• La pena de muerte sólo se ha perpetuado por una especie de crimen legal.
• Una multitud es como un vasto desierto de hombres.
• Mientras que el corazón tiene deseo, la imaginación conserva ilusiones.
• Los bosques preceden a las civilizaciones, los desiertos las siguen.
• Una buena acción es una lección insolente para los que no tienen el valor de ejecutarla.
• Nuestras ilusiones no tienen límites; probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde.
• No se debe usar el desprecio sino con gran economía, debido al gran número de necesitados.
• ¡Por tus besos vendería el porvenir!
• El sueño devora la existencia: es lo que tiene de bueno.
• El cielo rara vez hacen que nazcan juntos el hombre que quiere y el hombre que puede.
• La justicia es el pan del pueblo; siempre está hambriento de ella.
• El aburrimiento no puede existir donde quiera que haya una reunión de buenos amigos.
• La independencia del pensamiento es la más noble aristocracia.
• El hombre que comprendiese a Dios sería otro Dios.
• La muerte es más dura asumirla que padecerla.
• El escritor original no es aquel que no imita a nadie, sino aquel a quien nadie puede imitar.
• Casi todos los crímenes que castiga la ley se deben al hambre.
• No creo que el arte de citar esté al alcance de todos esos espíritus pequeños que, no encontrando nada en sí mismos, todo lo tiene que tomar de otros.
• Las instituciones pasan por tres períodos: el del servicio, el de los privilegios y el del abuso.
• Hay palabras que sólo deberían servir una vez.
• La verdad política, cualesquiera que sean sus formas, no es más que el orden y la libertad.



       



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