“Los Comentarios Reales” (I-XXVI) [Inca Garcilaso de la Vega]

PRIMERA PARTE

CAPÍTULO XXVI

DE LAS FRUTAS DE ÁRBOLES MAYORES

Hay otra fruta muy buena que los españoles llaman pepino, porque se le parece algo en el talle, pero no en el gusto, ni en lo saludable que son para los enfermos de calenturas, ni en la buena digestión que tienen; antes son contrarios a los de España; el nombre que los indios le dan se me ha ido de la memoria, aunque fatigándola yo en este paso muchas veces y muchos días, y reprendiéndola por la mala guarda que ha hecho y hace de muchos vocablos de nuestro lenguaje, me ofreció por disculparse este nombre cacham por pepino; no sé si me engaña, confiada de que por la distancia del lugar y ausencia de los míos, no podré averiguar tan aína el engaño; mis parientes, los indios y mestizos del Cozco, y todo el Perú, serán jueces desta mi ignorancia, y de otras muchas que hallarán en esta mi obra; perdónenmelas, pues soy suyo, y que sólo por servirles tomé un trabajo tan incomportable como esto lo es para mis pocas fuerzas (sin ninguna esperanza de galardón suyo ni ajeno); los pepinos son de tres tamaños, y los más pequeños, que tienen forma de corazón, son los mejores; nacen en matas pequeñas. Otra fruta que llaman chilli llegó al Cozco año de mil quinientos y cincuenta y siete. Es de muy buen gusto y de mucho regalo. Nace en unas plantas bajas, casi tendidas por el suelo; tienen un granujado por cima como el madroño, y es del mismo tamaño, no redonda, sino algún tanto prolongada en forma de corazón.

Otras muchas frutas hay que nacen en sus árboles altos (que las dichas más parecen legumbres); unas se dan en tierras muy calientes, como las marítimas, y en los Antis; otras se crían en tierras más templadas, como son los valles calientes del Perú; mas porque las unas y las otras se alcanzaban todas y se gozan en todas partes, no será necesario hacer división entre ellas, sino que se diga como salieron; y haciendo principio de la que los españoles llaman guayabas, y los indios savintu, decimos que son redondas, del tamaño de manzanas medianas, y, como ellas, con hollejo y sin corteza. Dentro, en la médula, tiene muchas pepitas o granillos redondos, menores que los de la uva. Unas son amarillas por de fuera, y coloradas por de dentro; éstas son de dos suertes, unas tan agrias que no se pueden comer; otras son dulces, de muy buen gusto; otras hay verdes por de fuera, y blancas por de dentro; son mejores que las coloradas con muchas ventajas, y al contrario, en muchas regiones marítimas tienen las coloradas por mejores que las blancas. Los españoles hacen conserva della y de otras frutas después que yo salí del Perú, que antes no se usaba. En Sevilla vi la del savintu, que la trajo del Nombre de Dios un pasajero amigo mío, y por ser fruta de mi tierra me convidó a ella.

Otra fruta llaman los indios pacay, y los españoles guabas; criánse en unas vainas verdes de una cuarta más y menos de largo, y dos dedos de ancho; abierta la vaina, se hallan unas vedijitas blancas, ni más ni menos que algodón, tan parecidas a él, que ha habido españoles bisoños que, no conociendo la fruta, han reñido con los indios que se la daban, entendiendo que por burlar dellos les daban a comer algodón. Son muy dulces, pasadas al sol se guardan largo tiempo; dentro, en las vedijitas o capullos, tienen una pepita negra como habas pequeñas, que no son de comer.

La fruta que los españoles llaman peras, por parecerse a las de España en el color verde y en el talle, llaman los indios palta, porque de una provincia de este nombre se comunicó a las demás. Son dos y tres veces mayores que las peras grandes de España; tiene una vaina tierna y delgada; debajo della tiene la médula, que será de un dedo en grueso; dentro della se cría un cuesco o hueso, como quieren los muy mirados; es de la misma forma de la pera, y tan grueso como una pera de las comunes de acá; no se ha experimentado que sea de provecho para cosa alguna; la fruta es muy sabrosa, muy saludable para los enfermos; comida con azúcar, es comer de una conserva muy regalada.

Hay otra fruta grosera que los indios llaman rucna, y los españoles lucma, porque no quede sin la corrupción que a todos los nombres les dan. Es fruta basta, no nada delicada ni regalada, aunque toca antes en dulce que en agro ni amargo, ni se sabe que sea dañosa para la salud, más de que es manjar bronco y grosero; son del talle y tamaño de las naranjas comunes; tienen dentro en la médula un cuesco muy semejante a la castaña en el color de la cáscara, y en el grueso della, y en el color blanco de la médula, aunque es amarga y no de comer. Tuvieron una suerte de ciruelas, que los indios llaman ussun; son coloradas y dulces; comidas hoy hacen echar otro día la orina tan colorada, que parece que tiene mezcla de sangre.

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