La compota es de esas cosas que no necesitan receta, sólo se requiere manzanas y azúcar, nada más. Se le puede añadir canela, vainilla u otras especias, pero si la materia prima es buena, es suficiente con esos dos ingredientes. Después de pelar y trocear, y antes de cocer la fruta, se le suele bañar con unas gotas de zumo de limón, eso evita que se oxiden y ennegrezcan.
Mis manzanas no son perfectas, pero como ya expliqué en otro post son naturales. Tanto, que crecen casi silvestres dentro de mi parcela, sin regar ni darle ningún otro tipo de cuidado, salvo una ligera poda cada año. Ellas solitas se alimentan de lo que capturan en el subsuelo, y del agua de lluvia que ocasionalmente pueden atrapar. Por eso, no son manzanas muy grandes, ni hermosas, y puede incluso que algunas tengan inquilino disfrutando de su carne, pero tengo la absoluta tranquildad de que es un producto que puedo consumir con todas las garantías.
Hace un tiempo escribí un artículo sobre la historia de la manzana, quien desee consultarlo puede hacerlo en el siguiente enlace:
https://natureduca.com/blog/no-es-bonita-no-es-perfecta-pero-es-natural/
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