PLANTAS MEDICINALES - HISTORIA: Herboristería y farmacología - 8ª parte
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Plantas medicinales

HISTORIA

Herboristería y farmacología - 8ª parte


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Separación de la farmacognosia y la farmacología

egún Martius, la farmacognosia tenía por objeto investigar las materias medicinales obtenidas de los tres reinos de la naturaleza respecto de su procedencia y bondad, examinar su pureza y averiguar sus substituciones y falsificaciones. Este concepto no ha sido compartido por todos los autores. Durante cierto tiempo se incluyó en la farmacognosia la farmacología, que hoy se encuentra bien separada de ella. La Farmacia práctica y la Química farmacéutica, que también se incluyeron en la farmacognosia, forman estudios aparte. Según Tschirch, la Farmacognosia es la ciencia que tiene por objeto estudiar científicamente las drogas de origen animal y vegetal en todos los conceptos, exceptuando su acción fisiológica, describirlas correctamente y relacionarlas entre sí desde puntos de vista generales.

La farmacognosia científica fue dividida en las siguientes partes: farmacoergasia (cultivo, recolección, preparación de la cosecha), farmacoemporia (vías comerciales, puntos de importación y de exportación, manipulaciones a que se someten las drogas en los puertos donde se importan), farmacodiacosmia (suertes comerciales, embalajes), farmacobotánica (clasificación, morfología, anatomía, fisiología, patología), farmacozoología, farmacoquímica, farmacofísica, farmacogeografía y farmacocrestología (determinación del valor de los medicamentos). Para el farmacéutico tiene gran importancia la Farmacognosia aplicada, que le permite utilizar las drogas a conciencia.

La literatura sobre plantas medicinales

En los documentos más antiguos de la literatura oriental y europea se citan muchas plantas medicinales; muchas otras plantas, así como sus productos, pueden reconocerse en las descripciones, aunque a veces sean éstas muy escuetas. Los médicos y los botánicos de la Edad Media no suministraron grandes descripciones de las plantas medicinales, ni de las materias curativas, ni de las materias curativas del mundo orgánico.

Solamente al principio de la época moderna, cuando las ciencias naturales adquirieron gran empuje y desarrollo, aparecieron descripciones más exactas y pronto también representaciones gráficas de las plantas y de los animales empleados en concepto médico. Contribuyó a este desarrollo el descubrimiento de América y de la ruta de las Indias Orientales, puesto que estos países enriquecieron las farmacopeas con nuevos medicamentos.

El conocimiento sobre las materias y drogas medicinales

En 1533 fue Buonafede el primer maestro de farmacognosia como Lector Simplicium en Padua, y en 1540 Valerio Cordus dio lecciones relativas a las materias medicinales en Wittemberg, de un modo mucho más satisfactorio que todos sus predecesores. Al propio tiempo trabajaba en el mismo sentido Conrado Gener, de Zurich, y el médico portugués de Goa, García de Orta, dio por el año 1560 buenas descripciones de drogas indias de antiguo renombradas. Desde entonces los progresos de las ciencias naturales descriptivas fueron siendo cada vez más provechosos para el conocimiento de las drogas medicinales, de manera que en los siglos XVI, XVII y XVIII sus propiedades pudieron ser más bien establecidas. A menudo contribuyeron a ello farmacopeas; así, por ejemplo, la de Wurtenberg describe en 1740 las drogas magistralmente.

En el curso del tiempo los conocimientos relativos a las materias medicinales constituyeron una verdadera ciencia, gracias más bien a los esfuerzos de los médicos y de los botánicos que a los de los farmacéuticos, y esta ciencia fue la Materia médica. Se puede ver en que consistía en aquel tiempo esta ciencia en la obra de Murray, Apparatus medicaminum (6 vol., Gotinga, 1766-94). Esta materia médica comprendía los caracteres externos, las manipulaciones farmacéuticas, el empleo y la acción de las materias medicinales; poco a poco fue perfeccionándose y especialmente desde Paracelso, desde el siglo XVI, a las materias medicinales en bruto (drogas) del reino animal y del reino vegetal se añadieron sustancias obtenidas por procedimientos químicos. Respecto del conocimiento de éstas, los farmacéuticos aportaron numerosos datos, sobre todo los de Alemania, Francia e Inglaterra. Merece citarse el descubrimiento de la morfina del opio.

El farmacéutico Sertürner de Hammeln (Hannóver) demostró en 1817 que correspondía a esta sustancia principalmente la acción del opio, y pronto fueron aislándose de otras materias medicinales sus principios activos en estado de pureza. Con esto la Química orgánica, que entonces principió a adquirir gran importancia, pasó a ser uno de los principales fundamentos de la Farmacología. Pronto se enriqueció tanto esta ciencia que, sobre todo en Francia y en Alemania, se subdividió, pasando parte de ella a constituir una ciencia independiente con el nombre de Historia natural de las drogas (Pharmaseutische Warenkunde), y finalmente, desde el segundo decenio del siglo XIX quedó establecida con el nombre de farmacognosia, separada de la farmacología.

La literatura sobre farmacognosia

Las principales obras que pusieron de manifiesto las opiniones sobre la farmacognosia fueron escritas principalmente por farmacéuticos científicos. Así, en Francia merece ser mencionada la obra publicada en 1820 por Guibourt con el título de Histoire naturelle des drogues simples. En Alemania, escribieron Trommsdorff (1822) Handbuch der pharmazeutischen Warenkunde, Göbel y Kunze (1827-34) Pharmazeutische Warenkunde, Chermeier (en la misma época), Pharmakognostische Tabellen, Martius (1832) Grundriss der Pharmakognosie des Pilanzenreichs.

En Inglaterra permaneció unida la farmacognosia con la farmacología, con este último nombre, o como Materia médica y terapéutica, por ejemplo, en el tratado de Pereira (The elements of materia medica and therapeutics, Londres, 1838). Schleiden de Jena puso por primera vez en 1847 el microscopio al servicio de la farmacognosia en un trabajo sobre la raíz de zarzaparrilla, Wedell dio a conocer en 1849 la estructura interna de las cortezas de quina, y Berg de Berlín, Oudemans de Rotterdam y Schleiden extendieron las investigaciones microscópicas a toda la farmacognosia. Otros, sobre todo Pereira y Wiggers, contribuyeron al conocimiento del comercio y caracteres externos de las drogas.

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