El mirabel es una delicia gastronómica de Galicia, un delicado fruto dorado, con pintas rojizas y escasamente conocido incluso en la propia Galicia. Esto es, posiblemente, como reza el título de mi artículo, debido a que es un fruto «efímero», sólo se puede consumir en fresco durante un máximo de 15 días a partir de su recolección, que suele comenzar en el mes de julio. Sólo envasándolo en conserva, por ejemplo en almíbar o macerado en aguardiente, puede ser consumido el resto del año.
La mayor producción de mirabeles gallegos se encuentra en la localidad pontevedresa de El Rosal, frente a Portugal, separados por el río Miño, lugar afamado también por sus vinos blancos, debido a un microclima existente en la zona que favorece estos cultivos. Se ha extendido por los municipios limítrofes, como el de Salvaterra de Miño y As Neves, a través de cultivos particulares.
En la provincia de Orense también se está comenzando a producir esta fruta, aunque su comercialización está enfocada básicamente a su procesado en conserva. En el resto de España se tiene constancia de la existencia de mirabeles también en Castilla y Aragón, donde reciben el nombre de Cascabeles o Cascabelillos.
¿Qué es el mirabel y de dónde procede?
El mirabel es una variedad de ciruela, pertenece a la familia de las rosáceas, el que se produce en Galicia es el denominado científicamente como Prunus domestica, en su variedad Syriaca.
Se trata de un fruto redondo, pequeño, poco más grande que una cereza picota, de entre 6 y 12 gramos de peso, de color amarillo dorado y salpicado habitualmente de tonalidades rojizas.
Tiene una piel fina, comestible y de aspecto ceroso (como una especie de pátina blanquecina). Su sabor es suave y delicado, de textura dúctil e impregnada de sensaciones agridulces.
Se estima que el mirabel procede de Asia, se trataría de un árbol silvestre que fue domesticado. Se sabe, que el fruto desecado se utiliza en la medicina tradicional china para las afecciones del riñón.
El mirabel crece de forma espontánea en Europa Meridional, pero está especialmente naturalizada en Francia, concretamente en la región de Lorena, que es donde se halla la mayor producción mundial de este fruto, incluso en forma de licores y mermeladas.
A Galicia llegó desde Alemania en 1935 de la mano del maestro José Sánchez García, que fuera en aquellas fechas alcalde del Rosal y que fundaría dos años más tarde la primera fábrica de conservas vegetales de Galicia.