La ciudad de Brasov se localiza en el centro de Rumania, pasa por ser el principal punto de destino para el turismo de montaña, al pie de los denominados Alpes de Transilvania. La coqueta villa es una de las más bellas ciudades del país y se ubica en las laderas del Timpa, un lugar donde convergen Valaquia, Moldavia y Transilvania. La región estuvo habitada por los dacios y fue romanizada en el año 106. La bella urbe fue fundada en el XIII por los caballeros teutónicos que habían sido llamados por Andrei II estableciéndose sobre un viejo asentamiento; se le denominaría Brassoviaburg y pasó a convertirse en una potente colonia mercantil alemana [Kronstadt o húngara Brassó].
Su arquitectura es sorprendente para el viajero, especialmente porque se libró de la época comunista y sus realizaciones conocidas como “arquitectura progresista” [¡Dios mío, qué fealdades!]. Para hacernos una idea ¿recuerdan los que nos leen los edificios de los años sesenta de la zona de Bellvitge en Hospitalet de Llobregat y que levantara la entonces “honorable familia” que hoy está en los juzgados? ¡Cuánto nos habríamos ahorrado si el “sebón” no le hubiera dado aire en aquellas lejanas épocas del último cuarto del siglo XX. Pues exactamente eso, colmenas a destajo para “atrapar a los que venían a trabajar” y que ahora, cosas de la historia y de la estulticia, molestan en este rincón del nordeste en donde incluso han recuperado la vieja palabra Charnego para incluir a todo el que no es 100% catalán. ¡Cuanta estolidez estamos viendo en una zona que pasó a una envidiable posición económica y social y que se está yendo al garete por la falta de visión de cuatro iluminados que nos quieren devolver a la Edad Media!
Brasov se libró de esa horrible arquitectura, conservó el legado sajón que la dotó de elaboradas edificaciones religiosas y casonas que sobrevivieron al amparo de unas impresionantes murallas que se habían levantado para evitar las incursiones mongolas y otomanas, gracias a ello tenemos un casco histórico modélico para lo que acabó sucediendo en otras partes del país. Por supuesto, su historia, la hacen única y por doquier nos puede sorprender con una página de su pasado, como acontece hoy con la Iglesia Fortificada.
Por aquí anduvieron los Caballeros de la Orden Teutónica [entonces respondía al nombre de Corona] y saltaba a un documento tal cual lo tiene hoy en 1295. Los turcos la conquistaron en 1421 y Miguel el Bravo sería aclamado tras la unificación de los tres principados. En el XVII el imperio de los Habsburgo derrotó a los otomanos y la ciudad queda engarzada con la historia austriaca para, tras la I Guerra Mundial, regresar a Rumania.
El encanto de esta ciudad de unas 300.000 almas es sin duda su zona medieval, todo un órdago para los sentidos. Varias son las cosas que no deben obviarse en un paseo por ella, una es la célebre Iglesia Negra (facial de 3 Lei), se trata del más emblemático de sus edificios de uso religioso, es la mayor de las iglesias góticas que nos podemos encontrar entre Estambul y Viena, construida entre 1383 y 1477, todavía la utiliza la comunidad luterana alemana y su nombre se debe al gran incendio de 1689.
En sus instalaciones se conservan una serie de alfombras orientales del XV-XVI; el más grande y móvil órgano mecánico con nada menos que 4000 tubos construido por Buchholz (Berlín) en 1839, permite obtener nada menos que 76 registros musicales. Desde 1891 se realizan recitales de órgano durante los meses de verano, si uno se encuentra por la zona lo mejor que puede hacer es interesarse por esas actividad que no siempre está al alcance del viajero: una maravilla para los sentidos y una puerta abierta a la introspección en unos momentos donde la volatilidad del tiempo se ha convertido en nuestro gran enemigo.
La iglesia fortificada aparece mencionada en 1362 en un documento de Luis de Anjou certificando los derechos que, a comienzos del XIII, los nobles germánicos reciben [fue poblada con colonos sajones] y la edificaron como Iglesia Cristiana Evangélica. De estilo gótico, denota una clara influencia de los monasterios cistercienses y la arquitectura tradicional transilvana. Está dedicada a San Nicolás y fue destruida en 1839. La edificación que hoy conocemos se erigió en 1841 y fue remozada en 1903 cuando se incorporaron las actuales cuatro torres.
La fortificación tenía originalmente una forma oval, se inició en el XVI y continuó trabajándose en ella hasta el XVIII. Se complementó con nueve torres defensivas y por medio de un pasillo las casas del emplazamiento lograban comunicar [eso les permitía refugiarse] con el recinto fortificado. Las cuatro campanas se incorporaron entre 1903-1926.
