PERSONAJES LITERARIOS: DRÁCULA

Muchas cosas hay en el mundo fruto de la imaginación. Este sería el caso de Drácula, un personaje literario del escritor irlandés Bram Stoker que lo popularizó en su célebre y universal novela homónima y sea uno de esos tópicos recurrentes en el mundo del celuloide.

Efectivamente, el personaje existió, pero la mayoría de sus leyendas son apócrifas o fruto de la imaginación popular, de escritores y cineastas de la más diversa ralea. Sea como fuere, el caso es que pocos lugares hay en el orbe más directamente relacionados con este personaje de ficción como es la región de Transilvania (Rumania) y donde este voivoda acaba convirtiéndose en un héroe (o en el personaje malvado, depende desde el punto que se analice) de la literatura universal.

El verdadero nombre corresponde a Vlad Tepes que nació en la preciosa ciudad de Sighisoara en 1431. Era hijo del voivoda de Valaquia y pertenecía a la orden del Dragón Derribado que, fundada en 1418, tenía como objetivo la lucha contra los turcos que azotaban la región.

A Vlad Tepes se le conocía en la orden como Dracul, que es igual a diablo en lengua rumana y en esa etapa cuando se le apodaría Vlad Draculea (Vlad, hijo de Dracul). Se educó en la tradición cristiana de su Transilvania natal hasta que, con trece años, su padre lo ofrece como garantía de paz a los turcos. A resultas de dicho pacto es evacuado a Turquía en donde permanecerá en cautiverio varios años hasta que su padre acaba declarándoles la guerra.

En 1546 se alza con el “voivodato” de Valaquia e inicia sus violentas campañas en las que aplicó a los invasores las técnicas que había aprendido durante su cautiverio: a la entrada de las poblaciones dejaba empalados a sus enemigos como advertencia a los que pretendieran combatirle y de ahí adquiere el sobrenombre de Empalador, un personaje sanguinario que acabará inspirando al escritor irlandés que lo hará famoso como personaje literario a nivel planetario como Drácula y el séptimo arte ha reciclado en temible bandido y sanguinario sádico que, a modo de vampiro, succiona la sangre de sus víctimas con la correspondiente perforación de la garganta con sus afilados incisivos; generalmente sus “presas” son siempre bellas y sugestivas féminas para mayor excitación del espectador.

En Transilvania nos encontramos con el castillo de la leyenda (filatelizado el 5 de mayo de 1997 por el correo rumano, fueron dos sellos para Vlad -400 y 4250 Lei- y dos viñetas para el castillo en la célebre emisión EUROPA de ese año que se dedicó a las Historias y Leyendas por parte de todas las administraciones postales dela UE–ex CEPT- y lo mismo hizo Gran Bretaña e Irlanda con imágenes de Drácula ese mismo año) y según los guías turísticos habitó el mismísimo Vlad Tepes. La construcción original fue levantada en 1377-1382 en una roca de más de medio centenar de metros de altura sobre un punto fronterizo entre Valaquia y Transilvania. El castillo pasó por diferentes vicisitudes y cuando lo visité no dejaba de ser un lugar bastante tenebroso [la luz prácticamente brillaba por su ausencia y a sus entrecortadas escaleras se le añadían infinidad de pequeños recovecos y habitaciones que, junto al lugar, aislado y lluvioso, daba una sensación tétrica; eso fue a finales de los setenta y puede que ya esté más que restaurado para sacar el máximo provecho del tirón que todo lo que el personaje conlleva atrae a miles de curiosos de todo el mundo] y oscuro que aumentaba la leyenda negra del lugar.

Cuando Bram Stoker publicó su novela (1897) no se imaginaba el éxito de su personaje, un tema recurrente en la iconografía del mundo de los “monstruos” a nivel planetario. Al parecer se inspiró en conversaciones que mantuvo con las gentes de la región en una época en que viajar era un exotismo al alcance de muy pocos. Podemos colegir que su obra ha estado en circulación de manera constante desde que vio la luz; en 1983 se integraba, por méritos propios, en el terreno de los clásicos de la prestigiosa Universidad de Oxford.

