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Lengua
SEMÁNTICA
Denotación y connotación - 2ª parte
La connotación propia y compartida
a connotación raramente es individual. Puede serlo en
los casos excepcionales en que alguien elabora un lenguaje propio (idiolecto),
cuyas claves, por otra parte, ha de dar a conocer, so pena de no ser entendido.
Ello ocurre a veces en los textos literarios, en los que, en virtud de ciertos
usos contextuales y frecuencias de aparición, determinadas palabras alcanzan
connotaciones específicas.
Así pues, podría entenderse (el idiolecto) como el conjunto de usos de un individuo (habla de Cervantes, de Cela, etc.) o de un grupo reducido y bien delimitado (habla de Sevilla, de Cádiz, de Madrid).
Pero, por lo general, la connotación es colectiva, y supone alguna institucionalización social: la connotación de un término es compartida por un grupo de hablantes y aun eventualmente por todos; piénsese en la que movilizan palabras como "muerte", por ejemplo.
La pérdida del valor denotativo
La connotación puede en ocasiones recubrir casi totalmente el significado denotativo, el núcleo conceptual básico de una palabra. Incluso a perderse la denotación a través de la historia para conservarse la connotación como único referente.
Ocurre en la poesía: en el verso de Machado "ahora ya estamos solos mi corazón y el mar", esta última palabra connota, a la luz de la tradición literaria y de la propia obra del poeta, significados de "muerte" o "desconocimiento".
En la lengua coloquial, palabras que se usan como insultos han perdido el valor denotativo que tienen en la lengua para poseer sólo el connotativo, la intención insultante que quien los profiere pone en ellos y que entiende perfectamente el destinatario (por ejemplo, "¡taxista!"dicho a un conductor que conduce imprudentemente).
Palabras, en fin, como "comunismo" o "capitalismo" hacen que quien las oye tienda instintivamente a ponerse a favor o en contra, sin reparar en sus significados denotativos, muy complejos y polémicos, que quedan prácticamente borrados.
En esta historieta de Mafalda, Miguelito expresa
"hijo", "sobrino", "primo" o "nieto" identificándolas como "palabras lindas",
debido a la "connotación" de intensa afectividad que esas palabras evocan en la
edad infantil. Sin embargo, "concuñado" o "nuera" tiene para él connotaciones
contrarias, de relación poco afectiva o abstracta.
(Ed. Lumen, 1970)
En registros de la lengua como el coloquial, el más frecuente para la mayoría de los hablantes, la connotación es esencial: lo expresivo y lo apelativo están en el centro mismo de la comunicación.
La lengua literaria moviliza también significados connotativos y aun los crea. Por el contrario, los lenguajes científicos, donde el emisor y el receptor están idealmente ausentes, son un terreno en el que la denotación es casi exclusiva.