Una sencilla estampilla que nos hizo viajar miles de años es la que emitió recientemente esta república; se trata de fauna que habitaba Europa hace miles de años y que difería de la que llegó hasta nosotros. Tiene un valor facial de 0,65€ y está dedicado a Jamski Lev [La cueva del león] y que, sobre la silueta del perímetro territorial de Eslovenia, muestra una mandíbula que en tiempos lejanos perteneció a la especie Panthera leo spelaea. Los grandes escritores dicen que sembró de terror estos espacios en la famosa Edad de Hielo gracias a su gran tamaño y fiereza.
La mayoría de las cuevas en las que se han encontrado restos óseos de esta especie están en la inmensa tundra siberiana pero, de cuando en cuando, los paleontólogos realizan hallazgos que expanden aún más la distribución del gran felino que dejó sus restos en infinidad de cavidades de todo el continente y que se han preservado porque en muchas ocasiones se refugió en pasajes oscuros y de difícil acceso incluso en nuestros días.
Los felinos que poblaron las actuales tierras eslovenas hace miles de años, con toda seguridad se dedicaron a la caza de caballos, bisontes y otros grandes mamíferos que pastaban, tranquilamente, en estas tierras donde compartían territorio con otros grandes depredadores como el leopardo o la hiena. En ese remoto pasado, estas tierras tuvieron un clima similar a la sabana africana de nuestros días.
Los restos hallados en la denominada cueva del león corresponden a un ejemplar que murió en un período estimado que va de los 25.000 a los 15.000 años antes de Cristo, son los más grandes y viejos de entre todos los restos encontrados hasta la fecha en otras cuevas ubicados entre Alaska y Siberia y que nos transportarían al Pleistoceno. En esa misma cueva eslovena también se han localizado huellas humanas que dibujaron en sus paredes algunas impactantes escenas basadas en el mundo animal.
Hasta ahora sólo se han localizado seis lugares que evidencian la presencia de los felinos en Eslovenia, la que mejor conservó los restos fue la célebre e inmensa cueva de Postojna que pasa por ostentar el reconocimiento de la mejor atracción turística subterránea del país, aunque las dimensiones, desde el exterior, ocultan lo que en realidad hay en el interior de la montaña en la que un tren lleva al visitante a recorrer, por ahora, un trazado de cuatro kilómetros bajo tierra.
La famosa cueva moldea una gruta que, aparentemente, se presenta ante nuestros ojos como algo inabarcable e incluso puede resultar claustrofóbica. Formas caprichosas, estalagmitas maravillosas y un incesante goteo han creado una verdadera capilla sixtina natural donde habita el singular Proteus anguinus, una especie de salamandra invidente que se caracteriza por vivir oculta en la oscuridad natural de la caverna prácticamente durante un siglo y sin necesidad de comer durante toda una década. ¡Con lo bien que iría a los humanos tan peculiares capacidades de adaptación: adiós al problema de la balanza y las molestias del hombre del frac!
Señalemos que tan singular especie apenas alcanza los 30 centímetros, tiene una cola para nadar y cuatro pequeñas patitas, ha desarrollado un extraordinario sentido del olfato, su piel sin pigmentación, resulta de un rosado sorprendente y con la luz muestra perfectamente su circulación sanguínea. Un tercio de los turistas que llegan a Eslovenia pasan por esta impactante atracción natural con la remota esperanza de poder observar tan singular reptil de la oscuridad y que fue descrito para la ciencia por primera vez por un médico vienes en 1786, época en que toda la región formaba parte del inmenso imperio austro-húngaro.
Aunque los lugareños la conocían desde la antigüedad [hay una pintada de hace siete siglos] la gente de la Edad Media apenas había estado en ella en contadas ocasiones; comenzó a explorarse pocos días antes de la llegada del Emperador Francisco I en 1818 y en poco más de dos siglos ha contabilizado 35 millones de visitantes que quedan extasiados ante el trabajo realizado por las aguas subterráneas del río Pivka que siguen trabajando y modelando las entrañas de la montaña y que tras salir a la superficie cambia de nombre y el río pasa a denominarse Unica.
Al margen de los cuatro kilómetros en tren, hay un circuito pedestre de de casi dos kilómetros y han sido cartografiados veinte kilómetros de galerías que tienen más de dos millones de años. Evidentemente, cualquiera que pretenda realizar una visita deberá de tener en cuenta la vestimenta y el calzado adecuado aunque, los umbrales de negocio no cejan y es posible alquilar lo básico justo a la entrada de la cavidad, pero no siempre hay existencias disponibles ante la gran demanda, otra cosa son también las tallas.
Diseñado por Matija Kriznar, fue impreso en offset cuatricomía en hojas de 25 sellos y 50.000 ejemplares de tirada que iniciaron su andadura postal en la oficina de Postojna el 17 de marzo de 2017.
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es
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