Desde que la primera onda electromagnética fue capaz de enviar al éter una señal interpretable y ser recuperada a través de un receptor, la radio comenzó su prometedora andadura y se apropió del término «emergente». Pero, durante más de 100 años la radio nunca dejó de serlo; con cada nuevo avance tecnológico reacuñaba el término. Con la telegrafía sin hilos encontró un maravilloso campo de aplicación, al superar las limitaciones del tendido de cables, pasando a ser la navegación marítima uno de los mayores consumidores de este nuevo medio de comunicación inalámbrica.
La radio no nació como un medio de comunicación, de hecho cuando se descubrieron las ondas hertzianas ni siquiera se sospechaba la trascendencia que tendría ese descubrimiento. Al principio, la tecnología creó algo para lo que no tenía un objetivo. Así que, a ese avance había que buscarle un fin, ese aparato mágico capaz de enviar voz y sonidos había que llenarlo de contenidos, convirtiéndolo así en un verdadero medio de comunicación. Antes de la llegada de la televisión, la radio comercial abarcó cuotas de audiencia inimaginable, el dial de frecuencias quedó salpicado de numerosas emisoras en diferentes bandas de onda media y onda corta, demostrando su poder de medio cercano, inmediato e instantáneo.
Dial de frecuencias en un receptor de radio clásico. Imagen de sutulo en Pixabay
Los altibajos de la radio sólo fueron espejismos que ocultaban su auténtico carácter permanente. Vino para quedarse y aquél fenómeno siempre «emergente» siguió manifestándose a cada nuevo avance tecnológico. Ni siquiera la llegada de la televisión, que asomó con fuerza a mediados del siglo XX, ni la aparición de la red ARPANET a comienzos de la década de 1970 que dio paso a la INTERNET actual, fueron suficientes para desbancar a la radio como medio de difusión de masas, superando de forma imaginativa cada nuevo obstáculo que pudiese amenazar su merecida posición.
Ni siquiera la televisión ni la aparición de Internet, pudieron desbancar a la radio como medio de difusión de masas |
Actualmente podemos decir que la radio, lejos de decaer, se ha diversificado. A la radio generalista se le unió más tarde la Radiofórmula, nacida en EEUU, aprovechando la popularidad de la FM o modulación en frecuencia, que presenta una alta calidad de sonido y fidelidad musical. En la propia banda modulada en FM se comenzó también a emitir programación diversa y monotemática o especializada: radionoticias, música clásica y otros géneros, información deportiva, e incluso contenidos exclusivamente religiosos.
En los albores del siglo XXI, con una INTERNET que comenzaba a consolidarse, la radio se abrió a un nuevo escenario, sustituyendo las ondas hertzianas por la tecnología streaming. En la última década del siglo XX se dieron los primeros pasos, y actualmente gracias a las mejoras en el ancho de banda de las redes telefónicas, a la tecnología streamcasting y el podcasting, podemos escuchar radios por internet en numerosos idiomas y con una programación y amplia variedad de contenidos.
Tenemos que remontarnos a la Antigüedad para obtener los primeros indicios en el manejo de cargas electrostáticas, y la experimentación con las propiedades de atracción del ámbar al ser frotado con algunos objetos («ámbar» es «elektron» en griego clásico). Se estima que Tales de Mileto, filósofo que fuera maestro de Pitágoras y Anaxímenes, fue de los primeros en advertir esa propiedad electrostática. Para los griegos y otros pueblos del Mediterráneo, aquel fenómeno les resultaba «mágico» y sembró las inquietudes que un día fructificarían en el descubrimiento de la electricidad, o movimiento de los electrones en un material conductor.
Tales de Mileto, además de filósofo, era un erudito y estudioso de los fenómenos de la Naturaleza: Ilustración Wikimedia Commons
Debieron transcurrir alrededor de 2.000 años para que la ciencia, no sólo la física, también la química, mecánica, matemática, etc., entrasen en una dinámica responsable de grandes investigaciones y descubrimientos.
En los siglos XVII y XVIII, aplicando el método científico, se darían los primeros pasos y establecidas bases sólidas para la futura descripción de las leyes físicas, principios y fundamentos, que llevarían a la primera transmisión de una onda electromagnética en el éter y su exitosa captación en un receptor a distancia.
