GEOGRAFÍA - PAÍSES: Croacia - 2ª parte
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Geografía

PAÍSES

Croacia - 2ª parte


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Historia

l igual que los demás pueblos eslavos del sur, los croatas (corvats o montañeses), comenzaron a emigrar desde el norte de Europa central para asentarse en Iliria, al E del mar Adriático, en el s. VII de nuestra era. Cristianizados por misioneros de Aquileia (Trieste), establecieron su propio estado entre el río Drava y el Adriático, en el año 925, bajo el reinado de Tomislav. El reino fue reconocido por el papa y mantuvo su independencia hasta 1102, fecha en que el rey Coloman I estableció una unión personal con Hungría a través del llamado Pacta Conventa.

En el s. XV la costa dálmata fue vendida a los italianos, que la mantuvieron bajo su control hasta las campañas napoleónicas. La derrota de los húngaros en Mohacs, en 1526, hizo que una parte del territorio croata pasara a dominio otomano. Desde principios del s. XVI, cuando los soberanos croatas reconocieron la autoridad de los Habsburgos, hasta finales de la Primera Guerra Mundial el país formó parte de Austria y luego del Imperio austrohúngaro, a pesar de las numerosas revueltas que protagonizaron en distintas épocas la nobleza o los campesinos. Durante el s. XIX el futuro del país se debatía entre dos cuestiones: la independencia completa o bien su unión con los otros pueblos eslavos del sur. Fue la segunda la que cobró cuerpo después del hundimiento del Imperio austrohúngaro en 1918, con el establecimiento del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos. Pero esta unidad no llegó a forjar una auténtica patria común, debido al afán hegemonizador de Serbia que no respetó la pluralidad nacional, enfrentándose a los croatas. Por entonces, comenzó a ganar adeptos el nacionalismo radical croata.

Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis invadieron Yugoslavia y fomentaron los nacionalismos rivales, especialmente el de los ustachis, milicias croatas colaboradoras del invasor. Bajo tutela alemana se instauró un estado independiente croata dirigido por el fascista Ante Pavelic, fiel aliado de Hitler, cuyo principal objetivo fue la exterminación de serbios, judíos y gitanos. El movimiento de resistencia contra los alemanes fue conducido por los comunistas bajo el liderazgo de Josip Broz, Tito, hijo de padre croata y madre eslovena, que supo unir a serbios, croatas, eslovenos y bosnios musulmanes contra el invasor, hasta liberar a Yugoslavia del dominio nazi. A la proclamación de la República Federativa de Yugoslavia en noviembre de 1945, integrada por seis repúblicas federadas, le siguió la Constitución de 1946, que dotó a Croacia de plena autonomía.

Durante las décadas de sistema socialista, con la Liga de los Comunistas Yugoslavos (LCY) en el poder, Croacia alcanzó una relativa prosperidad e independencia, dentro de la original vía yugoslava al socialismo, basada en la autogestión obrera en las fábricas así como en otros sectores de la producción y la vida social, como las cooperativas agrícolas, la enseñanza, la sanidad y la seguridad social. La autogestión se planteó como inseparable de la política de descentralización económica, que comportaba la coexistencia de la propiedad privada de la tierra y de ciertos mecanismos de mercado con los principios de planificación socialista. Todo ello tuvo la indudable ventaja de superar el nivel de subdesarrollo y aumentar la riqueza, pero entró en colisión con el aparato estatal, cada vez más autoritario y burocratizado. La oposición al sistema se fue articulando dentro de la Liga de los Comunistas de Croacia y tuvo su más alta expresión en la «primavera croata» de 1971, movimiento que reclamaba una mayor autonomía para la república. Pero estos intentos fueron reprimidos y Croacia entró en una etapa de silencio político.

Las tensiones con los serbios subsistieron durante decenios en estado latente y, con la descomposición del comunismo, el fenómeno de la balcanización volvió a surgir con renovados bríos. Los croatas reclamaron una mayor capacidad de decisión dentro de una confederación de estados yugoslavos independientes, pero sus reivindicaciones no fueron escuchadas por el centralismo serbio. En respuesta, las primeras elecciones libres y pluripartidistas, celebradas en 1990, dieron el triunfo al bloque nacionalista de derechas liderado por el partido Convergencia Democrática Croata (HDZ), con una amplia mayoría de votos. Su dirigente, el ex general comunista Franco Tudjman, prometió la plena independencia política del país y supo aunar, desde la presidencia, los anhelos del pueblo croata.

La Constitución de 1990 instituyó un estado de derecho dentro del marco del pluralismo político, mas al definir a la república como un estado de croatas y de otras minorías nacionales, no logró acallar el descontento creciente de los serbios. El carácter nacionalista y autoritario del nuevo régimen terminó por levantar las suspicacias de la minoría serbia, manipulada en parte desde Belgrado. Con el recuerdo de las matanzas perpetradas por los ustachis durante la guerra, los serbios se rebelaron contra las autoridades de Zagreb y exigieron la secesión del enclave serbio de Krajina y su inmediata incorporación a Serbia. La mecha de la guerra se encendió el 25 de junio de 1991, con la autoproclamación de independencia de Croacia, al mismo tiempo que lo hacía la vecina república de Eslovenia. Este hecho agudizó las tensiones étnicas en el país, al tiempo que desató la invasión del ejército federal serbio en Eslovenia. Pero la contienda fue muy breve en esta república vecina y terminó con la derrota del las tropas federales, por lo que los generales serbios se fijaron un nuevo objetivo: luchar contra los secesionistas croatas.

La guerra tuvo en Croacia graves consecuencias, pues la lucha entre el ejército federal y las milicias croatas revistió un carácter sangriento, con millares de víctimas civiles y la destrucción de ciudades como Split, Dubrovnik o Vukovar. La violencia de los ataques contra objetivos civiles, las violaciones a los derechos humanos y la destrucción de amplias zonas de territorio croata hicieron que la Comunidad Europea, bajo fuertes presiones de Alemania, reconociera el 15 de enero de 1992 como estados de pleno derecho a Croacia y Eslovenia. Este gesto les abrió las puertas al reconocimiento internacional y permitió a ambas repúblicas su entrada en las Naciones Unidas. Pero la guerra de los Balcanes siguió expandiéndose, cada vez más encarnizada; a principios de abril de 1992, el escenario de la contienda se trasladó a la república de Bosnia-Herzegovina, y el gobierno de Zagreb decidió dar su apoyo a las milicias croatas de Bosnia.

En 1994 Croacia formó una federación con Bosnia para sumar fuerzas frente a los serbios que ocupan amplias zonas de ambos países. En marzo de 1995 el gobierno croata pidió a la ONU el mantenimiento de los cascos azules para evitar una nueva guerra contra Serbia. En agosto del mismo año, Croacia atacó Krajina y conquistó su capital, Knin, en menos de 48 horas. Tres meses después, en noviembre, el dirigente croata Tudjman firmó, junto con Izetbegovic y Milosevic, el primer acuerdo de paz después de cuatro años de guerra.

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