El dios Belenus de los celtas, galos y astures, o la diosa Frigga de los nórdicos y germanos. eran deidades de las que emanaban energías renovadoras. Belenus (que significa brillante) era un dios de los elementos luminosos (Luz, Sol y Fuego), y Frigga era la reina de la fertilidad, la maternidad, el amor… Estos dioses estaban simbolizados en el abedul, pues al igual que ellos, es el primero de los árboles en que renacen sus hojas, es el árbol de la corteza blanca y brillante, es el árbol de la renovación, del comienzo. Su presencia es símbolo de juventud y pureza, del despertar de la vida, de una nueva oportunidad vital.
Entre los primeros árboles en resurgir después de la última era glacial se encuentran los abedules, por su gran robustez y resistencia al clima. Es pues una especie pionera, que pudo de nuevo colonizar aquellos paisajes asolados por el hielo, y no sólo eso, también el repoblar las tierras calcinadas después de los incendios. El culto a este árbol o la protección que representaba vino dado, por una parte debido a estas cualidades, y por otra a sus propiedades medicinales.
El abedul es un árbol de notable belleza, en los tiempos más antiguos apareció ante los humanos encarnado en una mágica doncella, toda vestida de luz y dotada de grandes poderes de curación. La mitología y simbolismo de este árbol se extiende por variadas culturas y religiones, tanto antiguas como modernas. Ha sido llamado el Árbol de la Vida en distintas culturas.
En la mitología celta el abedul era un árbol sagrado, símbolo de lo que vuelve a nacer. Se le otorgaba el poder de proteger contra el mal. Con su madera se elaboraban las cunas y los sonajeros de los bebés, cumpliendo así una función de protección y purificación de la nueva vida.
En Japón, el abedul servía como lenguaje amoroso de las mujeres: si una mujer portaba una flor de abedul significaba que estaba libre para ser cortejada; una ramita sin hojas indicaba la imposibilidad de una relación; si se trataba de las raíces es que estaba casada. Si era la mujer la que regalaba una flor a un hombre, simbolizaba una declaración romántica.
Además, también tenía función religiosa: las mikos, que eran mujeres sirvientes de los templos sintoistas, utilizaban las flexibles ramas de abedul para ahuyentar a los malos espíritus, azotando el aire con ellas al tiempo que bailaban danzas ceremoniales.
La Inquisición medieval también le dio al abedul un uso fustigador, pero más físico que simbólico, pues los inquisidores portaban sus ramas a modo de látigos con los que flagelaban a los culpados por delitos menores; este hecho hizo que el pueblo asociase tristemente este noble árbol con la Inquisición. Más aún, dentro de ese tribunal eclesiástico existió un lenguaje propio relacionado con él. Así, si una mujer portaba una hoja o flor de abedul en el pelo, indicaba que un inquisidor la había dotado de un favor romántico, siendo pues intocable, es decir, no podía ser acusada de brujería, herejía, adulterio o prostitución.
En Roma, las personas importantes y aquellas dotadas de poder y autoridad, adornaban sus cabezas con ramas de abedul. Las varas (las ramas desnudas, sin hojas) formaban parte del emblema militar de los reyes etruscos, y posteriormente fue también adoptado como símbolo por los monarcas romanos para confeccionar las «fasces» (traducido como «haces» o «manojo»), es decir, el objeto compuesto por la unión de 30 varas (una vara por cada curia o tribu de la antigua Roma), las cuales eran atadas con una cinta de cuero rojo mediante un nudo ritual, formando todas las varas un cilindro del que colgaba un hacha. El hacha significaba la justicia y poder sobre la vida y la muerte, mientras que el haz de varas simbolizaba la fuerza, en el sentido de que una sola vara era fácil de romper, pero resultaba muy difícil de romper la unión de todas ellas. Las fasces, como símbolo de mando y poder, eran portadas al hombro por los líctores, una especie de funcionarios que escoltaban a los magistrados y otros cargos públicos, tales como cónsules, censores, pretores, etc. De las fasces derivó posteriormente el vocablo «fascismo», en el sentido de movimiento autoritario y totalitario.
En Rusia, el abedul tiene una gran importancia, siendo uno de los árboles nacionales. Está presente en numerosas canciones y poesías, cuentos, refranes, e incluso imágenes y pinturas, siempre asociado a la pureza, la mujer, la maternidad y la juventud. La mayoría de los poemas en que se cita al abedul (los más célebres son los de Serguéi Yesenin), tienden a ensalzar la blancura o brillantez de su tronco, simbología que también es aplicada a las doncellas. El abedul se convertiría más tarde en un símbolo femenino para la festividad de la primavera, una fiesta llamada Siemika.
El abedul es, pues, desde la antigüedad y en variadas culturas, un árbol sagrado, medicinal, símbolo de la renovación y de la vida, purificador y protector. Y particularmente añadiría: hermoso, de una belleza que alegra el alma cuando lucen majestuosos en su hábitat.
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Grandioso artículo profesor Abel.
No tuve la dicha de conocer el árbol en físico pero con lo que usted explica en el blog ya tengo algo más de idea.
Leer sobre las maravillas de este ser ha despertado mi interés en averiguar a dónde hay bosques con esta especie.
Mis saludos y gracias.
Estimado profesor Abel, enhorabuena por su artículo.
A mí me viene muy bien porque no he tenido el honor de estar al pie de un abedul.
Gracias a la lectura estoy seguro que prestaré más atención cuando esté en contacto íntimo con la naturaleza y analiza qué árboles me rodean. Despojarse de todo electrónico que distraiga salvo una cámara fotográfica y a sentir la vida.
Un abrazo y gracias por todo.
Marcelo, un gusto que te pases de nuevo por mis artículos, tu opinión es muy valorada por mí, por tu sabiduría sobradamente demostrada en tus publicaciones. El hecho de que mi post despierte tu interés con respecto a este árbol, es un aliciente más para mí en la preparación de estos materiales.
Un abrazo.
Yo me llamo Abedul y me encanta leer todo lo que mi nombre representa. gracias por este artículo
Hola, Bueniiiiisimo todo este articulo, amo los Abedules desde mi interior, tal es así que en este momento estoy pintando uno en Mi Patio, se los he dedicado a Mis Padres.y Antepasados. Mi Felicidad y el Amor me colman en este momento, no se porque pero eso siento...
Gracias una vez más por entregarme estos conocimientos sobre el mismo..Bendiciones ¡¡
Elena, un honor saber que mi artículo te suscita tan hermosas sensaciones. Realmente lo escribí con el corazón en la creencia de que sería capaz de transmitir ese sentimiento. Muchas gracias por acercarte al blog.
Un saludo muy cordial.