Energías
ALTERNATIVAS
Centrales maretérmicas - 1ª parte
n noviembre de 1926, el ingeniero francés Georges Claude, presentó en la Academia Francesa un pequeño experimento que demostraba la posibilidad de aprovechamiento de la energía térmica del mar. En un recinto en el que se había producido un alto vacío, Claude introdujo agua a 25º C. que se evaporó, obteniéndose vapor a baja presión que se condensaba en otro recipiente en el que se había introducido hielo, y unido al primero a través de un tubo. La corriente de vapor al circular por el tubo de unión hacía girar una pequeña turbina acoplada a un minúsculo generador eléctrico, produciéndose una corriente que permitió encender una pequeña lámpara.
Claude proponía, basándose en este experimento, construir una central de energía eléctrica aprovechando la diferencia de temperatura entre las capas superficiales y las profundas del mar, que se presenta en las zonas cálidas, tropicales y, sobre todo, ecuatoriales. Dicha diferencia, que puede alcanzar los 22º, puede aprovecharse en la forma demostrada por Claude, es decir, evaporando en una cámara de vacío el agua de mar superficial relativamente caliente y condensando a baja presión el vapor producido, en un condensador refrigerado por las aguas frías (a unos 4 a 6º C.) de las capas profundas del mar. Basta intercalar en el conducto de unión, entre evaporador y condensador, el grupo turbogenerador para disponer de una central maretérmica.
Claude, en colaboración con Boucherot, proyectó primero la central maretérmica piloto de 50 Kw., que se construyó en Ougrée, Bélgica. Se puso en marcha el 28 de abril de 1928 utilizando el agua de refrigeración de los hornos altos con una diferencia de temperatura de 20º y con un rendimiento del 75%. La central funcionó perfectamente y quedó demostrada la efectividad del principio a escala industrial. En vista de ello, el paso siguiente fue la construcción de una central mayor en la costa de Matanzas, isla de Cuba (1929-30). Si bien no había problema en la captación del agua caliente de la capa superficial, presentó dificultades insospechadas al transporte y fondeo de los tubos de gran diámetro para la captación del agua fría de las profundidades. En efecto, para lograr captar agua suficientemente fría la tubería debía extenderse hasta unos 4 Kilómetros mar adentro. Una y otra vez debía repararse las tuberías al ser rotas o despedazadas por las tempestades, de manera que, a pesar de unas premisas excelentes para el éxito, se tuvo que abandonar la explotación de la central por dificultades de orden financiero.
Diagrama de la central maretérmica Claude-Boucherot:
1-bomba de aspiración de agua caliente superficial; 2-evaporador; 3-conducto de vapor; 4-turbina; 5-generador; 6-condensador; 7-bomba de aspiración del agua fría del fondo; 8-tubería de aspiración de agua fría; 9-tubería de salida del agua condensada
Claude no se arredró por el fracaso, y en años posteriores realizó un nuevo ensayo, utilizando esta vez una central maretérmica flotante, instalada en un buque. Fondeado frente a la costa africana, evitaba el inconveniente del largo tubo de captación de agua fría que presentaba una central sobre la costa, ya que en el caso de central flotante dicho tubo pende verticalmente del buque hasta llegar a la capa fría del fondo, reduciéndose así su longitud al mínimo.
Los ensayos también confirmaron la bondad del sistema y se llegó a establecer el proyecto de una gran isla flotante como soporte de la central meretérmica. La ventaja evidente era la de poder escoger para su fondeo el punto de mayor diferencia de temperatura entre capas superficiales y profundas del mar y, por consiguiente, asegurar un rendimiento máximo.