La timidez es una condición ajena al corazón,
una categoría, una dimensión que desemboca en la
soledad.
Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos
la espléndida ciudad que dará luz, justicia y
dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá
cantado en vano.
Podrán cortar todas las flores, pero no podrán
detener la primavera.
Las lágrimas que no se lloran, ¿esperan en
pequeños lagos? ¿o serán ríos invisibles que corren
hacia la tristeza?
Yo creía que la ruta pasaba por el hombre, y que
de allí tenía que salir el destino.
No hay más destino que el que nos haremos a pura
sangre, a mano.
El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el
que roba un pan.
Sembremos la llanura antes de arar la loma.
La poesía nace del dolor. La alegría es un fin
en sí misma.
En un beso, sabrás todo lo que he callado.
Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar
indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa,
sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de
tus horas.
Conocer el amor de los que amamos es el fuego
que alimenta la vida.
Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
¡qué soledad errante hasta tu compañía!
Es tan corto el amor y tan largo el olvido.
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana ...
Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad
bastan mis alas.
El niño que no juega no es niño, pero el hombre
que no juega perdió para siempre al niño que vivía
en él y que le hará mucha falta.
Para que nada nos separe que nada nos una.
¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél
que nunca esperó a nadie?.