Agricultura
HORTICULTURA
Sandía
Familia: Cucurbitáceas
Nombre científico: Cucumis citrullus o Citrullus vulgaris
Origen/distribución: Se estima que tiene su origen en el África tropical. No obstante, fue traída a Europa por los árabes, probablemente desde la India y Pakistán, así se puede deducir del nombre en árabe sindiya, es decir, procedente de la población de Sind, en Pakistán.
Introducción
a sandía es una planta herbácea muy apreciada por sus carnosos y refrescantes frutos. Si se dispone de espacio en la huerta (desarrolla bastante), y suficientes horas de sol, vale la pena dedicarle un poco de nuestro tiempo.
Se trata de una planta anual, de tallo rastrero o trepador, hojas profundamente lobuladas, más o menos pilosas, flores amarillas monoicas (masculinas y femeninas en la misma flor), fruto muy dulce, de pulpa encarnada o amarilla muy acuosa con muchas pepitas en su interior, de tamaño grande (hasta 20 kg. de peso), esférica u oblonga, y la corteza habitualmente de color verde oscuro o con manchas o listas variables.
Reproducción y cultivo
Las sandía se reproduce por semillas. Se siembran directamente en el terreno definitivo a finales de marzo o principios de abril, en caballones separados un metro, dejando unas cuatro pepitas en cada hueco enterradas unos 15 cm., y cubriendo éstos con arena (no con tierra). Los huecos también tienen que estar distanciados un metro entre sí (desarrolla mucho en superficie). Existe otro sistema para multiplicar las plántulas, consistente en enterrar parte de los tallos que nazcan para que enraícen, cortando después la parte del tallo que queda unido a la planta; es un método similar al que se utiliza para multiplicar los estolones de los fresones.
La sandía requiere un suelo muy trabajado y abundantemente estercolado, que se realizará poco antes de proceder a la siembra. Cuando nazcan las plantas, es conveniente eliminar todas las hojas y dejar solo dos. Posteriormente, en cuanto nazcan los frutos, eliminar éstos dejando sólo cuatro en cada planta. De esta forma se consigue reforzar la planta y producir un desarrollo más óptimo.
Hay que regar sólo cuando la tierra lo pida (demasiado riego hace insípidos los frutos), alternando siempre con una labor de binado (cavando el suelo con cuidado para no dañar los tallos ni las raíces), es decir, binando cuando no toque regar, con objeto de eliminar las malas hierbas y que la humedad del fondo aflore a la superficie, evitando así el riego excesivo. Regularmente, y a partir de que el fruto tenga el tamaño de un melocotón, es conveniente ir dándole media vuelta para que madure uniformemente.
Recolección
Se recolectan cuando los frutos alcanzan el tamaño adecuado, y la corteza presente el tono que corresponde a la especie cultivada. Un sistema para saber si está maduro es dar unos golpecitos, que no deben sonar a hueco; otro sistema es colocar el oído bien pegado a la corteza como una ventosa, y sujetándolo con ambas manos estrujar un poco (no con fuerza para no dañarlo), si suena como un crujido por efecto de la presión que imprimimos es que está listo para recolectar.