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Literatura prosista
TEORÍA LITERARIA
La literatura y el lector - 2ª parte
Literatura y subliteratura
a hemos estudiado con anterioridad que la obra literaria lo era por utilizarse en ella la función poética del lenguaje, y también que se trataba de fantasía, independientemente de que el autor realice una narración histórica o novelada.
Así, una obra literaria puede ser tanto El Quijote, como cualquier novela rosa de la actualidad. Evidentemente, los valores literarios y sociales de uno y otro no son los mismos, y ambos valores pueden coincidir o no en una misma obra.
Existen diferentes factores, más subjetivos que objetivos, que otorgan el valor literario a una obra. El principal factor en que se apoya la valoración de una obra literaria, son las opiniones de los críticos y personas cultas de diferentes épocas. Lógicamente, estas opiniones son subjetivas y están sujetas a la discrepancia con un lector concreto, pero suelen aceptarse históricamente para establecer el nivel estético que determinada obra debería ocupar en la historia de la literatura.
Un hecho que sí sería objetivo, es el criterio de influencia que una obra ha podido tener en su época, en otra época determinada, o a lo largo de la historia. Es objetivo porque puede ser medido, sea en forma de número de lectores que ha tenido la obra, estado de opinión que generó o, como ha sucedido con numerosas obras clásicas, que haya dado lugar a posteriores imitaciones, o variaciones temáticas o estilísticas. Estas evaluaciones objetivas van originando unos niveles de importancia y calidad de la obra, que finalmente permitirán clasificarla en lo que suele llamarse "obra maestra", "importante" o "mediocre".
Aunque ya hemos aclarado el concepto de "literatura", y de que ese término no se ve devaluado por el género o determinadas características de una obra, sí hay que decir que en los últimos tiempos se tiende a distinguir su calidad o ausencia de ella, encuadrando en lo que suele llamarse "subliteratura" a determinadas obras que rebasan la frontera de la calidad.
Hay que decir, que el término subliteratura se ha utilizado para calificar géneros que han contado con un amplísimo número de lectores: policiaco, novela rosa, del Oeste, etc., pero que también tendrían cabida en él obras de otras épocas, desde la mayoría de novelas cortesanas y caballerescas del siglo XVI, pasando por el teatro barroco y posbarroco del siglo XVII y XVIII, hasta el folletín o la novela lacrimógena del siglo XIX.
Las características de esta subliteratura se resume en su baja calidad: pobreza del lenguaje y la temática, y un argumento habitualmente monótono. Poseen un carácter evasivo y está destinado a un público no sólo de escasa cultura, sino también poco ambicioso en ese sentido.
El término general de "subliterario" aplicado a estos géneros, no impide que puedan existir en su seno obras de gran calidad e innegable importancia.