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Antártida
ECOLOGÍA
El ozono: consecuencias de su destrucción
omo se ha dicho, los culpables de la destrucción de la capa de ozono son las emisiones de CFC (compuestos químicos formados por cloro, flúor y carbono), halones, óxidos de nitrógeno y otros compuestos utilizados a escala industrial. Los mas peligrosos son los CFC, empleados en cientos de productos de la vida desarrollada: aerosoles, frigoríficos, gomaespuma, etc.
Estos halocarburos se utilizan en sustitución del amoniaco, por ser productos industriales de gran estabilidad y escasa reactividad química. Los efectos de utilizar productos que llevan en su composición clorofluorcarbonos (CFC) reside en las reacciones, fundamentalmente del cloro, con el ozono de las capas mas altas de la atmósfera, pues como ya se sabe este gas nos sirve de escudo para que los rayos ultravioleta del Sol y otros rayos cósmicos no nos abrasen.
Los CFCs de aerosoles, frigoríficos, etc., son
los gases más peligrosos para el ozono
Molécula de CFC
Al alcanzar los CFC las zonas más altas de la atmósfera, por encima de los 20 kilómetros, donde la concentración de ozono es máxima, se inicia la reacción. Los átomos de cloro (CL), que es el elemento más reactivo de los CFC, arrebata al ozono uno de sus átomos. Como resultado se forma una nueva molécula de monóxido de cloro (CLO) y otra de oxígeno. Esta última ya no es capaz de detener los rayos ultravioleta, que llegan finalmente hasta la superficie de la Tierra. La molécula de monóxido, a su vez, captura un átomo libre de oxígeno procedente de la ruptura de una molécula del mismo elemento (O2) por la radiación ultravioleta. En esta reacción se vuelve a formar una nueva molécula de oxígeno, quedando libre el átomo de cloro, el cual iniciará nuevamente el ciclo de reacción con el ozono.
Aunque los CFC's y otros gases dañinos para la capa de ozono, desaparecerán previsiblemente por efecto de los acuerdos internacionales para su reducción y posterior erradicación, quedarán no obstante varios problemas sin resolver. El más grave es que, aún parando en seco la producción de estos compuestos, la cantidad ya emitida de ellos y la estabilidad que mantienen son tales, que seguirán afectando al ozono durante décadas.
Una de las soluciones aparentemente viables es la inyección en la estratosfera de dos gases: propano y etano, que se combinarían con los CFC para producir una solución de ácido clorhídrico, que por su debilidad es neutra en términos medioambientales. Un segundo problema es la eliminación o reciclado de las enormes cantidades de CFC contenidas en millones de refrigeradores de todo el mundo. Tarea ingente que requiere esfuerzos coordinados de las administraciones y la industria, y la inversión de grandes cantidades de dinero.