A partir de 1833, los alemanes Johann Friedrich Gauss y Wilhelm Eduard Weber, consiguieron desarrollar dos modelos de telégrafo con hilos, y que más tarde perfeccionaría el inglés Samuel Morse incorporando el código universal que lleva su nombre. El telégrafo adquiriría también un gran protagonismo a comienzos del siglo XX, formando con la radio una inédita simbiosis: el radiotelégrafo.
Johann Friedrich Gauss y Wilhelm Eduard Weber. Imágenes Wikimedia Commons
Weber profetizó lo siguiente en 1835, mucho antes de que las señales de radio comenzasen a tener aplicación en las comunicaciones:
«Cuando el globo terráqueo esté cubierto con una red de ferrocarriles y de alambres telegráficos, esta red prestará servicios comparables a los del sistema nervioso en el cuerpo humano, en parte como un medio de transporte, en parte como un medio para la propagación de ideas y sensaciones, con la velocidad de la luz . . .»
Wilhelm Eduard Weber
Ciento ochenta y cinco años después, aquella profecía de Weber se transformó en la gran telaraña mundial que es hoy Internet.
A comienzos y mediados del siglo XIX la electricidad ya estaba en marcha, aunque sus aplicaciones eran muy limitadas. Pero, variados científicos e inventores trabajaban, a veces en solitario y otras colaborando en proyectos comunes, logrando que nuevos descubrimientos asomaran a la luz. Así, el inglés Michael Faraday planteó en 1830 una teoría sobre la existencia de una fuerza que se movía en el espacio; la denominó «electromagnetismo». Treinta y cinco años más tarde, el también inglés James Clerk Maxwell retomó la teoría de Faraday, descubriendo que efectivamente existía una interacción entre la electricidad y el campo magnético.
Michael Faraday y James Clerk Maxwell, teorizaron y experimentaron sobre la existencia del electromagnetismo. Imágenes Wikimedia Commons.
Posteriormente, el alemán Heinrich Rudolf Hertz supo de los trabajos de Maxwell y Faraday sobre el campo electromagnético, investigando más a fondo y postulando cómo viajaban las ondas electromagnéticas, las cuales fueron más tarde bautizadas en su honor como «ondas hertzianas», que no son más que las conocidas hoy como ondas de radio o radiales.
La comunidad científica nombró la unidad de frecuencia como «hertz» o «hercio», en honor a Heinrich Rudolf Hertz, que demostró experimentalmente cómo viajan las ondas electromagnéticas en el aire y el vacío. Imagen Wikimedia Commons.
Un científico serbio llamado Nikola Tesla, que hoy comienza a ser reconocido pero que fuera injustamente olvidado, tuvo un importante protagonismo en la invención de la radio. Entre su variados inventos, destaca el sistema de corriente alterna que hoy en día lleva la energía eléctrica a nuestros hogares, patente que terminó en manos de Thomas Alva Edison tras la famosa «guerra de las corrientes».
Nikola Tesla. Imagen Wikimedia Commons
En 1884, Tesla inventó la bobina de inducción, un elemento imprescindible para poder emitir y recibir ondas de radio (dispositivo que patentó en EEUU en el año 1900); en 1895 ya había inventado un sistema que permitía enviar mensajes de voz sin hilos En ese año, el laboratorio de Tesla quedó destruido por un incendio, cuando se hallaba listo para enviar una señal de radio a unos 80 kilómetros de distancia, en West Point, Nueva York. Tres años después pudo demostrar el control de un bote por radio en el Madison Square Garden.
Entretanto, el trabajo de un grupo de científicos como el francés Édouard Branly (inventor del tubo cohesor), el británico Oliver Joseph Lodge (que mejoró el sistema de sintonía) o el ruso Aleksandr Popov (que inventó una antena efectiva), junto con el imprescindible invento de la bobina de inducción de Tesla, servirían en 1897 al italiano Guillermo Marconi para desarrollar el primer prototipo de radio funcional, aunando todos esos elementos inventados por separado, en un solo aparato capaz de manejar las señales de radio con un propósito efectivo de comunicación sin hilos.
Guillermo Marconi desarrolló el primer prototipo de radio funcional. Imagen Wikimedia Commons
Marconi realizó diversas pruebas telegráficas inalámbricas, primero en tierra a unos 15 km de distancia, más tarde entre barcos hasta 16 km; a finales del siglo XIX había conseguido unir radiotelegráficamente las costas de Francia e Inglaterra a través del Canal de la Mancha.
