Frases célebres
William Shakespeare - 1ª parte
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- El amor de los jóvenes no esta en el corazón,
sino en los ojos.
- En nuestros locos intentos, renunciamos a lo que
somos por lo que esperamos ser.
- Sería muy poco feliz si pudiera decir hasta qué
punto lo soy.
- Mi corona está en el corazón, no en mi cabeza.
- El hombre arruinado lee su condición en los ojos
de los demás con tanta rapidez que él mismo siente
su caída.
- No basta levantar al débil, hay que sostenerlo
después.
- Maestro, quisiera saber cómo viven los peces en
el mar. Como los hombres en la tierra: los grandes
se comen a los pequeños.
- El amor es un loco tan leal, que en todo cuanto
hagáis, sea lo que fuere, no halla mal alguno.
- No hay nada tan común como el deseo de ser
elogiado.
- Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería
más aburrido que trabajar.
- La fortuna llega en algunos barcos que no son
guiados.
- La virtud misma no puede librarse de los golpes
de la calumnia.
- Nadie admira la celeridad, como no sea el
negligente.
- Las medidas templadas, que equivalen a remedios
prudentes, son hartamente nocivas cuando el mal es
violento.
- Lloramos al nacer porque venimos a este inmenso
escenario de dementes.
- Es más fácil obtener lo que se desea con una
sonrisa que con la punta de la espada.
- El desdichado no tiene otra medicina que la
esperanza.
- La codicia arraiga hondo y crece con raíces más
perversas que la lujuria, flor de verano.
- Si el dinero va delante, todos los caminos se
abren.
- Procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que
está bien.
- No confiéis en quien haya perdido la fe.
- No ensucies la fuente donde has apagado tu sed.
- El amor alivia como la luz del sol tras la
lluvia.
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