Anatomía, salud

PISCINAS NATURALES. UNA ALTERNATIVA ECOLÓGICA A LA PISCINA TRADICIONAL.

INTRODUCCIÓN

Una piscina natural consiste en una combinación de estanque y piscina tradicional. Se diferencia de ésta en que no se utilizan productos químicos para la desinfección, como cloro o bromo. Aquí se aprovechan los ciclos naturales para la filtración y depuración de las aguas, mediante elementos bióticos (plantas acuáticas fundamentalmente) y elementos inertes (áridos, como gravas o arenas), que ayudan a conformar un filtro eficiente de las impurezas y otras materias que pueden favorecer la generación de patógenos o la eutrofización de las aguas.

La piscina natural se adapta al entorno de forma armoniosa, sea dentro de un jardín u otro paisaje. A diferencia del estanque, la piscina natural distingue una clara separación entre la zona de baño y la zona llamada de regeneración, donde se suelen situar las plantas. Ambos espacios tienen tamaños y características que deben calcularse, atendiendo al uso, ubicación y determinados parámetros técnicos.

LA PISCINA TRADICIONAL DESDE LA PERSPECTIVA SANITARIA

Los antecedentes del clorado

En la primera década del siglo XX se puso en práctica la primera experiencia de desinfección del agua para uso doméstico, sucedió en Jersey City (EEUU) a cargo de John L. Leal, un médico bacteriólogo preocupado por las numerosas muertes que se producían por las aguas contaminadas que llegaban a los hogares; su propio padre falleció de disentería por esa causa, motivo por el que se investigó los posibles métodos que permitiesen higienizar el agua antes de suministrarla a los usuarios. Nació así el clorado de las aguas potables en la piscina tradicional, un gran avance en salud pública que se sigue aplicando en la actualidad con apenas cambios en su tecnología, y que ha permitido una importante caída de la mortalidad en todo el mundo por enfermedades infecciosas. Paralelamente, la desinfección del agua de las piscinas públicas siguieron el mismo camino, y por extensión fue acogido por los particulares en las piscinas de uso privado o residencial.

Los DBP

Sin embargo, no todo son ventajas en el clorado. En la actualidad, la cloración es el método más utilizado en la desinfección de las piscinas; aunque es innegable los avances que la desinfección del agua ha generado en los niveles de salud de las poblaciones, las investigaciones de las últimas décadas, iniciadas en 1980, arrojan datos sobre la formación de subproductos indeseables en la aplicación de los desinfectantes, conocidos como DBP (siglas en inglés de desinfection by-products).

Los DBP son el resultado de las reacciones del cloro con las sustancias orgánicas del agua, la saliva, la transpiración o el cabello. Desde los primeros estudios en diferentes países sobre esta materia, se han identificado más de 600 DBP’s, también haloacéticos y trihalometanos, entre los cuales han sido clasificados algunos potencialmente cancerígenos por la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer). Varios estudios sobre los efectos de la DBP los asocian con disfunciones respiratorias cuando la exposición a los productos es prolongada, aunque se han identificado mayormente en aquellos trabajadores que manipulan dichos productos, así como nadadores profesionales por su contacto intensivo con el agua tratada. En los contactos ocasionales con el agua clorada estos efectos apenas se han dado o no son relevantes.

Aunque el clorado en las piscinas tradicionales permite mantener la calidad del agua para el baño, los productos químicos reaccionan con las sustancias orgánicas y producen DBP’s.

La eutrofización

En las piscinas convencionales, si no usamos cloro y otros productos de desinfección la materia orgánica (hojas, insectos, restos de la piel…) se va depositando en el fondo, degradándose y transformándose en amoníaco y otros compuestos. Las algas se alimentan de esos restos y crecen, pero al morir también se depositan en el fondo aumentando el volumen de la materia orgánica acumulada. Esto genera un ciclo de la biomasa llamado eutrofización que afecta a varios parámetros biofísicos y de calidad de la piscina, el primero y más llamativo es la pérdida de transparencia del agua.

En este lago venezolano la eutrofización ha provocado el desarrollo de vegetales acuáticos, los cuales llegarán a cubrir toda la laguna. Imagen Wikimedia Commons.

No obstante, aunque la turbidez del agua no es un parámetro que se relacione con la salud, si la eutrofización continúa y aumenta en exceso, pueden proliferar microorganismos que se desarrollan en ausencia de luz y en presencia de materia orgánica en descomposición; algunos de esos microorganismos son perjudiciales para la salud, como la Escherichia coli o la Legionela.