Aunque Marconi no inventó la radio, sí fue el primero en aunar todos los elementos para construir una radio funcional |
El litigio entre Guillermo Marconi y Nikola Tesla merece que le dediquemos un par de párrafos. Tesla recibió las patentes de sus trabajos de la radio en 1900, siendo denegadas las de Marconi por basarse en los trabajos que aquél ya había realizado. Pero Marconi siguió pleiteando durante tres años, e inexplicablemente, en 1904 la oficina de patentes de Estados Unidos revertió su decisión anterior, concediendo la patente como inventor de la radio a Marconi, el cual recibió el premio Nóbel de Física en 1909. A pesar de las demandas de Tesla contra Marconi por infracción de patente, todas fueron en vano.
Cuarenta y tres años después, como si fuera una ironía del destino, aunque Marconi había fallecido en 1937, su compañía demandó al Gobierno de Estados Unidos por infringir su patente de la radio, al utilizarla sin permiso en las comunicaciones militares durante la Primera Guerra Mundial. El caso nunca llegó a juicio, porque El Tribunal Supremo de Estados Unidos, para evitar una demanda muy cuantiosa, confirmó la antigua patente de Tesla sobre la invención de la radio, restaurando así su autoría. Desgraciadamente, Tesla nunca pudo disfrutar de ese gran triunfo, porque había fallecido unos meses antes.
Los primeros años del siglo XX vendrían cargados de nuevas invenciones que irían dando notables impulsos al nuevo medio de comunicación sin hilos. Varios investigadores, como el bengalí Jagadis Chandra Bose o el estadounidense Greenleaf Whittier Pickard, descubrieron la existencia de algunos minerales metálicos capaces de detectar y rectificar señales de radio; Pickard encontró la forma de mejorar la capacidad rectificadora de esos minerales como la galena, al construir un cat’s whisker o «bigote de gato» resultando un hallazgo revolucionario.
El cat’s whisker o «bigote de gato», un detector de galena inventado por Greenleaf Whittier Pickard. Imagen Wikimedia Commons. Autor: Holger Ellgaard
Se popularizó así el uso de los receptores de galena, en los que se utilizaban cristales semiconductores de sulfuro de plomo, que podían captar y demodular señales de radio previamente moduladas en amplitud.
Antiguo receptor de galena. Imagen Wikimedia Commons. Autor: ArnoldReinhold
Estos receptores de galena fueron muy populares debido a su simplicidad de funcionamiento, aunque había que escuchar las emisoras mediante unos auriculares de alta impedancia, ya que las señales aún no se amplificaban, sino que se escuchaban muy débilmente con la propia fuerza de la señal que entraba por la antena.
El cat’s whisker o “bigote de gato” fue un hallazgo revolucionario, permitiendo construir rectificadores de galena para detectar las señales de radio |
En 1906, el británico John Ambrose Fleming desarrolló un diodo rectificador de ondas electromagnéticas y que unos años después transformaría en el triodo. Por su parte, el norteamericano Lee de Forest consiguió integrar los elementos del triodo dentro de un tubo de vacío, permitiendo no sólo enviar y recibir señales, sino también amplificarlas; había nacido la radio de tubos de vacío o radio de válvulas, que fueron sustituyendo a las radios de galena, permitiendo ya acoplar altavoces y obtener una notable mejora en la calidad de recepción, sintonía y audición.
Antigua radio de válvulas o tubos de vacío
Al principio, las ondas de radio sólo contenían señales sin modular, por lo que los mensajes se transmitían y recibían telegráficamente usando códigos, que podían después ser decodificados al alfabeto de cualquier idioma. El más famoso de ellos, que trascendió y se asentó por muchas décadas, fue el código de Samuel Morse. Aunque a finales del siglo XX la telegrafía quedó prácticamente extinta, los radioaficionados de todo el mundo se resistieron a perder ese patrimonio histórico-tecnológico, y siguen conservando como una reliquia esa forma de comunicación en clave Morse.
En el mismo año 1906 surge otro avance revolucionario que, con el tiempo, terminaría convirtiendo la radio en un fenómeno de masas: el canadiense Reginald Aubrey Fessenden, desde Massachusetts, lanzaba al éter la primera señal de la historia que transportaba la voz, su propia voz, que pudo ser escuchada por unos radiotelegrafistas a bordo de un barco. Los operadores de la United Fruit Company, además de la voz del Dr. Fessenden pronunciando unas palabras bíblicas y tocando el violín, pudieron escuchar por primera vez a una mujer cantando.
