INVENTOS E INVENTORES: Historia de los inventos: Instrumentos de la ciencia - 1ª parte
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Inventos e inventores

HISTORIA DE LOS INVENTOS

Fuente: Revista "Sucesos"

Instrumentos de la ciencia - 1ª parte


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Introducción

as invenciones del microscopio, Telescopio, Barómetro, Termómetro, Estetoscopio, Rayos X y muchos otros contribuyeron notablemente a impulsar la medicina y demás ramas de la ciencia.

En el medio siempre cambiante y cada vez más perfeccionado del moderno instrumental científico, sólo queda un recuerdo enciclopédico para algunos viejos aparatos de estructura simple y factura tosca que en otra época, cuando la ciencia era aún una aventura incipiente, abrieron el camino a la investigación y la experimentación, revelando al hombre gran parte de un macrocosmos desconocido, o iniciándolo en los misterios de la atmósfera que lo rodeaba, y aun más, en los de su propia estructura corporal, como la composición de su sangre o de sus huesos. Pese a los siglos, y por el mérito de haber sido creados bajo el aprisionamiento de principios muchas veces inmutables, los viejos aparatos superviven.

LA INVESTIGACIÓN: El plinto, régulo, la diopra, el teodolito, cuadrantes y astrolabios fueron algunos instrumentos empleados en la antigüedad en investigaciones relacionadas con el Sol y la Luna, la horizontalidad de un plano, las triangulaciones del terreno, y en la navegación, respectivamente.
LA INVESTIGACIÓN: El plinto, régulo, la diopra, el teodolito, cuadrantes y astrolabios fueron algunos instrumentos empleados en la antigüedad en investigaciones relacionadas con el Sol y la Luna, la horizontalidad de un plano, las triangulaciones del terreno, y en la navegación, respectivamente. En la foto, una imaginativo vista panorámica donde se aprecia el empleo de aquellos elementos

En el más moderno instrumental de medición atmosférica perdura el esqueleto del barómetro de Torricelli; en los más grandes observatorios astronómicos del mundo late la estructura del viejo telescopio de Galileo; entre las trompetillas de madera creadas por Laennec para auscultar un paciente y el estetoscopio que hoy usan los médicos media un espacio-tiempo de 152 años, pero una idea y un principio común los liga. Los rayos X ya tienen más de un siglo de existencia y aún siguen vigentes.

Por último, el recuerdo de estos primitivos o primeros instrumentos de la ciencia, considerados aquí, telescopio, microscopio, barómetro, termómetro, estetoscopio y rayos X- no impactó sólo en el campo exacto de la investigación; el telescopio remeció hasta sus cimientos el mundo filosófico de la época; el barómetro echó por tierra toda una laboriosa teoría metafísica; el microscopio derrumbó una serie de mitos. Todo ello amplía hasta márgenes insospechadas los campos que fueron abriendo.

Revelaciones del cielo

Corre 1610. Los nobles romanos, los estudiantes de las universidades de Padua y de Pisa, el alto clero, los artistas, asisten entre atónitos y estremecidos a una disputa filosófico-religiosa que ha logrado polarizar todas las opiniones: las revelaciones del científico Galileo Galilei, contradichas por los viejos aristotélicos, los jesuitas y los científicos.

En un opúsculo llamado "Sidereus nuncias", “El mensajero del cielo", Galileo ha narrado los últimos descubrimientos y observaciones realizados en el campo celeste: vértices montañosos y valles en la Luna, nuevas estrellas, el cinturón de Orión, parte de la forma de Saturno, formación de las constelaciones... Todo un mundo desconocido y marginado de las aseveraciones aristotélicas.

Pero ¿cómo ha penetrado Galileo Galilei a este mundo incógnito? A través del mismo instrumento de su invención con que un año antes permitiera a algunos nobles observar, desde el campanil de San Marcos de Venecia, algunos barcos que venían en dirección al puerto y que estaban a una distancia imposible de cubrir con la vista. Un instrumento del cual se disputa a Galileo la invención, pero no su primera aplicación práctica: el telescopio.

"Me limité a experimentar lo que ocurriría combinando un vidrio cóncavo y otro convexo, y entonces encontré lo que buscaba. Al día siguiente construí el instrumento, y después hice otro más perfecto, que seis días más tarde llevé a Venecia, donde, con gran maravilla, lo vieron casi todos los principales nobles de la República". En estos términos simples, el científico renacentista deja constancia de su invento, que sería su gloria y también su muerte.

Pero si bien la aplicación del telescopio a la astronomía fue auténticamente suya, la idea original del aparato le es disputada con mucho mérito por investigadores anteriores. Una gran mayoría de los historiadores atribuye la invención del telescopio a los hermanos Rogete, de origen español, que lo habrían construido a mediados del siglo XVI. Aun cuando las opiniones son controvertidas, se cita especialmente a uno de ellos, un artífice gallego que trabajaba en un lugar de La Coruña, cuyo primer nombre no se menciona, pero que hizo la combinación de cristales básica del telescopio.

Otros lo atribuyen al holandés Hans Lippershey, un fabricante de gafas de Middelburgo, que llegó casualmente a conocer el principio óptico y montó una lente convexa y una cóncava sobre un mismo tubo, en el año 1608. De esta invención Galileo tuvo conocimiento a través de un noble francés, Jacques Badouere, a quien el científico conoció en Venecia.

Por estos antecedentes, la teoría más generalizada indica que Galileo "reinventó" el telescopio en 1609, y que el gran paso suyo, aparte de una meritoria construcción del objeto, fue aplicarlo a la "observación del cielo", paso además que dio coincidentemente con el alemán Simón Marius. Años después el telescopio de Galileo iba a experimentar nuevas transformaciones. En 1656 el científico holandés Cristián Hughes construía un telescopio de casi siete metros de largo que le permitió descubrir los anillos de Saturno. Sin embargo, cuando con nuevas ambiciones intentaba prolongar aún más su longitud, advirtió que la visión óptica se había entorpecido.

Sólo siete años más tarde este inconveniente iba a ser superado, cuando el escocés James Gregory diseñaba el primer telescopio de reflexión, que a su vez sería construido por primera vez por Isaac Newton en 1668. El lente del telescopio de refracción había sido reemplazado por un espejo cóncavo.

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