En consecuencia, una alternativa a las piscinas tradicionales cloradas, o las sometidas a procesos de eutrofización, es la piscina natural o ecológica, donde los riesgos de la misma son controlados por determinados medios naturales, como veremos a continuación.

LA PISCINA NATURAL

Qué es…

Una piscina natural, también llamada biopiscina o piscina ecológica, es una piscina en la cual no se utilizan productos químicos para depurar el agua y conservar su calidad. En su lugar, se emplean sistemas de filtración y depuración natural. Tales sistemas pueden consistir en plantas y diversos materiales áridos.

La piscina se construye habitualmente dividido en dos partes, una zona más abierta para el baño y otra para las plantas, mediante una bomba recirculante y el filtro de áridos se comunican ambos vasos para que funcione el sistema de depuración natural.

Diseño de una piscina natural. Ilustración Wikimedia Commons.

La piscina natural no es un medio estéril o sin vida, pues en él existen bacterias pero se hallan en un equilibrio ecológico. Así, las plantas reciben los nutrientes que se producen en la zona de baño y propician la oxigenación del agua, ayudando a evitar la propagación de algas y otros microorganismos no deseados.

La fitodepuración

En una piscina natural el objetivo es cortar el ciclo de generación de la biomasa propiciada por la aparición de algas y la materia orgánica en descomposición, así como la aparición de patógenos perjudiciales para la salud. Esto es posible recurriendo a la fitodepuración.

Los sistemas de fitodepuración se sirven de la capacidad depurativa de algunas variedades de plantas acuáticas, las cuales permiten transferir oxígeno al agua. Son sistemas muy eficientes, de bajo coste energético, escaso mantenimiento y que se integran perfectamente en el ecosistema. El elemento principal en la fitodepuración es la flora macrófita, que contribuye a que las poblaciones microbianas aeróbicas (que viven en presencia de oxígeno) puedan vivir en las áreas próximas a las raíces, al recibir el agua el oxígeno atmosférico. Algunas zonas alternan de forma rápida en su estado de aeróbico a anaeróbico (sin oxígeno), y viceversa, favoreciendo el desarrollo de las bacterias beneficiosas y la desaparición de aquellas otras consideradas patógenas, las cuales no son capaces de sobrevivir a los repentinos cambios en la concentración de oxígeno disuelto en el agua.

Las plantas acuáticas son las responsables de eliminar la materia orgánica, aunque algunos tipos de algas pueden resultar más eficaces que ellas en la absorción de los nutrientes, por lo que es necesario recurrir a algún método que permita incrementar la capacidad de las plantas de alimentarse de dichos nutrientes y evitar así que las algas proliferen; esto es posible mediante la instalación de un filtro biológico.

Cómo funciona un filtro biológico y su entorno de plantas

El amoníaco producido por la materia orgánica es un nutriente para las algas (no para las plantas) y tóxico para las personas y animales acuáticos; por su parte un nutriente para las plantas sería el nitrato. Justamente, un filtro biológico es capaz de transformar el amoníaco en nitrato mediante la aportación de oxígeno, de esta forma debilitamos las algas al tiempo que nutrimos las plantas. El proceso de oxidación del amoníaco es realizado por unas bacterias beneficiosas (nitrosomonas y nitrobacter) que viven fijadas mediante colonias en el filtro biológico.

Las plantas que se alimentan del nitrato viven en una zona independiente de la piscina llamada «zona de regeneración», que puede ser incluso una isla flotante dentro del vaso de la piscina, según el diseño o estética que se haya elegido para su construcción, así como el tipo de filtro empleado. Esta zona debe estar siempre limpia de restos vegetales, por lo que una poda cíclica y retirada de los desechos resulta clave para el correcto funcionamiento de la piscina natural.

Estilo de piscina natural donde se combinan especies de plantas y figuras ortogonales. Imagen Wikimedia Commons.

La especies vegetales que habitarán la piscina deben ser seleccionadas para el tipo de clima. También conviene atender a los tiempos de floración y si serán de hoja perenne, todo ello influirá en los ciclos de poda y la caída al agua de restos vegetales que deberán ser retirados a tiempo de que entren en descomposición. Otro parámetro a tener en cuenta es el tipo de fauna que introduciremos en la piscina.