Después de 1700 la iglesia perdió su rol defensivo y en el XIX se transforma la zona del bastión en rectoría, la actual fue construida a comienzos del XX. El cementerio evangélico se levantó en 1826 y durante ese siglo se ampliaban los límites originales con elementos neoclásicos.
En el interior tenemos impresionantes elementos decorativos con una estatua de Jesús (1868) y el clásico púlpito (1881). Sobresale una gigantesca araña [lámpara de varios círculos], las vidrieras del coro, las esculturas de piedra y un órgano de 1842 que es toda una joya entre este tipo de instrumentos musicales.
Para el facial de 3.30 Lei se ha escogido la Puerta de Santa Catalina, hasta el XIX fue la única entrada a la fortaleza de Brasov desde la zona en la que vivían los rumanos de extramuros en Schei (Sudoeste). Estamos ante uno de esos grandes ejemplos del estilo arquitectónico del Renacimiento Transilvano.
La torre exterior es hoy el único elemento visible de la puerta original, con 70 metros de altura, se yergue, majestuosa, en la muralla medieval que se ubica entre los bastiones Tesatorilor (Tejedores) y Fierarilor (Cordeleros), zona en la que encontramos el único edificio del XV que queda en Brasov, hay una colección que muestra una maqueta sobre la urbe tal y como era en el XVII.
En el interior de la ciudadela podemos echar un vistazo al Museo de la Primera Escuela Rumana y la Catedral de San Nicolás que citamos más arriba y que inicialmente fue una iglesia de madera levantada en 1394 pero sería sustituida por una de factura gótica en piedra en 1495 a la que se le incorporarían algunos elementos bizantinos. Todavía pueden contemplar algunos viejos murales con los monarcas rumanos, como curiosidad, durante la era comunista, estas pinturas fueron ocultadas bajo una gruesa capa de pintura para evitar su destrucción, en el año 2004 se volvieron a recuperar y pueden admirarse hoy con toda tranquilidad tras el largo proceso de limpieza a que fueron sometidos.
La primera escuela rumana que hemos citado aparece en el facial de 65 Lei; la historia de la institución educativa arranca con la misma catedral de San Nicolás en 1495. El Museo acoge infinidad de antiguos incunables, entre ellos la primera Biblia rusa y los primeros manuales escolares del XV que hoy nos hacen sonrojar ya que advertían a los usuarios “quien robe este libro será maldito”. Fue un lugar de formación para la propia administración que pagaba sus trabajos a los religiosos que contestaban la correspondencia oficial que se traducía del rumano del momento a las lenguas eslavas.
Aquí se imprimieron los primeros libros con el Diácono Coresi (1556-1588) y vendrían a consolidar la pujanza del rumano. Otros libros de interés son la Primera Crónica Rumana (1628-1633), la primera gramática (1757) o el primer almanaque rumano (1731).
Finaliza nuestro paseo filatélico con un facial de 14.50 Lei dedicado al Ayuntamiento que sufrió numerosos cambios no sólo de ubicación. La primera mención se da en un documento de 1521 cuando se alude a la prisión; en 1774 se añade el reloj y los trabajos de restauración integral se iniciaban en 1778. El último cambio significativo en la histórica edificación se acomete en 1909-1910 cuando fueron sustituidos los tejados. El edificio municipal, sin embargo, era abandonado en 1876 entrando en una franca decadencia hasta su recuperación; hoy nos encontramos allí el Museo de Historia del Condado que alberga más de 3000 piezas desde la prehistoria hasta nuestros días. Muy bien documentada está la historia de los gremios sajones que dieron extensos periodos de esplendor y prosperidad. Digamos, por ejemplo, la Casa Sfatului que quedaba rematada por la Torre de los Trompetistas, era en la que se reunían los concejales y las malas lenguas dicen que en la plaza se dio también el último espectáculo de quema de brujas en Europa. Finalmente, al mediodía, como si del histórico reloj de Praga se tratase, varios músicos con vistosos trajes aparecen en lo más alto de la torre para interpretar algunas piezas con sus sonoras trompetas. Inicialmente fue la sede de los Curtidores y se mencionaba por primera vez su uso en un documento de 1420. Con posterioridad acogió al Concejo de los 100 Ediles [es lo que recuerda la raíz STAFUL]. Miguel el Bravo convocó aquí la Dieta de Transilvania en 1600 y varios siglos después se lanzó la proclamación de la Unión de los tres voivodatos rumanos; en 1848 desde aquí se llamó al levantamiento contra el imperio austro-húngaro.
Los sellos fueron obra de Razvan Popescu y se imprimieron en HB (los cuatro en sendas parejas horizontales), hojitas de 5+1 viñeta para cada motivo y hojas de 32 efectos que totalizan poco más de 47.000 series que inician su validez postal el 17 de febrero de 2016.
JUAN FRANCO CRESPO
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