Reginald Aubrey Fessenden lanzó al éter la primera señal de la historia que transprotaba la voz. Imagen Wikimedia Commons.
El envío al éter por primera vez de una señal de radio que transportaba la voz, constituyó una nueva revolución, que convertiría a la radio en un auténtico fenómeno de masas |
Los siguientes cuatro años fueron para los inventores y gente de ciencia en general, una fase de investigación apasionante y productiva. A partir de 1910, la transmisión de la voz humana a través de las ondas cobró un auge inusitado. De Forest pudo transmitir en vivo el 13 de enero de 1910, desde el Metropolitan Life Building, al tenor italiano Enrico Caruso cantando ópera. Este hito marcó un punto de partida histórico para el futuro de la radio, aunque en ese momento todavía no se daban las condiciones adecuadas para una radiodifusión pública generalizada. No obstante, en esa segunda década del siglo XX, las grandes corporaciones intuían el grandioso futuro que tendría la radio, y así lo demostró General Electric en 1919, fundando en EEUU el mayor gigante de la radiodifusión mundial jamás creada: la RCA (Radio Corporation of America).
Para que la radio llegase a ser un fenómeno de masas, se requerían estaciones de radio que pudieran emitir las señales con las producciones sonoras. En 1915 dos emisoras experimentales, una en la Universidad de Wisconsin y otra (que se nombró como WBZ) situada en Springfield, Massachusetts, comenzaron a transmitir de forma más o menos regular. En 1916 inició sus emisiones la KDKA, desde el suburbio de Wilkinsburg en Pittsburgh, Pensilvania. En 1920 lo hizo la WWJ de Detroit. El tipo de programas que producían consistía en información del tiempo, noticias, programas educativos, también sobre agricultura, entre otros.
La KDKA, una de las primeras estaciones de radio del mundo, que comenzó sus emisiones en 1916.
Pero, producir las materias radiales y mantener aquellos equipos de transmisión experimentales conllevaban unos costes altos, por lo que sus promotores y los centros educativos implicados desistieron; pasando a tomar las riendas las cadenas periodísticas y agencias de prensa de Estados Unidos. Los nuevos propietarios convirtieron la radio en un negocio que permitiría financiarla mediante programas patrocinados. El 28 de agosto de 1922, la emisora WEAF de Nueva York inauguró este sistema con un cliente que anunció la venta de dos edificios de la Borough of Queens. Ese día significó el nacimiento de la radiodifusión comercial. A finales de ese año, había en EEUU cerca de 40 emisoras, y en Europa comenzaron varias transmisiones experimentales que en poco tiempo pasaron a ser de programación permanente.
En esta tercera década del siglo XX la radiodifusión prolifera por todo el globo, e igualmente los fabricantes y distribuidores de tecnología relacionada con la radio. Las estaciones nacen aceleradamente, y asimismo la variedad de programación y nuevos géneros radiofónicos. Esta masificación de emisoras trajo consigo un problema en la compartición de las radiofrecuencias, pues al no existir un regulador que asignase y controlase el espectro radioeléctrico, muchas emisoras se solapaban unas a otras y se hacía imposible su audición. Los gobiernos fueron conscientes de este problema, y comenzaron a crear normativas y ministerios o departamentos encargados de las telecomunicaciones, que no sólo vigilasen el cumplimiento de la legislación sino también dar licencias y asignar las frecuencias de transmisión.
Entre los años 1925 y 1938, se hicieron diversas investigaciones en física de estado sólido sobre semiconductores, al principio sin resultados prácticos, llevados a cabo por diversos físicos e inventores, como el polaco Julius Edgar Lilienfeld o los alemanes Oskar Heil, Robert Pohl y Rudolf Hilsch.
La invención del transistor significó un salto tecnológico de gran envergadura, no sólo para la radio, también para otras tecnologías, al reemplazar las voluminosas válvulas de vacío |
Fueron las explicaciones sobre rectificadores a base de semiconductores dadas por el alemán Walter Schottky y el inglés Nevill Mott, los que indujeron al físico estadounidense William Bradford Shockley, a pensar que era posible construir un dispositivo equivalente a la válvula triodo de vacío pero utilizando semiconductores. A partir de 1947, en los laboratorios Bell, Shockley lideró un grupo donde también estaban los físicos Bardeen y Walter Houser Brattain. Realizaron diversos experimentos con cristales de germanio, consiguiendo amplificar una señal en un semiconductor al que conectaron unos electrodos de oro.
