Amigos, en esta ocasión voy a intentar sorprenderos con otra novedad gastronómica de mi autoría. Dado que hoy me tocó comer solo, no me apetecía dedicarle mucho tiempo a la cocina, así que pensé en algo que ocupase poco tiempo, pero a la vez fuese sabroso e imaginativo.
En principio ideé hacer una simple sopa de gallina con fideos, lo cual está bien pero sólo si es para un primer plato. Por otro lado, pensé en una «carne al caldero», nombre dado en Galicia a un plato muy sabroso que se realiza cociendo determinada carne de la res, habitualmente pecho o jarret, con unto (una grasa especial del cerdo), y después servida con pimentón y aceite de oliva.
Y entonces se me ocurrió ¿porqué no hacer una carne al caldero que sirviera para sopa y así matar dos pájaros de un tiro? Por tanto, resolví que haría una sopa con los ingredientes habituales, pero en vez de carne de ternera lo haría con lacón de cerdo curado, el cual aporta al caldo de gallina un sabor excepcional.
He de aclarar, para los que no conozcan el término, que el lacón es la extremidad delantera del cerdo (lo contrario del jamón, que es la extremidad trasera). Para mi plato yo adquirí dos rodajas de lacón curado, ya cortadas y desaladas, con lo cual me evité tenerlas al menos 24 horas en remojo.
Los ingredientes que he utilizado:
2 rodajas de lacón curado y desalado (no llegan al 1/2 kg.)
1/2 gallina
1/4 kg. de panceta
1 hueso de caña o rodilla de ternera
1 puerro
1 cebolla
2 zanahorias
2 Patatas grandes
Pimentón picante
Aceite de oliva virgen extra
Cómo lo elaboré:
Mientras voy pelando las zanahorias, el puerro, cebolla y las patatas, dejo al fuego la olla sólo con la gallina y el hueso de caña, y justo con el agua que los cubra, a fuego vivo hasta que hierva. Cuando rompe a hervir, tiro esa agua y enjuago la olla de la espuma y otros restos que han soltado. Lavo la gallina y el hueso bajo el grifo de agua fresca y los devuelvo a la olla.
Añado el lacón, el cual sólo lo paso por debajo del grifo (ya lo he comprado limpio y desalado).
Añado la panceta (viene envasada al vacío y lista para usar).
El puerro lo incorporo entero y con sólo un corte longitudinal hasta la mitad (para que no se deshaga enseguida).
La cebolla cortada en dos mitades.
Las dos zanahorias las añado enteras.
Cubro todo con agua fresca que supere cuatro dedos por encima de los ingredientes. Dejo la olla al fuego vivo hasta que comience a hervir, y seguidamente lo bajo a fuego mediano, para que no evapore líquido demasiado rápido. Lo dejo así un par de horas, y mientras yo puedo dedicarme tranquilamente a ver mi programa favorito o atender a mis seguidores de Twitter, porque el plato de hoy casi se elabora solo.
Si la carne está lista, la retiro a una fuente y añado las patatas. Cuando éstas están cocidas, apago y retiro líquido del caldo a un cazo para hacer aparte la sopa de fideos. Casi seguro que a nada le hará falta añadir sal, pues el lacón y la panceta siempre conservan algo después del desalado.
Esta es la apariencia del caldo ya listo para hacer la sopa
Mientras se cuecen los fideos, voy preparando el plato:
Coloco una rodaja de lacón, un trozo de pechuga, media patata y una zanahoria. Después le añado los productos típicos de la carne al caldero, primero sazono con pimentón picante y remato con un chorro de aceite de oliva virgen extra (no sirve ningún otro tipo de aceite).
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