Tengo una gran fe en los tontos, autoconfianza
le llaman mis amigos.
Es dudoso que el género humano logre crear un
enigma que el mismo ingenio humano no resuelva.
¿No tenemos en nosotros una perpetua
inclinación, pese a la excelencia de nuestro juicio,
a violar lo que es la Ley, simplemente porque
comprendemos que es la Ley?
La corrupción del gusto forma parte de la
industria de los dólares y hace juego con ella.
Lo que el mundo llama genio es el estado de
enfermedad mental que nace del predominio indebido
de algunas de las facultades. Las obras de tales
genios no son sanas en sí mismas, y reflejan siempre
la demencia mental general.
Los hombres de genio abundan mucho más de lo que
se supone. En realidad, para apreciar plenamente la
obra de lo que llamamos genio hace falta poseer todo
el genio que necesitó para producir la obra.