John Bardeen, William Shockley y Walter Brattain, inventores del transistor, en 1948. Imagen Wikimedia Commons.
Enseguida Shockley entendió el potencial de lo que acababan de descubrir, trabajando intensamente en los siguientes meses para ampliar los conocimientos sobre el funcionamiento de los semiconductores. Basándose en la propiedad de ese dispositivo, de transferir una señal entre dos espacios de diferente resistencia, se le llamó «transistor», que es un apócope de las palabras inglesas «transfer» (transferencia) y «resistor» (resistencia), es decir, un transistor es un resistencia de transferencia.
Shockley, Bardeen y Brattain recibieron conjuntamente el Premio Nobel de Física en 1956, «por sus investigaciones sobre semiconductores y su descubrimiento del efecto transistor».
Diferentes tipos de transistores, desde el más pequeño destinado a funciones de amplificación de señales débiles, hasta el más grande dedicado a trabajar con señales de potencia. Imagen Wikimedia Commons.
Con la aparición del transistor, numerosos equipos y tecnologías que no era posible aplicar en muchos diseños electrónicos, o resultaban extremadamente voluminosos debido al considerable tamaño de las válvulas de vacío, comienzan a emplear transistores en su circuitería interna. El tamaño es lo primero que destaca, al reducirse notablemente, pero también otros parámetros como la apreciable caída en el consumo de energía, siendo ya posible alimentar muchos aparatos con pilas o baterías.
El transistor dio un importante impulso a la radio. Se advirtió rápidamente en el tamaño de los receptores, más pequeños y portátiles, al ser sustituidas las válvulas de vacío por ese semiconductor.
La radio, por supuesto, es uno de los más beneficiados con la aparición del transistor, recibiendo un impulso muy notable; los receptores pasan a ser más pequeños, económicos, portátiles y más sencillos de operar, e igualmente los equipos de transmisión.
En 1933, la radio ya era un fenómeno de dimensión mundial y seguiría creciendo en todos los sentidos, incluso durante los periodos bélicos, donde tuvo un importante protagonismo en su vertiente militar, pero hacia finales del siglo la evolución de las telecomunicaciones llevó a la humanidad a otra revolución que, para muchos, es tan grande como el descubrimiento del fuego o la invención de la rueda: el nacimiento de Internet.
En la última década del siglo XX, la aparición de Internet, y a pesar de que ya asomaban algunas estaciones online y también las tradicionales comenzaban a explorarla, aún tendrían que evolucionar al albor de nuevas tecnologías de audio y vídeo, con la apertura de la radio, tanto la tradicional como las ciberestaciones, al nuevo medio que interconectaba todo el globo. Pero el camino estaba libre y con la aparición de los smartphone, las redes sociales, el Internet de alta velocidad y otras tecnologías, la radio daría un nuevo salto a escala planetaria.
A comienzos del siglo XXI, la Red de Redes se estaba redescubriendo, y la radio tradicional también estaba a punto de hacerlo. Es cierto, que durante gran parte de su existencia, la radio se manifestó como un medio de una sola dirección; el mensaje se creaba y se transmitía, y el oyente que lo recibía debía asimilarlo sin opción de discrepar sobre su contenido, es decir, el destinatario de la información estaba sujeto a aceptarla forzosamente. Esto no es algo exclusivo de nuestro tiempo, ya Platón hace más de 2.000 años, expresaba en sus «Diálogos» su descontento ante la invención del libro por su falta de carácter dialógico, ya que el libro no sabe o no puede responder si se le pregunta. Decía Platón que el libro era:
«…una entidad antidialógica no interlocutiva, con la que no se puede discutir»
Aristóteles fue otro filósofo que también disertaba sobre la comunicación y el «arte de la retórica», afirmando que la comunicación tiene como fin la persuasión, es decir, «el intento del orador de llevar a los demás su propio punto de vista».
