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Historia y Arte
EL IMPERIO BIZANTINO
Antecedentes históricos - 2ª parte
Los límites temporales y geográficos (continuación)
e reconquistar las antiguas posesiones de Roma se ocupó Justiniano, que fue nombrado emperador de Bizancio en el 527 y que, durante su reinado, fue capaz de recuperar toda Italia y la costa de Dalmacia, el sureste de Hispania, la costa africana hasta Numidia y las islas Mediterráneas.
La época de Justiniano supuso el momento de máxima extensión del Imperio bizantino, pero sus éxitos conquistadores no perduraron mucho tiempo. Tras su muerte, los lombardos comenzaron a ocupar Italia, los dominios de Hispania pronto fueron recuperados por los visigodos y, a comienzos del siglo VII, Bizancio perdió los territorios de Egipto y Siria, que eran de gran valor económico y que pasaron al dominio expansionista árabe.
Mosaico de Justiniano y su corte, que se conserva en la Iglesia de San
Vital de Rávena
El proceso de decadencia territorial fue casi constante, hasta que en el siglo XI, con la dinastía macedónica y sobre todo con uno de sus emperadores, Basilio II, el Imperio bizantino tuvo un segundo momento de esplendor en el que se recuperaron las tierras de los Balcanes, la costa de Dalmacia y el sur de Italia, además de conquistar Armenia.
Desde la muerte de Basilio II, en el 1025, hasta el 1204, año en que Constantinopla fue tomada por los cruzados, el Imperio pierde y gana territorios en un proceso que anuncia la decadencia que, desde la ocupación de los cruzados, fue ya irremediable.
Durante 250 años, las magníficas condiciones defensivas de la ciudad de Constantinopla permitieron que el antiguo Imperio bizantino perviviera en su capital y los cada vez menos extensos territorios que dominaba.
Así, cuando en 1453, Constantinopla cayó en poder de los turcos, del antiguo esplendor territorial del Imperio sólo quedaba la ciudad que había sido su capital.