Si quieres ser viejo mucho tiempo, hazte viejo
pronto.
Difícil es decir cuánto concilia los ánimos
humanos la cortesía y la afabilidad al hablar.
La victoria es por naturaleza insolente y
arrogante.
La fuerza es el derecho de las bestias.
La necedad es la madre de todos los males.
Las leyes callan cuando las armas hablan.
Los hombres sabios nos han enseñado que no sólo
hay que elegir entre los males el menor, sino
también sacar de ellos todo el bien que puedan
contener.
Mis libros siempre están a mi disposición, nunca
están ocupados.
Es preferible ser viejo menos tiempo que serlo
antes de la vejez.
Todas las acciones cumplidas sin ostentación y
sin testigos me parecen más loables.
Las leyes se han hecho para el bien de los
ciudadanos.
Cuando los tambores hablan, las leyes callan.
La libertad sólo reside en los estados en los
que el pueblo tiene el poder supremo.
Por conservar la libertad, la muerte, que es el
último de los males, no debe temerse.
La naturaleza ha puesto en nuestras mentes un
insaciable deseo de ver la verdad.
La naturaleza misma ha impreso en la mente de
todos la idea de un Dios.
El egoísta se ama a sí mismo sin rivales.
La justicia es absolutamente nula si no se
encuentra en la naturaleza.
La ley suprema es el bien del pueblo.
La ley no ha sido establecida por el ingenio de
los hombres, ni por el mandamiento de los pueblos,
sino que es algo eterno que rige el Universo con la
sabiduría del imperar y del prohibir.
La ley es, pues, la distinción de las cosas
justas e injustas, expresada con arreglo a aquella
antiquísima y primera naturaleza de las cosas.
El tiempo es una cierta parte de la eternidad.
No hay nada hecho por la mano del hombre que
tarde o temprano el tiempo no destruya.
No hay hombre de nación alguna que, habiendo
tomado a la naturaleza por guía, no pueda llegar a
la verdad.