigua comandancia en el monte. Allí Guevara Lynch provocó otro incidente cuando, movido por la curiosidad, descolgó el teléfono de campaña del antiguo cuartel general. Los guías le dijeron que se usaba para comunicarse con el transmisor de radio vecino y que estaba desconectado. Por eso se quedó pasmado al escuchar una voz en la línea. “¿Quién es usted?”, preguntó Guevara Lynch. “¿Y quién es usted?”, preguntó a su vez el otro. “Soy el padre del Che”, replicó. El otro bufó, lo insultó con tono amenazante y colgó.

Alarmados, los escoltas trataron de reanudar la comunicación por radio, pero al no recibir respuesta se fueron a investigar. Durante su ausencia, el padre del Che se dejó llevar por su imaginación excesivamente viva. “Empecé a preocuparme. ¿Quiénes eran las personas que estaban al otro lado de la línea? Si eran contrarrevolucionarios, podían atraparnos fácilmente porque sólo teníamos dos soldados de escolta y estábamos armados sólo con pistolas. Hubiera sido un golpe magnífico para los contrarrevolucionarios  hacer prisioneros al padre, la madre y los hermanos del Che.

Guevara Lynch condujo a su esposa, hija e hijo menor al interior de una cueva fortificada. “Si se acercaban extraños, mi yerno Luis y yo resolvimos defender la entrada a tiros:” Pero poco después regresaron los escoltas, sonrientes. En la estación de radio habían encontrado a unos milicianos que desmontaban el transmisor en el precioso momento en que llamó Guevara Lynch”. [362/363]

Mientras esperaba su visado, Alexiev estudiaba las noticias procedentes de Cuba; para respaldar sus credenciales falsas de periodista, hacía comentarios favorables a la revolución cubana a través del servicio latinoamericano de Radio Moscú. Pasaba el tiempo, llegaban más noticias de la isla caribeña y el cinismo inicial de Alexiev empezaba a disiparse; sentía renacer el entusiasmo que había experimentado veinte años antes, cuando era un joven de dieciocho, en la combativa República Española”. [372]

Pero Fidel tenía otros motivos. Pardo Llada era un hombre inteligente, respetado como periodista y como ex político de la oposición; su programa diario de radio tenía una audiencia enorme en la isla; en suma, sería un factor peligroso en la inevitable ruptura que se avecinaba y por eso debían encontrarle un puesto desde el que no constituyera una amenaza”. [382]

“El periodista reanudó su trabajo como comentarista de radio, cada vez más preocupado por el rumbo político del país”. [383]

El ministro del Interior, Luis Orlando Rodríguez, era un viejo amigo de Fidel que había ayudado a fundar Radio Rebelde en Sierra Maestra, pero esto no le salvó de la destitución”. [389]

“Casals era una actriz conocida, comunista, fidelista leal y locutora de Radio Rebelde en Sierra Maestra. Alexiev, que la había conocido el verano anterior en Moscú, le pidió que lo presentara al Che. Violeta accedió a concertar el encuentro. Mientras esperaba, la actitud de Alexiev fue muy discreta y envió algunos despachos para TASS con el fin de guardar las apariencias”. [391/392]

“Sin prestar atención al escándalo público, la CIA siguió adelante con sus planes; empezó a transmitir propaganda anticastrista a Cuba desde una emisora de radio instalada en la diminuta isla de Swan, junto al archipiélago de las Caymán (sic). El operador de la emisora era David Atlee Philips [un viejo conocido agente de la CIA en este campo, ya actuó en las revueltas contra Arbenz a través de La Voz de la Liberación], el mismo que seis años antes, en Guatemala, había sido el primero en alertar a la Agencia sobre Ernesto Guevara.” [419]

Horas después del desembarco, anunciado con fanfarrias por el transmisor de Radio Swan de la CIA, Fidel movilizó sus fuerzas para atacar a los invasores. En lugar de avanzar tierra adentro, éstos se atrincheraron en la playa a la espera de refuerzos. No los hubo. A media mañana comenzaron los combates. Pero al alba del día siguiente, Dulles informó a Kennedy que los exiliados estaban inmovilizados; sin la intervención de Estados Unidos, los aniquilarían. Kennedy se negó a dar la orden y sólo autorizó el apoyo aéreo mínimo”. [449]

“Federico Méndez fue a que le enseñaran a utilizar la radio de campaña y Bustos a realizar un curso intensivo sobre el arte de las claves secretas y la criptografía que duró una semana. Le enseñaron un sistema soviético de claves basadas en diez números que jamás se repetían. “Todo era estilo James Bond –recordó-. Uno quemaba los papeles después de usar las claves”. [481]

“En una cueva estaba instalada la radio, que utilizaban para comunicarse por medio de mensajes cifrados con La Habana, cuyo nombre en clave era “Manila”. La red urbana de La Paz empezaba a consolidarse; bolivianos como Rodolfo Saldaña, “Coco” Peredo y “Loro” Vázquez-Viaña” (propietario de la finca) iban y venían con provisiones, mensajes, reclutas y armas”. [607]

“Otro problema muy grave, era que el transmisor estaba estropeado: podían recibir mensajes de “Manila”, pero no enviarlos”. [614]

“”Lo más apremiante era evitar la aniquilación. Escuchando los informes que se daban por radio, el Che llegó a la conclusión de que el ejército conocía perfectamente la posición de su grupo. Ordenó que se excavaran cuevas para depositar las armas en un campamento más pequeño que llamaron “El Oso” por haber matado allí un oso hormiguero”. [615]

“El ejército había descubierto el campamento original y hallado las fotografías, entre otros indicios de su presencia. Un grupo de periodistas había visitado el lugar; el 11 de abril escuchó a un reportero decir por la radio que había visto la foto de un hombre “sin barba y con una pipa”. [616]

“Pero no pudieron engañar a los soldados, que los detuvieron en cuanto entraron en el pueblo. Al enterarse, el Che anotó cuáles eran las posibilidades de que sobrevivieran: la situación de Bustos “parece mala”, pero Debray “probablemente” saldrá bien.

