Hace un siglo se desató uno de los grandes conflictos globales que acabarían marcando el destino de varias generaciones y que, tras el cese de las hostilidades, fueron tan severas las condiciones impuestas a los vencidos que apenas tres décadas después las heridas no sólo no se habían cicatrizado, sino que se abrieron con mucha más violencia y uno siempre acaba preguntándose, ante el devenir de la historia y la estulticia de los que nos gobiernan [en realidad nos desgobiernan ya que fomentan desde su privilegiada atalaya el enfrentamiento y el odio, ningunean al que advierte del peligroso camino y, si tienen medios a su alcance, incluso te envían al más oscuro ostracismo: te niegan, el pan y la sal, utilizando como recurso los bienes que son de todos para cortar el camino a los que valen y colocar en todos los escalones a los mediocres] ¿será la última contienda?
El panorama no es precisamente para lanzar cohetes. La violencia no cesa y los que parecen vivir tranquilos no cejan en su empeño por enfrentarnos amparándose en no se sabe qué derechos cuando los culpables de todo el desastre, que nos acosa y nos atosiga, es una clase política endogámica y creída, que manipula y se lava la cara, para intentar escapar sin tener que rendir cuentas de sus fechorías. En definitiva ¿de qué me sirve tener derechos si el que los ha de garantizar es el primero que los viola y se exonera de culpabilidad porque también controla el poder coercitivo [fuerzas de seguridad] o el ejecutivo [tribunales de justicia] porque previamente se hizo con la mayoría de sus integrantes y el proceso de selección de personal bajó a las ciénagas más profundas de un sistema que ya no se sostiene y en el que parece que la masa no quiere darse cuenta de lo que sucede porque, precisamente, el pan y circo ya les aliena en toda su acritud?
Malos tiempos para avizorar el más allá del altozano que nos muestra un panorama desolador y con pocas posibilidades, nada queda para poder decidir en este final de recorrido. Así que volvamos a los monumentos que honran a los que se sacrificaron en aquella contienda de 1914-1918, aunque en este caso, al estar Descubriendo Rumania, los monumentos correspondan a los años 1916-1918 que fueron los dos años que el país se vio envuelto en aquella orgía de dolor y donde la flaca se enseñoreó por todo el continente.
Rumania entró en el conflicto en 1916 bajo la movilización de sus ciudadanos que trataron de mantener las fronteras del país unidas y cuya concreción finalizaba el 1 de diciembre de 1918 cuando Transilvania se incorporaba al Reino de Rumania que se vería aniquilado en la siguiente contienda cuando el triunfo comunista acaba con el vestigio de la monarquía.
El correo rumano honra a sus héroes con gigantescos monumentos, porque gigantescas fueron sus gestas, me impresionaron algunos de los que visité en la década de los ochenta, alguno de ellos hoy es filatelizado y parece que siguen en pie a pesar de haber pasado el país por diferentes estadios históricos desde que la monarquía los levantó con el esfuerzo y la colaboración del pueblo, porque son recuerdos que honran a las víctimas y estas no tienen color político sino dolor permanente y porque nadie puede juzgar unos hechos bajo el prisma de la actualidad. Porque la historia es eso y nunca debiera de utilizarse como sistema de manipulación y enfrentamiento. Pasó y punto. Aprendamos de esos errores, intentemos no repetirlos y seamos dichosos en comunidad.
Vayamos por orden, el facial de 1 Lei recoge la condecoración de primera clase que lleva por nombre Miguel el Bravo [Mihai Viteazul de Valaquia, fue un político y militar del XVI que protagonizó grandes victorias que le llevaron a la reunificación de los tres grandes principados rumanos: Moldavia-Transilvania-Valaquia, aunque ciertamente, la reunificación fue efímera: cayó asesinado en 1601 y sus logros se desvanecieron] que se instituyó en 1916 a iniciativas del monarca Fernando I. La condecoración la componen una cruz de oro con pintura azul, los primeros en recibirla fueron Constantin Prezan y Alexandru Averescu, en el reverso va la leyenda “Exclusivamente por los excepcionales actos de guerra, a los oficiales que se distinguieron en el campo de batalla frente al enemigo” [recordemos que el ejército rumano, menor y peor pertrechado, logró parar la expansión alemana].
El facial de 3.60 Lei nos lleva a la impactante Cruz de los Héroes que se erigió entre 1926-1928 bajo la supervisión de los soberanos Fernando y María, la placa conmemorativa dice “A la gloria y en memoria de los héroes de Prahova que dieron su vida por su país en la I Guerra Mundial 1916-1918”. La Cruz es una imponente estructura metálica [a simple vista me recordaba una de las antenas de Radio Vaticano que fue filatelizada hace años cuando la emisora del Santo Padre llegaba a todos los rincones del mundo y que hoy está en franca decadencia al abandonar no sólo nuestro idioma en la onda corta, también “borraron” las emisiones en onda media que por esta zona del Mediterráneo se podían escuchar en perfectas condiciones, por lo visto los tijeretazos llegan por doquier y no saben –o no quieren saberlo- los daños que están realizando al eliminar voces que permiten que las sociedades sean más libres y abiertas]. Se trata de la estructura más alta levantada en Europa a 2300 metros, y junto a la parisina Torre Eiffel, la neoyorquina Estatua de la Libertad o el no menos famoso Cristo Redentor carioca, está considerado un monumento a la ingeniería del momento. La Cruz se erige sobre un pedestal de hormigón que se inauguró el 14 de septiembre de 1928; tiene dos niveles y una planta eléctrica que hace posible la iluminación a través de 120 puntos de luz que forman la cruz y visibles desde varios kilómetros a la redonda, suelen encenderse el día 15 de Agosto, día de la Virgen y 40 días después de la Semana Santa o Pascua de Resurrección (Día de la Ascensión y Día en Memoria de los Héroes).
Finalmente el facial de 14.50 Lei para el impresionante monumento que honra la epopeya del ejército rumano que logró detener el avance alemán en los Montes Vrancea en agosto-septiembre de 1917. Se localiza esta fastuosa construcción en Focsani en la carretera principal. Allí hay numerosos materiales que recuerdan la gesta; el gigantesco osario recoge los restos de más de seis mil soldados rumanos caídos en la contienda y los objetos personales de la heroína nacional [se disfrazó de hombre para poder enfrentarse al ejército invasor] Ecaterina Teodoroiu [su casa natal en Tirgu Jiu está convertida en Museo]. El ingente trabajo de escultura fue una de las titánicas tareas encomendadas a Cornel Medrea e Ion Jalea, recoge diferentes momentos de los episodios de aquellas épicas jornadas bélicas.
El diseño de la serie fue de Mihai Vamasescu, se imprimió en offset (hojita de 6+3 viñetas y hojas de 32 ejemplares), también hubo un sobre entero postal del que se imprimieron 50.000 ejemplares comercializados a 1 Lei (tarifa básica nacional). Asimismo, del facial de 1 Lei con la condecoración fueron impresos casi 50.000 ejemplares adicionales para cubrir el uso masivo de la escala interna; del resto de valores o variantes apenas se lanzaron 6.000 efectos. El primer día fue el 25 de julio de 2014.
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es
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