Al igual que muchas culturas que vivieron antes o después de ellos, los mayas terminaron deforestando y destruyendo su paisaje.
Durante 1.200 años, los mayas tuvieron el dominio de América Central. En la cúspide de su civilización, aproximadamente en el año 900 después de Cristo, las ciudades mayas se encontraban repletas de gente (más de 2.000 personas por milla cuadrada); se las puede comparar con el Condado de Los Ángeles de la actualidad. Incluso en las áreas rurales, podían contarse entre 200 a 400 mayas por milla cuadrada. De pronto, todo quedó en calma. El profundo silencio fue testigo de uno de los desastres demográficos más grandes de la prehistoria de la humanidad: la desaparición de lo que alguna vez fue la vibrante sociedad maya.
¿Qué sucedió? Algunos investigadores, patrocinados por la NASA, creen tener una muy buena idea de lo que ocurrió.
«Lo ocasionaron ellos mismos», dice el veterano arqueólogo Tom Sever.
Ruinas de los mayas en Guatemala. Crédito de la fotografía: Tom Sever.
«Los mayas casi siempre son descriptos como personas que vivían en total armonía con su entorno», relata el estudiante de doctorado Robert Griffin. «Pero al igual que muchas otras culturas que vivieron antes o después de ellos, los mayas terminaron deforestando y destruyendo su paisaje como resultado de sus esfuerzos por ganarse la vida a duras penas en épocas difíciles».
Una gran sequía tuvo lugar cerca del momento histórico durante el cual los mayas comenzaron a desaparecer. Y, al momento de su caída, ya los mayas habían cortado la mayor parte de los árboles ubicados a lo largo de grandes franjas de tierra con el fin de despejar terreno para cultivar el maíz que alimentaría a su creciente población. Ellos también cortaron árboles para usarlos como leña y para hacer materiales de construcción.
«Tenían que quemar 20 árboles para calentar la piedra caliza que les servía para hacer apenas 1 metro cuadrado de cal que utilizaban como material para construir sus formidables templos, represas y monumentos», explica Sever.
Él y su equipo de investigadores utilizaron simulaciones realizadas en computadora para reconstruir el modo en el cual la deforestación pudo haber desempeñado un papel muy importante en el empeoramiento de la sequía. Los investigadores lograron aislar los efectos de la deforestación utilizando un par de modelos climatológicos ya comprobados: el modelo de circulación atmosférica de mesoescala PSU/NCAR, más conocido como: MM5, y el Modelo del Sistema de Clima Comunitario, o CCSM, por su sigla en idioma inglés.
«Simulamos tanto el mejor escenario como el peor: una deforestación del 100 por ciento en el área de los mayas y también un área sin deforestación», dice Sever. «Obtuvimos resultados reveladores. La pérdida de todos los árboles causó un aumento de entre 3 y 5 grados en la temperatura y una disminución de entre el 20 y el 30 por ciento en las precipitaciones».
Son resultadores verdaderamete reveladores; no obstante, se necesita más investigación para poder explicar totalmente los mecanismos que llevaron a la caída de los mayas. Los registros arqueológicos muestran que la caída de las ciudades-estado de los mayas sí tuvo lugar durante los períodos de sequía; sin embargo, algunos de ellos lograron sobrevivir e incluso prosperar.
En las profundidades de la jungla guatemalteca, Sever y Griffin estudiaron una «stele» desmoronada: una pirámide de piedra utilizada por los mayas para anotar información o desplegar arte tallado ornamental. Sever y Griffin hallaron la «stele» y otras ruinas que habían permanecido ocultas por más de 1.000 años, durante una expedición que se valió de la tecnología de detección remota, de la NASA, para ubicar con exactitud los lugares donde se encuentran los antiguos asentamientos. (NASA/T. Sever)
«Lo que nosotros creemos es que la sequía ocurrió de modo distinto en diferentes áreas», explica Griffin. «Nuestra hipótesis es que los aumentos de la temperatura y las disminuciones de las precipitaciones ocasionadas por la deforestación local causaron problemas lo suficientemente graves como para ‘empujar hacia el precipicio’ a algunas, aunque no a todas, las ciudades-estado».
Los mayas llevaron a cabo la deforestación mediante la agricultura de tala y quema (un método que, en la actualidad, todavía es utilizado sobre sus antiguas y gastadas tierras, lo cual ha ayudado a los investigadores a entender mejor cómo funciona el proceso).
«Sabemos que por cada período de 1 a 3 años en los cuales se cultive una porción de tierra, se necesita dejarla en barbecho recuperándose durante 15 años. Durante ese tiempo, los árboles y el resto de la vegetación puede volver a crecer mientras se tala y se quema otra área de cultivo».
Pero, ¿qué ocurre si no se deja la tierra en barbecho el tiempo suficiente como para que se pueda recuperar? ¿Y qué sucede si se tala más y más tierra para poder satisfacer la demanda de alimento?
«Nosotros creemos que eso fue lo que ocurrió», dice Griffin. «Los mayas arrasaron con extensas porciones de tierra cultivándolas en exceso».
Un letal ciclo de sequía, calentamiento y deforestación pudo haber sido la causa de la desaparición de los mayas.
La sequía no sólo hizo que fuera difícil cosechar alimento suficiente, sino que también habría provocado que fuera más difícil para los mayas almacenar agua suficiente como para sobrevivir durante la temporada seca.
«Las ciudades trataron de mantener una reserva de agua que durara un período de 18 meses», dice Sever. «En Tikal, por ejemplo, había un sistema de represa que contenía millones de galones de agua. Sin suficientes precipitaciones, las reservas se secaron». La sed y la hambruna no colaboran para mantener feliz a una población. Como dice la expresión: lo demás es historia.
«En algunas de las ciudades-estado de los mayas se han encontrado fosas comunes que contienen grupos de esqueletos con incrustaciones de jade en los dientes (algo que ellos reservaban para la elite maya); de modo que tal vez, en este caso, se trate de aristócratas asesinados», especula él.
Ningún factor puede, por sí mismo, llevar a toda una civilización a la ruina, pero la deforestación que ayudó para que se produjera la sequía podría muy fácilmente haber exacerbado otros problemas como: disturbios sociales, guerra, hambre y enfermedades.
Muchos de esos hallazgos son el resultado de técnicas de imágenes que tienen como base el espacio, señala Sever. «Mediante la interpretación de datos de satélite obtenidos por medio del espectro infrarrojo, hemos localizado cientos de ciudades antiguas abandonadas cuya existencia se desconocía. Los mayas utilizaron yeso como base para construir sus grandiosas ciudades, repletas de templos ornamentales, observatorios y pirámides. Durante cientos de años, la cal se ha ido filtrando hacia el suelo. Como resultado, la vegetación que crece alrededor de las ruinas luce muy distinta de las demás, cuando se la observa en la actualidad mediante una luz infrarroja».
«La tecnología del espacio está revolucionando la arqueología», concluye Sever. «Estamos utilizándola para aprender más acerca de las situaciones difíciles de esos antiguos pobladores para evitar correr la misma suerte».
Fuente: NASA
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