La digitalización de la información fue un notable avance tecnológico que alcanzaría su mayor exponente con la aparición de Internet |
Eso mismo sucedía con la radio. Escuchábamos, pero no podíamos responder ni discutir lo escuchado, como decía Platón, y estábamos expuestos a ser persuadidos por la palabra del orador, como decía Aristóteles. Esto cambió un poco a partir de la generalización de las líneas telefónicas, donde los oyentes podían llegar a interactuar, comentar y opinar en determinados programas de difusión en directo. Internet lo pondría mucho más fácil, las emisoras de radio comenzaron a utilizar las redes sociales para compartir sus contenidos, pero también para que los seguidores interactuasen, tanto en las propias redes como directamente en los programas, incluso aunque no fuesen en directo, porque una vez concluido un programa la dialéctica y el debate podían continuar en las redes sociales de la mano de los oyentes.
La digitalización de la información fue un avance tecnológico de gran envergadura, especialmente con la aparición de Internet pues, tras un periodo relativamente corto, permitió difundir contenidos multimedia, y obviamente la radio se aprovechó de esa tecnología. La radio estaba a punto de reinventarse, de transformarse en un nuevo medio sin necesidad de antenas, ni enlaces de microondas, ni grandes equipos transmisores de potencia. Técnicamente ya sólo se necesitaba un micrófono, una conexión a Internet, un servidor web y una aplicación de streaming; ahora cualquiera con mínimos conocimientos ya podría lanzar su propia emisora de radio al mundo. Cuestión aparte era la producción de los programas, que seguía requiriendo de un potencial humano, pero en lo que se refiere a la parte tecnológica todo se había simplificado notablemente.
En el Fraunhofer Institut für Integrierte Schaltungen de Alemania, se gestó en 1987 el primer avance que facultaba la grabación y reproducción de sonido en un ordenador, permitiendo almacenarlo en un formato comprimido. Ese formato se llamó «MPEG-1 Audio Layer 3», más conocido como MP3. Cuando Internet comenzó a permitir el manejo de materiales multimedia, el MP3 se hizo muy popular a través de ese medio. La radio por internet aprovecharía más tarde esa tecnología para difundir el sonido.
Fue en 1993, en Estados Unidos, donde se lanzó por primera vez una radio por Internet. La primera estación de radio online fue «Internet Talk Radio», que utilizó una tecnología llamada MBONE para almacenar y distribuir archivos de voz, los cuales eran compatibles con ordenadores PC y Macintosh. Con este sistema pudo estar presente en 106 países y llegar a 14 millones de personas. Más tarde integró en la emisión texto e imágenes, de forma que los internautas también podían interactuar simultáneamente con la emisora además de escuchar.
Las emisoras convencionales vieron en la Red un modo de ampliar su zona de cobertura |
La Internet Talk Radio era una emisora exclusivamente de Internet, no disponía de una estación terrestre con sus propios equipos y antenas de transmisión, pero otras emisoras convencionales también comenzaron a diversificar sus emisiones y hacerse presente en la Red para ampliar la zona de cobertura natural de sus antenas. Así, la primera estación de radio terrestre que comenzó a transmitir en vivo por Internet fue la WXYC, que trabajaba en 89.3 de la FM, y era propiedad de la Universidad de Carolina del Norte. La WXYC inició su andadura online en noviembre de 1994, utilizando el formato de sonido MP3.
El mismo año 1994, La Voz de América también se lanzó al ruedo de Internet, siendo la primera empresa de noticias en usar este medio con una programación continua. Le siguieron la KJHK de Lawrence, Kansas, que emitía en 90,7 de la FM, con una programación ininterrumpida; y una nueva ciberestación, la RT-FM que emitía desde Las Vegas, Estados Unidos.
Un año después, a comienzos de 1995, una agencia de publicidad de Marina del Rey, California, junto a otros socios, fundaría la primera ciberemisora comercial por Internet, la Radio HK. Esta emisora difundía anuncios y una programación musical de bandas independientes durante las 24 horas. A lo largo de ese año se dio a conocer el Real Audio (que más tarde en 1997 se llamaría RealNetworks), cuya novedad consistiá en permitir escuchar transmisiones de MP3 a través de streaming, una tecnología que sería exitosa pero todavía prematura en una Internet donde aún no predominaba la banda ancha. Al Real Audio le surgió la competencia del WMA de Microsoft que, aunque gratuito, sólo resultaba compatible con los productos de esa empresa.