Al día siguiente, oyeron por la radio la ominosa noticia de que “tres mercenarios extranjeros” habían “muerto en la batalla”. El Che escribió en su diario que tomaría represalias si era cierto que el ejército los había asesinado. Por suerte para los tres, el reportero de un periódico local los había fotografiado cuando estaban con vida. Posiblemente la publicación de esa foto salvó sus vidas, porque a fin de mes se dijo que estaban en la cárcel de Camiri”. [617]

“Buscando en vano la patrulla de retaguardia comandada por “Joaquín”, y tratando de obtener agua y alimentos. Se perdían, a veces se topaban con una patrulla militar, y escuchaban Radio Habana, que era su único contacto con el mundo exterior”. [622]

Los dirigentes urbanos como Loyola Guzmán, Rodolfo Saldaña y Humberto Vázquez-Viaña no sabían qué hacer, y se limitaban a escuchar los boletines de la radio comercial con la vana esperanza de recibir algún mensaje del Che”. [623]

“Esta posibilidad quedó eliminada a mediados de agosto, cuando escucharon por radio la noticia de que el ejército había encontrado los últimos depósitos de provisiones de Ñancahuazú. “Ahora estoy condenado a sufrir el asma por tiempo indefinido –escribió-. También se llevaron todo tipo de documentos y fotografías. Es el golpe más duro que nos han dado. Alguien habló. ¿Quién? Eso es lo que no sabemos”. [624]

Radio Habana informó de que los checos rechazaban su mensaje a la Tricontinental. “Los amigos [checos] me llaman el nuevo Bakunin y deploran la sangre que se ha derramado y que será derramada si hay tres o cuatro Vietnams”.

Siempre atento a las noticias sobre “Joaquín”, esperaba que la radio informara sobre escaramuzas o actividad rebelde en otras zonas. Buscaba la columna perdida al norte del Río Grande porque daba por sentado que se había dirigido hacia allí, pero en realidad “Joaquín” había permanecido al sur del río”. [625]

“Radio Habana informó que la conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad reunida en la capital cubana había “recibido un mensaje de apoyo al ELN”; un mensaje, comentó, que sólo pudo llegar por un “milagro de la telepatía”. [628]

“La radio difundía noticias sobre la gran movilización militar en curso; en un boletín se hablaba de 1.800 soldados en la zona; otro decía que “el Che Guevara estaba rodeado en una quebrada”;  otro, que sería “juzgado en Santa Cruz”. [631/632]

Después ató las manos del Che con su propio cinturón. Envió un mensaje por radio a Vallegrande y después de ordenar a los soldados que vigilaran al Che y a Willy, volvió al combate.

A las 15.15, el teniente coronel Selich recibió por radio el informe sobre el “combate sangriento” que libraban los Rangers con “el grupo de Rojos comandados por CHE GUEVARA!”. [633]

“Selich no recibió con agrado al agente de la CIA; lo vigiló estrechamente y observó que llevaba, además de un potente radiotransmisor de campaña, una cámara con lente especial para fotografiar documentos”. [634]

Bajo la mirada suspicaz de Selich, “Mister Félix Ramos [Rodríguez]… instaló su radio portátil y transmitió un mensaje cifrado… a un lugar desconocido”. [635]

Hasta aquí lo que dio de sí la voluminosa obra sobre el CHE. Que cada uno extraiga las consecuencias, evidentemente, una vez más, alienados de izquierdas o fans del castrismo deberían abstenerse de leerla. Aunque no estaría de más darle unas cuantas horas de análisis para anticiparnos a lo que el populismo depara no sólo a los que “quedan atrapados en su tela de araña momentáneamente”, sino a la totalidad de la población que se ve engullida en ese delirio colectivo que no tiene explicación. Para muestra basta pensar en el drama de Grecia o el de Venezuela que, parecen, no son suficientes para abrir las mentes al resto del orbe.

Esa facilidad que tiene nuestra sociedad de culpar al otro [o como dicen en Ecuador: La culpa es de la vaca, unos libritos bastante esclarecedores y que la gente debería de leer como hacen por allí, aunque parece que tampoco les abre los ojos a juzgar por lo que votan] de todos su males y, como decían en mi pueblo “que cada palo aguante su vela”. En el triángulo del Nordeste la palabra clave es ¡Pobret! (Pobrecito) y así se exonera al individuo de su responsabilidad ante la sociedad en la que está inmerso. Por supuesto: la factura la pagamos todos, incluso los teóricos beneficiados de unas medidas populistas que todavía los acaban empobreciendo más. ¿Hasta cuándo? Los empecinados todo lo fían al referéndum, mientras la economía se hunde y cada vez estamos más lejos de Ítaca.

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LA RADIO EN LA LITERATURA: CHE was last modified: enero 18th, 2018 by Editor - Juan Franco Crespo
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