Literatura poética
LA POESÍA EN EL SIGLO XX [DE 1900 A 1939]
Otros poetas - 5ª parte
Emilio Prados
milio Prados nació en Málaga (1899-1962). Estudió en Alemania, pero residió en Madrid y su ciudad natal hasta finalizar la guerra civil, en que tuvo que exiliarse a México, donde murió.
Fue impresor y editor en unión del también poeta Manuel Altolaguirre. Integrante de la generación del 27, una de sus obras iniciales Vuelta (1927), es de un tono jubiloso pero que va desapareciendo hasta convertirse en una poesía de nostalgia y dolor, donde el amor, la soledad, y la muerte están presentes y desempeñan un papel decisivo, ejemplo de las obras Jardín cerrado (1946) y Río natural (1953), entre otras.
Otras obras de sus inicios son Tiempo (1925) y Canciones del farero (1926). Durante la guerra escribió una poesía acorde a los tiempos de conflicto bélico que vivió; en este contexto publicó Llanto subterráneo (1936) y Llanto de sangre (1937); en el exilio publicó entre otros libros Memoria del olvido (1940), Mínima muerte (1942) y, ya en el último año de su vida, Transparencia (1962).
Pedro Garfias
Pedro Garfias nació en Salamanca (1901-1967). Al finalizar la guerra civil se exilió a México, donde murió.
Garfias es vinculado por algunos críticos a la generación del 27. Su poesía, de gran perfección formal, tuvo una primera etapa de orientación vanguardista --fue uno de los iniciadores del ultraísmo--; más tarde, su poesía evolucionó desde el vanguardismo y se hizo más autobiográfica.
En 1938 recibió el Premio Nacional de Literatura por Poesías de guerra. Ya en el exilio publicó Primavera en Eaton Hastings (1940) y Río de aguas amargas (1953). En 1971 apareció una antología póstuma de sus poesías, titulada De la soledad y otros poemas.
Manuel Altolaguirre
Manuel Altolaguirre nació en Málaga (1905-1959). Fue editor de revistas como Litoral, Caballo verde para la poesía, Héroe, entre otras. Está vinculado a la generación del 27 junto a Emilio Prados.
Se casó con la también poetisa Concha Méndez, y al finalizar la guerra civil se exilió a Cuba y México; en esta ciudad fue productor y guionista de la película de Luís Buñuel Subida al cielo (1951). Tiene en su haber un largometraje: El cantar de los cantares (1959). Pudo regresar a España en dos ocasiones, pero falleció en Burgos en un accidente de tráfico.
La poesía de Altolaguirre posee influjos de Juan Ramón Jiménez y de Pedro Salinas. Su obra completa se reunió póstumamente en las Poesías completas (1960) publicadas en México, en las que destacan Las islas invitadas (1926), Soledades juntas (1931), La lenta libertad (1936), Nube temporal (1939) y Fin de un amor (1946) y Poemas en América (1955).