INVENTOS E INVENTORES: Historia de los inventos: El motor de explosión - 1ª parte
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Inventos e inventores

HISTORIA DE LOS INVENTOS

Fuente: Revista "Sucesos"

El motor de explosión - 1ª parte


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Introducción

ún cuando el vapor y la electricidad aplicados a diversos vehículos, superaban ya durante la segunda mitad del siglo XX, la barrera de los cien kilómetros por hora, el futuro no iba a ser suyo.

Un tercer competidor estaba destinado a llegar mucho más lejos: el motor de explosión o combustión interna. Si hay un invento que no pueda atribuirse en manera alguna a un solo hombre, éste es el ejemplo más específico de ello, ya que sería difícil encontrar otro en que un número tan grande de cientistas haya intervenido para llegar a su obtención. No hay en este caso un inventor, sino muchos inventores y no menos precursores.

MOTOR DIESEL
MOTOR DIESEL. Vehículos, trenes, buques y plantas industriales, se mueven mediante motores diesel. Arriba un motor sobre un banco de pruebas; su potencia es de 16.800 caballos.

El motor de gas

Si hubiera que buscar un precursor lejano, no propiamente del motor de combustión interna sino de lo que éste representó, habría que remontarse una vez más al inagotable genio inventivo de Leonardo da Vinci, quien trazó los planos de un vehículo que rodaría sin necesidad de caballos. O, si se prefiere, al docto franciscano de Oxford Roger Bacon, que en plena Edad Media dejó estampada entre sus escritos, que no fueron sino una larga y documentada invectiva contra la ignorancia de su época, esta profética frase: "Es posible la fabricación de instrumentos de excelencia y utilidad maravillosas, como los carruajes que se mueven sin animales, a una velocidad incomparable".

Los primeros artífices del motor de explosión aparecieron con la llegada del siglo XIX. La razón de ser de su búsqueda estuvo íntimamente ligada a la aparición de los primeros automóviles. Pronto se vio que la máquina de vapor era demasiado voluminosa para ser utilizada como fuente generadora de energía en tales vehículos. Se necesitaba un motor que combinase el hornillo, la caldera y el cilindro de la máquina de vapor en una unidad pequeña y ligera.

La máquina de combustión interna, en la cual el combustible inyectado, mezclado con aire, se hace estallar para mover el émbolo dentro de un cilindro, resultó ser la solución más adecuada. La patente más antigua para un motor de explosión se remonta al año 1800, cuando Philippe Lebon proyectó hacer, para que el pistón se moviera, una mezcla de aire y gas de alumbrado que explotara en el cilindro.

CARRO DE CUGNOT
CARRO DE CUGNOT. Funcionaba a vapor y era empleado, en forma especial, en el transporte de piezas pesadas de artillería. El primero de los modelos Cugnot resultó totalmente averiado en el periodo de pruebas

Pero Lebon no alcanzó a llevar a la práctica su idea, la que fue aprovechada primero por Rivaz, en 1807, y luego por Ettiene Lenoir, un francés de origen belga, en 1852. Aunque el motor de gas de Rivaz representó un progreso evidente, el de Lenoir fue en verdad el primero realmente práctico, con autoencendido. Sin embargo, a pesar de que un vehículo equipado con un motor de Lenoir hizo con positivo éxito un viaje de diez millas entre París y Joinville-le-Port, se trataba de un modelo muy poco potente.

Quedó en evidencia que era preciso comprimir la mezcla antes de hacerla explotar. Este problema fue resuelto por Alphonse Beau de Rochas, quien, en 1862, propuso para ello un ciclo de cuatro tiempos. El nuevo sistema fue adoptado en esa época por el alemán Nikolaus August Otto, quien fabricó eficientes motores fijos de gas, y enunció con claridad sus principios de funcionamiento.

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