FILATELIA – EUROPA 2018: PUENTES DE PODOLSKO

La temática escogida para la emisión Europa 2018 ha sido el mundo de los puentes. El correo checo recurre al célebre de Podolsko que aparece en el timbre en sus dos versiones, aunque el más antiguo, tipo imperio, prácticamente está en desuso; el actual es un viaducto construido en hormigón armado que permite cruzar el lecho fluvial a velocidades que no posibilitan, precisamente, la contemplación del bello paisaje que enmarca el entorno.

Se trata de un sello acifrado (Tarifa E para el continente europeo, correo prioritario hasta 50 gramos, equivale a 35 coronas en el momento de su puesta en circulación aunque el poder liberatorio, salvo orden en contrario, es eterno) realizado por Milan Bauer, la caligrafía y el sobre de primer día, hechas por Václav Fajt, impresos en minipliegos de seis ejemplares iniciaba su andadura postal el 2 de mayo de 2018.

El actual puente lleva el nombre de Stádlec y cruza el Vltava en las cercanías de Podolsko. El viejo se levantó entre 1847-1848 siguiendo el diseño de Vojtech Lanna, estuvo en uso durante más de 113 años en una de las rutas comerciales más famosas del XIX-XX, la que enlazaba Baviera a Galicia. Fue precisamente el abundante tráfico el que emplazó a las autoridades del momento a construir un nuevo puente en 1942. El viejo sería retirado del curso fluvial en 1960 pero no se perdió, puesto que sería trasladado hasta Stádlec donde se volvió a montar sobre el curso del río Luznice. Y volvería a desmontarse, guardados sus componentes, volvería a montarse en su emplazamiento original donde de nuevo entraba en servicio en 1975. Se trata de una bella construcción en el denominado estilo imperio que sigue atrapando a los nostálgicos de estas construcciones y que en el 2018 han sido escogidas para la temática general de las emisiones Europa, como la serie de billetes que usamos a diario no era suficiente, seguimos tendiendo puentes y, sin embargo, nos encontramos con una sociedad cada vez más aislada, desinformada y, además, alienada. Entonces, uno acaba preguntándose, ¿hacia dónde va el mundo?

Es realmente impactante la cantidad de horas perdidas dándole a la pantallita de los nuevos artilugios que parece han sido diseñados para que las personas cada vez hablen menos y vivan el mundo paralelo de la virtualidad, y esa percepción no es precisamente anormal, puesto que en el lugar más recóndito, lejos del mundanal ruido, siempre encuentras a alguien con el dichoso elemento técnico que crees habla solo, pero ensimismado en ese mundo que, posiblemente, debe de ser muy agradable cuando tantos lo siguen y que por ahora nos mantiene lejos de una actividad que puede ser muy moderna, pero que realmente te aísla de la realidad y te mantiene literalmente en las nubes. Pero el mundo, lo real, está ahí y todos parecen ignorarlo, sobre todo cuando entras en conversación y descubres la insustancialidad del momento o la inconsistencia de la charla. Nada extraño que, a veces, cuando la conversación se pone bien, si el lugar es cerrado y relativamente pequeño, se haga un silencio y te des cuenta que la gente está siguiendo la conversación, aunque no participen de ella..

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JUAN FRANCO CRESPO
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