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o sucedido en la estratosfera antártica (y homólogamente en el hemisferio norte en menor medida) tiene estrecha relación con el fenómeno meteorológico conocido como torbellinos polares. Durante los oscuros inviernos polares se forman en esas latitudes descomunales vórtices que movilizan ingentes masas de aire, en una danza espiral que tiende a durar hasta que el sol primaveral las calienta. Estos remolinos absorben enormes cantidades de gases industriales, compuestos por elementos potencialmente dañinos para el ozono y los elevan hasta la estratosfera, donde éste se concentra.

En el singular ecosistema antártico, el torbellino polar discurre con escasas interferencias, por lo que es muy estable. Al mismo tiempo, las bajísimas temperaturas estratosféricas del orden de -80 grados celsius, favorecen la formación de nubes de microcristales de hielo, que sirven de soporte a los componentes químicos que más tarde pueden producir el monóxido del ozono. Con estas temperaturas no solo se condensa el vapor de agua, sino todos los compuestos de nitrógeno. Las partículas de la nube descompondrían los depósitos de cloro originando cloro activo. Así, cuando el larguísimo día polar amanece, todo está preparado para que la luz solar desencadene las fatales reacciones químicas, en un proceso de descomposición de los depósitos de cloro que comenzarán a aniquilar el ozono.

Nivel de ozono medido hasta finales de la primera década del siglo XXI. Puede observarse en rojo la progresiva disminución del ozono antártico desde 1970 (Ilustración: www.skincancer.org)

En el Ártico, en cambio, las temperaturas son más altas, por lo que es más improbable la formación de estas nubes. Además, el vórtice suele descomponerse antes del amanecer polar por la interferencia de las masas de aire que circulan en la superficie, más revueltas que en la Antártida. Estas diferentes condiciones permiten pensar que el daño producido en el ozono ártico sería menor y mas lento que el provocado en el antártico.

Con la Teoría Dinámica se admite que las variaciones de concentración de ozono, siguiendo la ley general de la difusión, se deben a la turbulencia que transporta el ozono de los puntos de mayor concentración a los de menor concentración. Así, en el ecuador se produce mayor cantidad de ozono, que es transportado por efecto de la turbulencia hacia latitudes 60º Norte y 60º Sur, donde se ha observado mayor concentración de ozono estratosférico. El mínimo de concentración de ozono antártico de la estratosfera sería debido al transporte desde el Polo Sur hacia la latitud 60º Sur. Esta teoría se impone sobre la de los halocarburos, para explicar las variaciones rápidas de concentración del ozono.

Los científicos comenzaron a medir el ozono de la estratosfera desde finales de 1950. El agujero de ozono fue descubierto en el Antártico a finales de 1970. Desde entonces ha reaparecido creciendo severamente cada primavera. Un vaciamiento del ozono de la estratosfera significa un crecimiento en los niveles de rayos UV, que pueden dañar irreversiblemente a especies diversas de mamíferos y plancton. Las primeras investigaciones indicaron ya que tendría un efecto catastrófico en el ecosistema antártico. Trabajos posteriores establecieron la magnitud del daño causado; aunque la producción de CFC'S está oficialmente prohibida en todo el mundo, los científicos anticiparon que deberán transcurrir muchas décadas antes de que la atmósfera pueda reparar el daño.

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