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CONVIVENCIAS
Convivir con las aves urbanas - 2ª parte
Las adaptaciones al medio urbano
uchas aves se han adaptado a vivir de forma permanente en el entorno humano de las ciudades, otras utilizan nuestras urbes como zona de paso donde dormir y no llegan a establecer vínculos permanentes, aunque aprovechan ocasionalmente las comodidades y protección que ofrecen los edificios.
En el caso de las aves permanentes, algunas especies han llegado incluso a emular el medio natural dentro de las propias ciudades, sea en jardines, matorrales, parques, lagos artificiales, etc. El gorrión, por ejemplo, es un caso típico de adaptación total al medio urbano; vive muy cerca del hombre y ya no resulta fácil encontrarlos alejados de las poblaciones. Muchas otras aves engrosan la lista urbana, tales como las urracas, mirlos, verdecillos, carboneros, etc. Otra especie, la golondrina común, suele hallarse en aldeas o pueblos pequeños, pero últimamente resulta igualmente habitual observarlas revoloteando en las inmediaciones de las poblaciones densas.
El gorrión es un ejemplo típico de adaptación total al medio urbano
La adaptación de las aves al medio urbano puede observarse también en sus actividades vitales. Así, nuestros hábitos de consumo y eliminación de residuos se refleja habitualmente en la construcción de sus nidos. Es común encontrar en ellos restos de materiales plásticos, tejidos y cartones mezclados con otros de origen natural como el barro, ramas o paja, que utilizan junto con la saliva para amasar y dar forma a los nidos.
Muchas aves no se adaptan totalmente a vivir en el medio urbano. Las grajillas, el cernícalo vulgar o los colirojos, por ejemplo, suelen habitar en zonas rocosas aunque también en grandes ciudades, pero las que optan por las ciudades no se resisten a seguir alimentándose en los campos de los alrededores. Los cernícalos que eligen los campanarios para establecer sus nidos, aprovechan esas altas ubicaciones para otear los campos próximos en busca de alimento.
Los conflictos poblacionales de las aves urbanas
Las poblaciones de aves urbanas también tienen sus limitaciones, además de algunas consecuencias que es preciso asumir y reconocer. Cuando las aves encuentran un hábitat cómodo en las ciudades propician su expansión, esto implica la aparición de un alto grado de mortandad y de epidemias. Las incomodidades para los propios ciudadanos y viandantes se incrementan, sea por el exceso de excrementos, ruidos, o deterioro de las fachadas y monumentos.Además, cuando las propias poblaciones de aves crecen desmesuradamente se generan conflictos entre especies; en algunos casos las más jóvenes perecen por los ataques de las adultas. En otros, las especies marinas adaptadas a la ciudad, como las gaviotas en zonas costeras, se alimentan más a menudo de los desechos humanos y crecen más que sus congéneres de los acantilados, esto implica una lucha desproporcionada donde las aves urbanas tendrán mayores posibilidades dentro de la selección natural.
Muchos gobiernos municipales utilizan aves rapaces como depredadoras para combatir el incremento desmesurado de otras aves urbanas
Los halcones son criados en puestos urbanos que se asemejan a los nidos que crían en estado natural, cuando consiguen independizarse ya no abandonan las ciudades donde encuentran presas fáciles, como las palomas. No se ha conseguido demostrar la eficacia de estas medidas, aunque es sumamente atractivo observar como los halcones realizan sus evoluciones aéreas.