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Mitos y Leyendas
MITOLOGÍA GRECO-LATINA
Dioses olímpicos: Dionisio/Baco - 1ª parte
Naturaleza y hechos de Dionisio
ionisio (Baco para los romanos) era el dios del vino.
Por orden de Hera los Titanes se apoderaron del niño Dionisio recién nacido de
Zeus. Era un ser cornudo coronado con serpientes y, a pesar de sus
transformaciones, lo desmenuzaron. Hirvieron los pedazos en una caldera,
mientras un granado brotaba de la tierra donde su sangre había caído; pero
salvado y reconstruido por su abuela Rea, volvió a la vida.
Perséfone, a quien Zeus confió su cuidado, lo llevó al rey Atamante de Orcómenos y su esposa Ino, a quienes persuadió para que criasen al niño en las habitaciones de las mujeres, disfrazada de niña. Pero no se podía engañar a Hera, quien castigó al matrimonio real con la locura, de modo que Atamante mató a su hijo Learco confundiéndolo con un ciervo.
Después, por orden de Zeus, Hermes transformó
temporalmente a Dionisio en un chivo o un morueco y lo regaló a las ninfas
Macris, Nisa, Erato, Bromia y Bacque, del monte Nisa en el Helicón. Ellas
cuidaron a Dionisio en una cueva, lo mimaron y lo alimentaron con miel, servicio
por el cual Zeus colocó luego sus
imágenes entre las estrellas con el nombre de las Híades. Fue en el monte Misa
donde Dionisio inventó el vino, por el que se le celebra principalmente.
Cuando llegó a la edad viril, Hera lo reconoció como hijo de Zeus, a pesar del afeminamiento a que lo había reducido su educación, y lo enloqueció también. Fue a recorrer el mundo entero acompañado por su preceptor Sueno y un ejército salvaje de sátiros y ménades, cuyas armas eran el báculo con hiedra enroscada y con una pina en la punta, llamada thyrsus, y espadas, serpientes y bramaderas que infundían el terror. Navegó rumbo a Egipto, llevando consigo el vino, y en Faros el rey Proteo lo recibió hospitalariamente.
Dionisio luchando contra gigantes.
Detalle de un ático de figuras rojas del.
460 a.C. - Museo del Louvre
Entre los libios del Delta del Nilo, frente a Faros,
vivían ciertas reinas amazonas a las que Dionisio invitó a marchar con él contra
los Titanes y restablecer al rey Amón en el reino del que había sido expulsado.
El triunfo de Dionisio sobre los Titanes y la restauración del rey Amón fue la
primera de sus muchas vic
torias militares.
Más tarde se dirigió hacia el Este para ir a la India. Cuando llegó al Éufrates se le opuso el rey de Damasco, al que desolló vivo, pero construyó un puente sobre el río con hiedra y vid; después de lo cual un tigre, enviado por su padre Zeus, le ayudó a cruzar el río Tigris. Llegó a la India después de encontrar mucha resistencia en el camino, y conquistó todo el país, al que enseñó el arte de la vinicultura, dotándolo además de leyes y fundando grandes ciudades.
A su regreso se le opusieron las amazonas, a una horda de las cuales persiguió hasta Efeso. Unas pocas se acogieron en el Templo sagrado de Ártemis, donde sus descendientes viven todavía; otras huyeron a Samos y Dionisio las siguió en embarcaciones y mató a tantas que el campo de batalla se llama Panhaema. En las cercanías de Floco murieron algunos de los elefantes que había llevado a la India, y todavía se muestran allí sus huesos.
Fuentes: Robert Graves, Los Mitos Griegos; Isaac Asimov, Las palabras y los mitos; René Ménard, Mitología Greco-latina.