ANATOMÍA HUMANA - FUNCIONES REPRODUCCIÓN: Aparatos reproductores - 1ª parte
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Anatomía humana

FUNCIONES REPRODUCTIVAS

Aparatos reproductores - 1ª parte


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os aparatos reproductores en ambos géneros humanos, aunque desarrollados a partir de un mismo tejido embrionario, no poseen las mismas funciones o estructura, ni tampoco ocupan el mismo alojamiento.

El aparato masculino produce espermatozoides y el femenino óvulos; cuando un óvulo queda fecundado se desarrolla un embrión que originará un nuevo ser.

Aparato reproductor masculino

El aparato reproductor masculino está formado por los testículos o gónadas masculinas, conductos deferentes, uretra y pene, junto con las glándulas y vesículas adyacentes. Los testículos están constituidos por dos glándulas sexuales de un tamaño entre 5 a 6 cm. y con forma ovoide.

Durante la etapa embrionaria, están localizados en el interior de la cavidad abdominal, descendiendo por el conducto inguinal hasta el escroto (bolsa externa que los aloja) justo antes del nacimiento; si no se produce este hecho antes del nacimiento se manifiesta la llamada criptorquidia, un defecto de posición de los testículos que permanecen ocultos en el abdomen, y que puede tener solución si se trata con gonadotropinas antes del tercer año de vida, y posteriormente mediante cirugía.

El motivo de situarse la bolsa del escroto en el exterior del cuerpo es mantener los testículos a una temperatura inferior a la existente en el interior, con objeto de que puedan producirse los espermatozoides, por ello la criptorquidia se considera un tipo de esterilidad masculina, ya que en el interior del abdomen los espermatozoides no pueden producirse.

Ilustración del aparato reproductor masculino

Los testículos producen espermatozoides de forma continua, en un proceso denominado espermatogénesis, éste comienza en la pubertad (alrededor de los 12 ó 13 años) y finaliza con el climaterio masculino, alrededor de los 70 años. Cada uno de los testículos, que contiene numerosos túbulos seminíferos, dispone de un órgano alargado y contorneado sobre sí mismo llamado epidídimo, que continúa con el asa epididimodeferencial y ésta con el conducto deferente o espermiducto, el cual penetra en el interior del cuerpo por el cordón espermático. Tras rodear la vejiga, se unen ambos conductos en uno solo, la uretra, que finaliza en el extremo del glande del pene.

La uretra constituye un conducto común al aparato reproductor y urinario, por el que se desplazan tanto los espermatozoides (durante la eyaculación), como la orina (durante la micción), aunque nunca ambos a la vez. Alrededor se encuentran la próstata y las glándulas de Cowper, que segregan líquidos cargados de enzimas y nutrientes a los espermatozoides, formando parte del semen.

En el epidídimo se almacenan y maduran los espermatozoides, inmóviles por la falta de oxígeno y las sustancias ácidas en que se encuentran; sólo se moverán hacia el exterior durante la eyaculación, mediante contracciones de la musculatura lisa del conducto epididimario.

El glande o extremo del pene está rodeado por el prepucio, un pliegue cutáneo que puede ser retirado hacia atrás. Cuando la abertura del prepucio es muy estrecha y no permite que asome el glande durante la erección, puede resultar en relaciones sexuales dolorosas o incómodas; a esa manifestación se le conoce como fimosis. La fimosis puede resolverse fácilmente con cirugía, mediante una circuncisión; en ocasiones se practica su extirpación completa o parcial, la cual puede ser por motivos terapéuticos o religiosos.

Para facilitar la cópula el pene se pone en erección en el momento de la excitación sexual. Este fenómeno es posible gracias al tejido eréctil del que se constituye el pene, unos cuerpos cavernosos y esponjosos cuyas cavidades se llenan de sangre para mantenerlo erecto y firme, y así poder introducirlo en el interior de la vagina de la mujer; el reflejo está controlado por el sistema nervioso parasimpático, cuyo centro se sitúa en la zona sacra de la médula espinal.

El tejido eréctil del pene está formado por cuerpos cavernosos y esponjosos cuyas cavidades se llenan de sangre para mantenerlo erecto y firme facilitando así la cópula
El tejido eréctil del pene está formado por cuerpos cavernosos y esponjosos cuyas cavidades se llenan de sangre para mantenerlo erecto y firme facilitando así la cópula

Durante el clímax sexual se produce la eyaculación, manifestándose en las paredes de la uretra unas contracciones rítmicas que impulsan el semen hacia el exterior; y cuyo reflejo está controlado por el sistema nervioso simpático, que se localiza en la zona lumbar de la médula espinal. En el semen eyaculado (unos pocos centímetros cúbicos) se encuentran entre 200 y 300 millones de espermatozoides, además de las secreciones procedentes de la próstata, las glándulas de Cowper y las vesículas seminales. Si los espermatozoides no eyaculados permanecen almacenados en los espermiductos, son fagocitados finalmente por los leucocitos al cabo de un tiempo.

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