Estudio de una emisora de radio por Internet. Imagen Wikimedia Commons
Puede considerarse 1995 como el año en que la radio por Internet comenzó a despegar. Gracias a Real Audio, múltiples estaciones de radio online nacieron antes de concluir el siglo XX. También la radio universitaria haría su aparición en 1999, una de las primeras en operar fue la CFXU, de la Universidad de St. Francis Xavier, en Antigonish, Nueva Escocia. Justo en ese mismo año, de la mano de scour.com, aparece el primer software que permitía a cualquier usuario de la Red operar su propia estación de radio online, se llamó Mycaster MP3. Para escuchar las emisiones los oyentes tenían que usar un software de Mycaster en sus navegadores.
Iniciado el siglo XXI, el sistema operativo de Microsoft traería consigo algunas mejoras que, empleando un ancho de banda suficiente, permitía operar Unicast, donde los oyentes podían escuchar una transmisión con una calidad de sonido excelente, similar a la de las emisoras de FM. Esta tecnología no duraría, pues a partir de 2004 la mayoría de emisoras optaron por el podtcasting, que abriría para la radio online un nuevo campo inexplorado.
En 2007 se daría otro paso importante para la radio online, con la creación del código DHTML para el Internet Explorer de Windows Mobile. La ciberradio ya era portátil a través de los teléfonos móviles smartphone.
En la actualidad, las radios online del mundo se cuentan por decenas de miles. Las más escuchadas son las webcast, es decir, aquellas que sólo emiten por Internet y no disponen de estaciones terrestres. Les siguen las simultcast, o sea, las que disponen de una infraestructura y antenas terrestres, pero que también emiten simultáneamente por internet. La mayoría de las emisoras webcast no emiten para una zona concreta, como suele suceder con las simultcast, sino que son emisiones de ámbito global. De todas formas, las emisoras tradicionales encontraron métodos de obtener nuevos oyentes en la Red mediante las Side-Channels, que son canales adicionales creados específicamente para una determinada audiencia.
Antes de la existencia de Internet, para escuchar la radio era preciso disponer de un receptor de radio y hallarse dentro de la cobertura de sus antenas. Internet vino a dar a la radio una capacidad de lanzar su señal a cualquier punto del planeta, incluso una simple emisora local o municipal de una pequeña población, puede ahora estar presente en sus antípodas a través de su ciberseñal. Para escuchar la radio sólo necesitamos una conexión a Internet y una aplicación que maneje audio en streaming, o alguna página web de radios online que tenga integrado el reproductor de audio.
Existen variadas páginas gratis y aplicaciones para escuchar la radio por Internet, tanto PC como smartphone. Destacamos la aplicación Tunein Radio, cuya compañía fue fundada en el año 2002 en Dallas, Texas. Esta aplicación entrega transmisiones de audio de variadas temáticas: además de la radio en vivo también ofrece música, deportes y podcasts; sólo en emisoras de radio podemos acceder a más de 50.000 estaciones. A finales de 2019 Tunein ya superaba los 75 millones de usuarios en todo el mundo.
La radio, desde sus orígenes, no hizo otra cosa que evolucionar y reinventarse; aquél término de «emergente» de sus inicios siempre estuvo presente a lo largo de su historia. Lejos de decaer por la llegada de nuevas tecnologías, como la televisión, supo adaptarse y transformarse. Más aún, con las nuevas TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), la digitalización y la aparición de Internet, la relación con el oyente se convirtió en más cercana e interactiva. De una forma pasiva y unidireccional, donde el oyente se limitaba a escuchar y asumir la información, se pasó a una forma de intercomunicación participativa, de doble dirección.
Los contenidos también manifestaron cambios importantes. La producción, programación y transmisión, tanto vía éter como en el ciberespacio, se diversificaron notablemente con nuevos formatos y una amplia oferta, informativa, musical, de entretenimiento…
En definitiva, la radio nació, trascendió y se hizo universal.
FUENTES DE CONSULTA
– https://www.radiosdeinternet.com/
– ¡La radio vive! – Ed. Ciespal
– Las redes sociales como impulsoras de la radio web – Revista Question
– 100 claves para la radio en línea – Ed. Ciespal
– La Radio en la era digital – Univ. de Chile
– La radio online. Nuevas formas de hacer radio – Univ. de Sevilla
– Radio hertziana vs. radio en Internet – Univ. de Zulia
– La radio online como instrumento de estrategia comunicativa – Univ. P. Salesiana
– La Radio – Univ. Católica de Manizales
Imagen cortesía de taiarts.com Desde que tuvo lugar la primera emisión de radio comercial el… Leer más
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