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Historia y Arte
LAS CIVILIZACIONES FLUVIALES
Introducción - 2ª parte
Los elementos comunes
mediados del cuarto milenio a. de C., los valles fluviales de Mesopotamia y
Egipto ya estaban ocupados y sus habitantes empezaban a conocer y a dominar un
nuevo tipo de agricultura, caracterizado por estar sujeto a las crecidas anuales
de los ríos, tratándose por ello de una agricultura de regadío. Los hombres
asentados en estas zonas hubieron de adaptarse a nuevas formas de trabajo para
aprovechar las circunstancias naturales.
Así, era necesario realizar ciertas tareas de drenaje para poder sembrar y, en Mesopotamia, para evitar que las crecidas arrasaran los campos de trabajo, fue imprescindible construir diques y canales que permitieran la llegada del agua con la fuerza justa para que resultara útil para la agricultura. Las crecidas de los ríos plantearon además otro problema: las tierras llanas eran cubiertas por el agua de cada inundación, por lo que los poblados debieron construirse sobre plataformas artificiales.
Esta agricultura de regadío supuso también la aparición de los primeros calendarios; necesarios para prever en qué momento iban a producirse las crecidas y tener todo preparado para aprovechar de la mejor forma posible, tanto el agua como el barro fertilizante que ésta transportaba.
Ya antes de finalizar el cuarto milenio a. de C., tanto los sumerios en Mesopotamia, como los egipcios utilizaban sistemas de escritura. La invención de la escritura tuvo una gran importancia en el desarrollo del poder político en estas zonas.
En la misma época, en estos dos territorios ya se habían difundido los primeros metales y, con ellos, la aparición de grupos artesanales dedicados a la manufactura de objetos metálicos.
Todas estas circunstancias pronto dieron lugar a un notable desarrollo de la vida urbana. La abundante producción agrícola posibilitó la aparición de las ciudades, en las que además resultaba más fácil el comercio de determinados productos manufacturados, como los utensilios metálicos.
En ambos espacios geográficos se dan, pues, una serie de elementos o características comunes:
Agricultura de regadío en torno a valles cuyos ríos sufren crecidas anuales. Desarrollo de calendarios. Aparición de la escritura. Difusión de la metalurgia. Aparición de una vida urbana importante, sobre todo en Mesopotamia.Pero a pesar de estas coincidencias, el desarrollo de Mesopotamia y el de Egipto dieron lugar a realidades históricas bien diferentes, debidas esencialmente a determinados condicionantes geográficos.