Quizá, lo que hace más atractiva esa novela, sea su hilo conductor. No hay narrador, es una historia eminentemente epistolar que narra vivencias de los personajes que van apareciendo y dando cuerpo a una joya sobre el género en la literatura universal. Cartas, telegramas, albaranes, facturas, noticias de prensa, etc., se condensan con una genial maestría que acaban consagrando a Drácula como el hombre vampiro por excelencia que llegó al teatro el 18 de mayo de 1897 (justo ocho días antes de la aparición de la novela) y su lectura fue en el Lyceum Theatre, con ello Stoker se garantizaba los derechos de autor (por lo visto las luchas en este terreno vienen de lejos).

En cuanto al autor, Abraham “Bram” Stoker, nació el 8 de noviembre de 1847 en Clontarf y murió el 20 de abril de 1912 en Londres (por lo tanto en 2012 se cumplió el centenario de su desaparición y el 165 de su nacimiento, de ahí que haya sido homenajeado por la filatelia). Era el tercero de siete hermanos en el seno de una familia de origen burgués, pero austera. Entendió que la mejor fortuna era la cultura y los libros.

¡Cómo cambian los tiempos!, ahora, en pleno XXI, al parecer, la cultura sirve para bien poco y mantener la austeridad debida es poco menos que de locos porque hay que vivir felices al instante y, las obligaciones, pues eso: las dejamos para los que vengan detrás. Al parecer, no les preocupa lo más mínimo el futuro que los agoreros de la política están preparando. En definitiva: nos dejamos arrastrar por el consumismo, unos medios de comunicación banalizados y unos audiovisuales en donde todo vale con tal de tener un minuto de gloria. Los políticos, especialistas en el choriceo y maestros trileros a los que no les gusta que le descubran su “bolita”.

El niño Bram, de naturaleza enfermiza, se pasó en casa hasta los siete años y su madre le iba moldeando y narrando historias que posteriormente le sirvieron para convertirse en uno de los grandes de la literatura mundial. Personalmente he considerado que es un error entregar a los críos tan pequeños a los jardines de infancia (yo comencé a los seis años y no me perdí nada, al contrario gané en vivencias que han sido un guión en la vida) y cuando me topo con esa realidad o la actual situación educativa en Finlandia, me reafirmo en eliminar el parvulario y que los críos disfruten de sus familias hasta ese fatídico día que marca un camino sin retorno: la entrada en la escuela que te acaba conduciendo por derroteros más o menos amables y cada uno sabe mejor que nadie como fue ese camino en su experiencia vital. Con toda seguridad las generaciones futuras estarían más estabilizadas emocionalmente y con mejor equipaje a la hora de enfrentarse a los problemas. Mucha psicología, pero parece que el daño que provoca la llegada al “kinder” con tres años es más soportable que lo que ese gesto provocará en la sanidad pública pasados unos años (algunos dirán que de esa manera no se educa al hombre nuevo. ¡Allá ellos!)

En 1864 ingresaba en el Trinity Collage de donde sale con matricula de honor en matemáticas y ciencias en 1870. Combinó sus estudios como funcionario al servicio del gobierno británico en el Castillo de Dublín que fungía como sede de las autoridades de Londres en la isla verde (la independencia de Irlanda todavía tendría que esperar y llegaría en el siglo XX) y, tras aprobar las oposiciones de Derecho, puede ejercer de abogado en el archipiélago británico.

Al margen de su vida profesional o literaria. Stoker fue un gran crítico literario. Su prosa quedó grabada en las tipografías del Dublín Evening Mail, Daily Telegraph, etc. Se casó con una antigua novia de Oscar Wilde y este escribió de Drácula: “que era la obra de terror mejor escrita de todos los tiempos: la novela más hermosa jamás escrita” y otro grande que la aplaudió fue Sir Arthur Conan Doyle.

Bram Stoker acabó popularizando una región que uno estima como de las más bellas de Europa, una de esas tierras en donde la historia parece haberse detenido. Ciudades de cuentos de hadas y paisajes inmaculados ¿estará todavía así o la fiebre especulativa dela UEhabrá borrado esa preciosa realidad de los parajes rumanos al incorporarlos, con todos sus males, a unas perspectivas mercantiles que todo lo arrasan y todos los perdemos?, que él acabó llevando a los más recónditos lugares del mundo e hizo de Rumania uno de los países más conocidos del orbe gracias a Drácula.

