Natureduca - Portal educativo de ciencia y cultura |
Cosmos
LA GALAXIA Y SUS CUERPOS PLANETARIOS
La Vía Láctea
uestro Sistema Solar, formado por el Sol, la Tierra y otros ocho planetas, es una minúscula parte de una gran galaxia en forma de espiral (posiblemente barrada) denominada Vía Láctea, también llamada la Galaxia (con mayúscula).
Apariencia
La observación terrestre del disco de la Galaxia muestra una banda débilmente iluminada extendiéndose a través del firmamento, que puede distinguirse mejor en las noches claras de verano y en ausencia de luna.
La Galaxia o Vía Láctea
Su apariencia difusa es resultado de la gran distancia a que se encuentran las estrellas, que combinan la luz que emiten impidiendo ser distinguidas individualmente por separado. Las demás estrellas que podemos observar de forma individual, son las que se encuentran más próximas a nuestro Sistema Solar.
Composición
La Galaxia está formada por más de cien mil millones de estrellas y miles de nebulosas. Una de esas estrellas es el propio Sol, que está situado en las proximidades del plano central. Existen tanto estrellas azules y brillantes (tipo I), como gigantes rojas (tipo II). Éstas últimas se sitúan sobre todo en el halo y la región central, aunque las nubes de polvo limitan en gran medida la observación visual; por ello, se ha recurrido a otros métodos como radiotelescopios y filtros infrarrojos, para detectar la radiación existente en esa zona.
Gran nebulosa de Orión
Alrededor de la región central de la Galaxia existe un disco ovalado que contiene estrellas tanto de tipo I como de tipo II. De este disco surgen los brazos espirales, los cuales agrupan a la gran mayoría de estrellas del tipo I, además de una inmensa cantidad de materia interestelar (polvo y gas). En uno de esos brazos espirales, que pasa muy próximo a nuestro Sol, se encuentra la gran nebulosa de Orión.
Rotación
Todo el sistema de la Vía Láctea está en continua rotación en torno al centro de la galaxia, moviéndose en el sentido de las agujas del reloj (si la contemplamos desde el polo norte galáctico), arrastrando en ese movimiento los brazos espirales. El periodo de rotación en las proximidades del Sistema Solar es superior a los 200 millones de años luz. El Sol tarda doscientos cincuenta millones de años aproximadamente en describir una órbita, a una velocidad de doscientos setenta kilómetros por segundo.
Dimensiones
Los primeros cálculos sobre las dimensiones de nuestra galaxia fueron realizados en 1917 por el astrónomo estadounidense Harlow Shapley, estimando que su diámetro era de unos 350.000 años luz. Este valor resultaba no obstante erróneo, pues Shapley no tuvo en cuenta que los objetos parecen más oscuros, y por tanto más lejanos, cuando la luz estelar es absorbida por las partículas de polvo existente en la propia galaxia. En realidad, el diámetro mayor es sólo de unos 100.000 a 120.000 años luz (30.000 parsecs), con un espesor de unos 7.000 años luz. El diámetro menor, de unos 25.000 años luz, corresponde a una zona ovalada (bulbo) cuyo centro constituye el núcleo, de unos 800 años luz. Como referencia, un rayo de luz (a 300.000 Km. por segundo) precisaría 400.000 años para atravesar la Vía Láctea de un extremo al otro de su halo. El núcleo se encuentra centrado en una región perteneciente a la constelación de Sagitario, que se caracteriza por su intensa actividad. De hecho, alberga 10.000 millones de estrellas separadas por distancias del orden de 7 días luz, lo que provoca interferencias orbitales que culminan en frecuentes colisiones. A medida que nos alejamos del centro de la galaxia, decrece significativamente el número de estrellas que pueblan el espacio intergaláctico. Toda la Galaxia se extiende a lo largo de las constelaciones Perseo, Casiopea y Cefeo.
Masa
La masa de la Vía Láctea fue deducida por el astrónomo holandés Jan Hendrik Oort, que estimó en unas 100.000 millones de veces la masa solar, tras calcular que el Sol tardaba 250.000 millones de años en dar un revolución completa en torno al centro de la galaxia. Sin embargo, los estudios sobre movimientos galácticos sugieren que dicha masa se eleva en realidad a más de 2 billones de veces la masa del Sol. Probablemente exista una corona rodeando el sistema de la Vía Láctea con más materia todavía no detectada.
Las interpretaciones míticas y devotas de la Vía Láctea
La Vía Láctea (de leche) recibe este nombre de los griegos, éstos creían que el aspecto lechoso que presentaba era resultado de la leche que Hércules dejaba caer cuando Juno le amamantaba. En la España medieval se conoce la Vía Láctea como "camino de Santiago", ruta de peregrinaje de innumerables devotos que acudían a Compostela o Campostela (Campo de la Estrella) en Galicia, a venerar a Sant Iago (Apóstol Santiago el Mayor). El camino de "Sant Iago del Campo de la Estrella", como se identificaba a Santiago de Compostela, estaba tan colmado de peregrinos que la Vía Láctea era para ellos una devota interpretación de la inmensa polvareda que levantaban hacia el cielo.