Aunque las piscinas naturales pueden albergar un volumen de agua similar a las de una piscina convencional, siempre se requerirá menos energía para bombearla con el consiguiente ahorro en el coste de mantenimiento.

Detalle esquemático de una piscina natural eficiente

Ilustración naturalswimpools.com

Existen variados diseños de piscinas naturales, en cuanto al estilo de los vasos, la disposición de las plantas, etc., e igualmente de las cámaras, mecanismos y dispositivos utilizados en su funcionamiento. Seguidamente se aborda un diseño que atiende a determinados parámetros, como veremos, que dota al sistema de una mayor eficiencia.

  1. Cámara y bomba sumergibles
    Si utilizamos una bomba sumergible y aprovechamos la fuerza de la gravedad, podemos maximizar el rendimiento de bombeo del sistema. Así, el agua fluirá hacia la bomba en vez de que sea ésta la que succione el agua. Si la situamos en el fondo de la cámara, la bomba no necesitará cebado y podrá transportar el agua de regreso a la piscina mediante tuberías con un menor esfuerzo.
    Este tipo de bombas son silenciosas y no es necesario desmontarlas durante el invierno. Igualmente no es necesario vaciar las tuberías en esa época del año.
  2. Skimmer de tamiz curvado
    El skimmer es el dispositivo que permite eliminar las pequeñas partículas que flotan en el vaso de la piscina. Si se le monta una malla curvada de matriz fina se podrán recoger partículas muy pequeñas, incluso de nutrientes. El mecanismo de aleta flexible del skimmer controla que el flujo de agua que fluye hacia la pantalla sea siempre la cantidad correcta. Con este sistema la pantalla es autolimpiable.
  3. Filtro Biológico
    En este tipo de filtro biológico vertical el agua fluye de arriba abajo, y en el camino se va limpiando y regenerando biológicamente. Aquí, las impurezas y compuestos orgánicos son descompuestos mediante microorganismos vivos (como ya se explicó más arriba), dejando un agua cristalina. El sistema de filtro funciona de forma permanente, con objeto de optimizar el rendimiento de los microorganismos. El agua una vez depurada biológicamente se envía de regreso a la piscina.
  4. Filtro de fosfato
    El filtro de fosfato une las partículas de fósforo que se hallan disueltas en el agua, y que sirven de alimento a las algas. Al unirlas, las algas pierden su alimento y mueren. El agua pobre en fosfatos que ya pasó por el filtro es devuelta a la piscina mediante una pequeña bomba.
  5. Robot de piscina
    La limpieza de fondos es fundamental para retirar la biomasa acumulada y evitar la turbidez del agua. El robot de piscina es una opción automática, en su defecto se pueden utilizar dispositivos alternativos, como los de efecto Venturi o los que aprovechan la succión de la bomba de depuración.

CONCLUSIONES

La cloración de las piscinas tradicionales es el método habitual en el mantenimiento de la calidad del agua para el baño. En las últimas décadas se han realizado estudios que arrojan datos acerca de las reacciones del cloro con las sustancias orgánicas presentes en el agua, descubriéndose hasta 600 subproductos no deseables (DBP`s). Por otro lado, las piscinas no cloradas o sin tratar químicamente, generan biomasa que se acumula y son el caldo de cultivo de patógenos. La alternativa se halla en la piscina natural, donde el proceso de depuración es llevado a cabo por plantas específicas, filtros biológicos y otros sistemas complementarios que ayudan a la oxigenación del agua, la eliminación del amoníaco y la formación de nitrato como alimento para las plantas filtradoras. Todo ello se integra en un ecosistema reducido y controlado, que permite el baño en condiciones saludables en un ambiente estético y muy próximo a los humedales naturales.


Fuentes de consulta:

  • Piscinas ecológicas – Ecohabitar
  • Biopiscinas – Víctor Ávila Navarro
  • Piscinas naturales – Bioteich
  • La fitoremediación para el tratamiento de aguas de piscinas – Fernando Pérez Quintero
  • Cómo construir una piscina natural – Douglas Buege y Vicky Uhland
  • Diseño, construcción y mantenimiento de piscinas naturales – Mario Rene Pérez Vásquez
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  • Me gustaria platicar con Victor Avila Navarro.
    Agradeceré si me puede contactar a mi correo.
    Saludos

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