En la misma época que preparó su “Drácula”, publicó lo que (sin duda) debe considerarse una primicia contra el mundo que estaba por venir y al cual el checo, Karel Čapek, también se anticipó en el siglo XX. Stoker visionó el terror materialista con “El entierro de las ratas” que ambientó en un vertedero de basura ocupado por los antiguos combatientes de las tropas napoleónicas y (donde) los roedores dejaban a sus visitantes en los huesos. ¿Premonitorio o visionario? Sea lo que fuere, en cierta medida, un hombre que veía más allá que el resto de la masa amorfa y engreída que, con el paso del tiempo, serán los primeros que se quejarán, pero que nada hacen cuando están a tiempo de evitar la hecatombe que se avecina. Esa sociedad embobada y hedonista a la que le vacían los bolsillos cuando ya todo está fundido y, encima, le echa la culpa de lo que sucede a los otros: tremendo fracaso, y eso es aquí y ahora.

Cien años después de su muerte (Londres 1912, dicen a causa de la sífilis) Stoker sigue siendo figura imprescindible en el género vampiros y Rumania disfruta de una fama gracias a la magia de la palabra escrita, que desbrozada en silencio, con una buena copa en la mano, nos lleva a visitar otros mundos que se mezclan e interponen con las propias vivencias del lector y el país de Trajano (famoso emperador nacido en Hispania) tiene una proyección que para sí quisieran las mejores agencias de publicidad.

Hoy nos detendremos en una preciosa hojita bloque (dos sellos si la desmontamos y emitidos también en dípticos formato minipliego, fueron diseñados por David Rooney y hubo dos sobres de primer día) que le dedicara el correo irlandés en reconocimiento del centenario de su desaparición. Recordemos que el escritor, su personaje o sus intérpretes han llegado en varias ocasiones al mundo de la filatelia. Uno de los grandes actores, Bela Lugosi también fue honrado por el correo norteamericano hace pocos años y es, posiblemente, el actor que más me impactó de todos cuantos encarnaron tan especial personaje.

Imagino que ello era producto de la edad y el momento en que veía la cinta en el célebre Cinema Pérez de mi Alhama natal y que hoy tampoco es un edificio en alza pues allá en donde está toda la maquinaria. ¡Cómo me hizo disfrutar CINEMA PARADISO!, de ese pasado que podemos decir fue ayer. Hace pocos días lo veía totalmente derrumbada su sala de máquinas a la que en algún momento también accedí y con ello también es ya historia. Si alguien no lo remedia, otro mudo testigo de nuestra memoria: aquellos aciagos años de infancia y juventud en donde el 90% de los entretenimientos era el mundo del cine y en donde cada año nos veíamos por una modestísima entrada, casi 300 películas de los más disímiles temas.

La preciosa hojita bloque dedicada por el correo irlandés viene a engrosar otra cincuentena de sellos relacionados directamente con el personaje o el escritor. Nos ofrece un aspecto clásico de los cines de nuestra infancia en donde se proyectaba la película y el vampiro, en su inacabable capa negra se acerca a la taquilla. Los dos sellos tienen un facial de 55 céntimos (1.10€ hoja) y aparecen colocados a ambos lados de la entrada del cine a modo de “ejemplar cartel anunciador”. El primero nos muestra un retrato a plumilla del gran escritor irlandés y, de contrapeso, la sombra del vampiro yla Lunallena; el sello de la derecha la clásica imagen en la que el vampiro muerde la yugular de la sugerente jovencita que acabará siendo vampirizada. Esa imagen sirve para la carpeta anual dedicada a los sellos conmemorativos del 2012 (29€) y estamos seguros forma ya parte de la memorabilia del personaje literario que ya es universal. La emisión se puso a la venta el 19 de abril de 2012, víspera del centenario de la muerte del escritor. Los que tengan interés en los sellos sólo tienen que teclear en Google DRACULA ON STAMPS o VLAD TEPES ON STAMPS y el buscador les servirá inmediatamente una amplia gama de sellos y productos con ellos relacionados. Otro tanto podríamos decir de Bram Stoker.

 

An Post, Irish Philatelic Service, P O BOX1991, GPO, O’Connel StreetLower, Dublín 1 (IRLANDA) www.irishstamps.ie

Juan Franco Crespo
lacandon999@yahoo.es

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