La Prehistoria de las Artes Gráficas (1)

Las artes gráficas son, seguramente, las únicas de naturaleza técnica en las que se puede establecer casi con precisión su fecha de nacimiento. Algo tan exacto no puede precisarse, por ejemplo, en el caso de la mecánica o la carpintería. Se puede afirmar, que Juan Gutenberg inventó la imprenta en Maguncia (Alemania) en el año 1441.

El invento de Gutenberg revolucionó la forma de difundir las artes literarias, permitiendo llevar a la Tipografía prácticamente cualquier escrito, documento, novela, leyes, tratados, etc., y acercarlos al pueblo. Con anterioridad, imprimir resultaba muy laborioso, pues se realizaba mediante grabados en diferentes soportes, como piedra o madera. En China, Corea y Japón, llegaron a ensayarse sistemas tipográficos a base de caracteres elaborados con arcilla cocida, aunque no se tiene suficiente conocimiento histórico sobre esas experiencias.

Sin embargo, el invento de Gutenberg no sólo triunfó en Occidente, sino que tuvo una repercusión mundial, y rápidamente fue adoptado como el medio ideal para difundir el conocimiento, pues gran parte de él se hacía verbalmente. Numerosos libros fueron impresos a precios económicos, permitiendo el acceso del pueblo llano a la cultura.

Sin duda, cabría dividir la historia de la humanidad en dos grandes épocas: la anterior y la posterior a la invención de la imprenta, que podría equipararse con una época anterior de cultura restringida y sólo para personas de relieve social, y una época posterior de socialización o globalización de la información. A partir de 1441 se produjeron los cambios más notables en la moderna civilización, no sólo en materia literaria, sino en todas las artes y oficios en general, gracias sobre todo a la facilidad de difusión de todas ellas.

La escritura primitiva

Las primeras manifestaciones de transmisión de noticias o acontecimientos de los hombres primitivos fue, evidentemente, en modo oral. Pero, pronto se percataron que la intermediación oral de varios individuos en la transmisión de esa información introducía inexactitudes, e incluso elementos extraños a la propia noticia, que conducía finalmente a notables diferencias entre la información original y la entregada al receptor final.

En consecuencia, los primitivos humanos se vieron en la necesidad de encontrar otro método de comunicar el pensamiento sin desvirtuarlo, perpetuándolo en las siguientes generaciones, o también para realizar operaciones matemáticas sencillas relacionadas con el comercio. Y en este sentido, es notable la gran variedad de sistemas, métodos, materiales y fórmulas para conseguir los objetivos.

Algunos pueblos, idearon sistemas de escritura muy curiosos y complejos. El de los Incas constituye un ejemplo significativo. Éstos no conocían la escritura, pero utilizaban un curioso sistema de notación, el quipo. Se trata sencillamente de una larga cuerda, a la cual se le cuelgan cordeles de diferentes colores. A su vez, cada cordel estaba dividido y anudado mediante nudos simples, dobles o triples, a determinados intervalos. En la actualidad, todavía nadie ha conseguido descifrar realmente el funcionamiento de los quipos.

El método de escritura con quipos era nemotécnico, es decir, precisaba de la memoria. Resultaba muy complicada, pues cada cordel tenía un significado concreto dependiendo del color, lugar y tipo de nudo. Por ese motivo, sólo un lector de quipos, el llamado quipucamayoc (que significa «quien hace hablar los quipos»), era la persona autorizada a realizar la lectura. Los quipucamayoc eran personas respetadas, elegidas por el Inca entre la nobleza o con cierto prestigio u honorabilidad dentro de la comunidad.

Otros sistemas parecidos fueron desarrollados también en otras civilizaciones con distintos materiales y para diversos usos. Por ejemplo, los wampum o sewan, consistentes en unos cinturones o collares tejidos con tiras de piel o fibras vegetales, de los que colgaban abalorios o conchas, y tenidos por objetos sagrados, fueron utilizados por algunos pueblos amerindios como moneda para comunicar acuerdos y estipular contratos.

También los palos mensajeros, utilizados por los aborígenes australianos, servían para transmitir noticias y órdenes, a través de los grabados realizados en ellos.

Muchos monumentos prehistóricos albergan también alguna forma de escritura, como los dólmenes y menhires. Se utilizaban con frecuencia con un fin expresivo, y como medio de comunicación con la divinidad mediante signos y letras a los que impregnaban de una naturaleza mágica. Variadas civilizaciones, sobre todo la egipcia, y precolombinas, como mayas y aztecas, practicaron esta forma de escritura rudimentaria.

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