El Dr. Alfred Norton Goldsmith y Edward T. Dickey llegaron a experimentar con este sistema de recepción de las ondas de radio, usando el efecto del sabor que deja en la lengua la corriente eléctrica. Este sistema, sin embargo, no fue propuesto para un uso comercial, aunque se llegó a pensar en su momento que algún día pudiese ser útil o necesario donde la recepción sea hecha en un lugar con ruido.
Las corrientes generadas por el receptor de radio son en este caso tan débiles que no tienen ningún efecto dañino en la lengua. Para resolver el problema, Los experimentadores usaron un amplificador con válvulas termoiónicas de vacío para entregar el valor de corriente justo para causar el efecto fisiológico buscado. Dos electrodos de plata montados en una pieza de goma dura son ubicados en la boca. Cuando ellos tocan la lengua, la corriente fluye y causan ese “retrogusto”.
(Tomado de Popular Science, Agosto 1921, pag. 35)
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