Hoy mi esposa llegó a casa con una hermosa merluza ya troceada en rodajas y me pidió que la hiciera a mi aire. Afortunadamente venía acompañada de un puñado de almejas y langostinos, así que la decisión ya estaba tomada, haría una especie de «merluza a la vasca» pero con mi estilo personal, como yo suelo decir… «a mi aire».
Lo primero, los ingredientes para 4 personas:
Preparación
Uso una cazuela grande de barro, la cual presentaré después directamente en la mesa .
En ocasiones, cuando preparo platos de este tipo, pico la cebolla y el ajo y al final paso todo por una batidora o pasapuré, pero hoy decidí hacerlo de otra forma: corté la cebolla en dos mitades, el pimiento en cuadrados grandes y dejé los ajos enteros. Comencé a sofreír estos ingredientes hasta que comenzaron a tostarse, en ese momento añadí los langostinos y terminé de sofreír todo junto. Retiré los langostinos para un plato y los reservé.
Sobre el sofrito de los vegetales añado ahora cuatro tazones de agua caliente (importante que sea caliente para evitar que la cazuela de barro raje). Añado los guisantes y el colorante alimentario y dejo hervir hasta que los guisantes estén casi listos (terminarán de hacerse más tarde).
Aparte, tengo preparada una sartén con aceite, los huevos batidos y la harina. Voy pasando las rodajas ya saladas primero por harina y después por el huevo, y de ahí a la sartén. Dejo freír por ambos lados hasta que presenten un bonito color tostado, pero sin quemarse. Voy pasando las rodajas a la cazuela conforme terminan de freírse. Seguidamente frío las patatas en rodajas gruesas y las añado también a la cazuela.
Una vez que toda la merluza y las patatas están acomodada en la cazuela, incorporo las almejas y los langostinos y enciendo el fuego. Como los productos están ya casi todos cocinados, sólo queda que se abran las almejas, y ese será realmente el tiempo restante para que el plato esté hecho. En ese tiempo los sabores se mezclan y el líquido se evapora un poco; si se evaporase en exceso podríamos añadir un poco más de agua caliente, pero sin excedernos para no «aguar» el sabor del plato. Si por el contrario quedase muy líquido, tomamos un poco en un vaso y le añadimos una cucharada de Maizena, batimos y lo devolvemos a la cazuela bien repartido; ésto hará que espese y quede la salsa más apetitosa.
Una vez que hayan abierto las almejas apagamos el fuego, adornamos con el pimiento morrón y los espárragos y servimos la cazuela directamente en la mesa sobre una superficie contra el calor.
Así es como quedó una ración ya servida.
¿Os gusta? ¡Buen provecho!
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